Capitulo III

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"¡Wuuu! ¡Echto es delichiocho!" La niña comento con dicha en cada una de sus palabras algo que solo podía ser confirmado gracias a la hiperactividad de la rubia que se mecía de su asiento hacia atrás y adelante—aunque estaba siento sostenida por un peliblanco.

Con sus colmillos desgarro las piezas de carne del isósceles en sus manos al mismo tiempo que la mozzarella se corría desbordándose de los límites de su ración. El júbilo estaba presente en ese par de orbes esmeraldas mientras agradecía en su corazón al genio que creo tal pieza de arte.

Las ordenes fueron anotadas con prontitud por uno de los serviciales del local no sin antes agradecerles por distintas razones e incluso sentarse a charlar inapropiadamente en horas de trabajo, pero después de un regaño de la esposa del servicial, este anoto las especias conforme al gusto de cada uno; como la de jamón y carnes para Mordred que según ella quería crecer mucho, champiñones con pimientos para Medusa, y completando la orden las clásicas margaritas para Asia y Shirou.

"Moe-tan, no hables con la boca llena" Abordo Shirou con una servilleta en sus manos, limpiando las tiernas mejillas de la niña que las endureció cuando sintió la tela frotándose sobre ellas hostigando su satisfacción por el obvio ceño fruncido del cachorro.

"Por esas palabras pareces ser más su madre Shirou" Se burló una mujer cuyos brazos se mantenían ocultos detrás de un par de largos guantes oscuros. A pesar de que odiaba llamar la atención—su inevitable metamorfosis le impedía eso gracias a las escamas de tonos amarrillos que podrían considerarse dorados que se extendían sobre sus hombros, cuello y mejillas sin olvidar a las capas de piel oscura desde sus dedos hasta la mitad de sus brazos.

"Cug—¡¿Mama?!" A expensas de Medusa y los demás, la niña no tomo las palabras muy a la ligera, Mordred a pesar de sus 4 años tenía una antinatural obsesión de alejarse de la mujer con un velo oscuro en su cara.

La niña, con una gran cautela (según ella) comenzó a mirar por todos los alrededores en búsqueda de la malvada madre que le—¡Gugh!—Mordred no quería amargar el sabor de la comida con desagradables recuerdos de ser procesada, atada y hacer un montón de rituales ridículos que solo le fatigaban.

¡Big Sis Asia, déjale caer a Albion ayúdame!

Sus orbes esmeraldas intentaron comunicarse y transmitir sus sentimientos a la segunda mejor cocinera que ha encontrado en el castillo del terror del peliblanco que no le creía sobre las galletas, ¡Ella no fue!

Asia se había mantenido extrañamente estática cuando Medusa se burló de su padre—llamándole madre...Esto fue extrañamente apropiado debido a que lo estuvo pensando antes de encontrarse con todos—además, le recordaba indudablemente sobre el raro contenido de esa nota en el CALEID-Movil que se encontraba estacionado en el jardín de Irina, y que extrañamente ya no volvió a arrancar.

Pero el punto es que—incluso en esa nota se mencionaba a una madre.

Con sus orbes esmeraldas—Decido solamente esperar y guardarse sus preocupaciones para ver si esta conversación se dirigía hacia más pistas.

"Soy lo que ella necesitara que sea" Protesto finalmente Shirou con sus ambos ojos mirándole con recelo.

Hace años que había perdido la compostura y paciencia que había desarrollado con las burlas habituales de Tohsaka sobre que él era una clase de reina o que debió de haber nacido como una mujer realmente, casarse con otro de su mismo sexo para que sea realmente el hombre en la relación—o la peor de todas "Mama Emiya" por Zelretch.

Mordred no solamente le miro, sino que también que le escucho...Sentía un extraño presentimiento.

"Casi arruino mi pizza por lo conmovida que estoy, que heroico de tu parte Shirou" Cito Medusa mientras frotaba una servilleta en sus labios en señal de haber terminado con su orden.

Fate DxD: El Regreso De Un HéroeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora