Fate DxD: El Regreso De Un Héroe

Capitulo VIII

....Si tan solo fuese solo un sueño... pero fue una triste realidad.

Exiliada, abandonada, vencida, humillada y desconcertada... podría seguir pensando en más etiquetas, pero se lo ahorraría por el bien de su persona.

Porque esto ya era como una fría mascara ocultándola de la verdad... Eso era lo que pensaba mientras caminaba en esta insólita oscuridad dentro de su mente.

Con sus manos intento desmenuzar los miles de nubes tejidas metafóricamente por arañas en el aire y despejarlas de su visión, entre los finos hilos de la neblina, con sus pares de ojos ámbar brillantes como el de los animales, miro de manera aguda comparable al de los hipogrifos sobre su presa o incluso retadora como contra los dragones... y debido a ello.

Solo en ese momento noto las palabras llenas de mentiras que danzaban con burla frente a ella... como si todo este tiempo estuvieran a su alrededor, y solo ahora pudiera serles frente...percatarse de que siempre estuvieron sobre su cara.

Se asentaba completamente por sobre su campo de visión, mucho más prístino que la niebla matutina, y más tranquilo que la infinidad de nubes encandilándose de los picos de las montañas más altas del Olimpo.

Diligencia...Lleva a la negligencia.

Templanza... Dirigió a la imprudencia

Lealtad... Te espera la traición

Fe... te vuelve crédulo.

Y la Verdad... te golpea con una mentira.

"Y tú crees mentiras cuando no encuentras la verdad... Xenovia"

"¡Ha! ¡Ha!....Ha~"

Su propio par de ojos dorados se encontraron rígidos bajo la poca luz de la luna en su dormitorio, apenas había pasado un día desde que finalmente recobro su conciencia... y lo último que quiso ver... fue esa escena de nuevo, recordándole lo indefensa que en realidad era ella misma incluso armada... entregándole un perturbador sentimiento de...

Intranquilidad...

Sí, eso fue lo que sintió cuando ese par de ojos verdes le miraron con disgusto; sin ninguna señal de perturbación porque ella se encontrara frente a él, o inquietud por tener en ese pequeño momento a Durandal en su mano.

No como una amenaza... sino solo como una simple molestia tan pequeña como la mosca danzando sobre su comida.

"...¿Por qué?....¿Porque te sigo viendo en mis pesadillas?"

Estaba en un silencioso sollozo personal... cada que cerraba sus ojos... cada que fallaba en realizar hasta la más simple de las acciones como caminar o la más complicada de los ejercicios que estaba anteriormente acostumbrada... siempre, ese hombre... esa existencia por encima de la suya se encontraba allí intimidándola en una serena mudez.

...y eso le aterraba más.

....Todo lo que entreno.

....Todo en lo que creyó.

....¿En verdad no sirvieron de nada?

Xenovia no evito cubrirse con una manta color naranja que le desagradaba al recordarle al vomito de los niños en los aviones... solo Irina tendría tan terrible gusto de compra como este, pero eso no importaba. Por qué debajo de esa manta oculta como una niña, con sus piernas cruzadas mientras eran abrazadas por sus brazos... Xenovia temió por su vida esperando por que la Hermana Griselda le encontraran y le reconfortara como en el pasado.

Pero ella no estaba aquí... se encontraba en tierra extranjera... oculta detrás de un velo del resto del mundo.

Incluso con su excelente recuperación en el tiempo que estuvo en camilla... La marca de aquel maltrato causado hace tanto seguían impresas como la tinta de un tatuaje sobre su cuerpo.