La vida continua tras fin de la Guerra del Santo Grial. Emiya Shirou ha perdido su fe en la humanidad, dejando sus armas y un sueño que solo le trajo dolor y sufrimiento atrás. Intentará vivir una vida normal, si es que alguna vez fue normal, pero...
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Los Demonios están por arriba de todo.
Extenderse desde las profundidades como plagas, contaminar la tierra como parásitos y enfermar a los cielos como un virus.
No era una oración cualquiera persona diría tan fácilmente, sino una afirmación a la que él estaba más que de acuerdo.
Su raza pensaba de esa manera a pesar de que tontamente se engañan a si misma a aceptarlo, siguiendo un modelo impuesto a base de la "paz" que sus nuevos líderes les entregaron y en caso de atreverse a desafiarles serian castigados, ¿Pero entonces no estaban ellos internamente conformes con las hazañas egoístas que podrían realizar bajo su autoridad? Era una estúpida hipocresía de su parte al tratar de engañar a los débiles de ser en verdad alguien en esta vida.
¿Qué no son Sirzechs y Serafall demonios dispuestos a tirar la toalla por el bien de su familia? Su orgullos y posiciones se verían fuertemente debilitados por el afecto a sus familiares. No estaban hechos para esos tronos.
El Rey Lucifer mismo había condenado a Lilith a pesar de su romance temprano en los jardines del Edén. Su mano dura no dudo contra nada ni nadie, ni siquiera ella.
El nuevo estigma del demonio interpretaba sobre el control de los deseos y volverse más civilizados que sus barbaros antepasados más que dignos de ser referidos como "verdaderos demonios"
Pero lo cierto es que estúpido que se controlaran... debían dejarse llevar: Si querían matar solo debían de hacerlo, si querían a una mujer entonces solo proseguiría tomarla. Ellos manchaban la luz, vivían para eso; retorcer y corromper lo puro.
Su sociedad está enferma y desilusionada... ellos cargaban con males que incitaban hasta al más fuerte de los héroes a ceder a sus deseos; ira, envidia, orgullo, lujuria, codicia y muchos más que al meterse en ellos ganaban una fuerza diferente a la que recordarían con originalidad.
Todo era comparable al más sabroso de los manjares ofrecidos en la mesa, lo había comprobado hace tiempo después de la Guerra Civil; cuando dejo morir a toda su familia y a su propio Bisabuelo; el hijo del verdadero Belcebu que en aquel momento funcionaba como la segunda mano del rey Lucifer mismo traicionándolos con una anticuada sonrisa de satisfacción.
Si... el placer tenia maneras extrañas de manifestarse. Pero no importaba.
Por qué ahora que ha renovado sus fuerzas y ha extendido sus influencias a los demonios descontentos que variaban desde Clase Máxima...a meros plebeyos, se le había ofrecido un nuevo juego.
El mejor tratamiento contra una sociedad descontenta, es un cambio en el sistema.
"!!!!!"
Fue instantáneo, sin invitación o saludos.
"P-Pero ¿qué?" Balbuceo el hombre escéptico de la situación, un solo gruñido de desconfianza logro salir de su vocabulario ante lo que estaba presenciando en este oscuro emplazamiento entre cadáveres, estanques y antorchas como una sala de tortura hecha para enloquecer.
