Capitulo X

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"Acaso estas sordo? Tu rey te acaba de ordenar, que levantes esa espada Mestizo" Gilgamesh tomo asiento entre las rocas mientras vigilaba la espada y al peliblanco.

"Glup" Shirou trago... todo era más sencillo antes, cuando era...cuando hizo...cuando estaba...

Shirou parpadeo con su único ojo y du mirada inexpresiva.

"..."

Ahora que lo pensaba.

Su vida nunca ha sido fácil, y esa línea de pensamiento le hizo arrugar su frente.

Mientras tanto, Gilgamesh estaba atento sobre el humano peliblanco.

Había una razón por la cual el rey dorado trataba de poner la mente y la voluntad del peliblanco en el camino correcto.

No era por lastima... pero tampoco era ningún otro sentimiento de desprecio al peliblanco.

Y eso se debía a las acciones que tomo en el pasado, en esa guerra hace tantos años.

"Emiya Shirou" había nacido de su visión de sumir al mundo en un infierno para que solamente los más fuertes y dignos de habitar en su jardín sobrevivan.

Pero entre los más de 500 víctimas de esa ciudad... los sobrevivientes se limitaron a una sola persona.

Un niño, sobre todo.

Un contenedor de ese despreciable contenido que fue derrotado por su propia vasija.

Había superado cada uno de los desafíos, cada una de las pruebas. Se lastimo, no había día en que saliera ileso de un campo de batalla, siempre salía herido.

Pero sus heridas fueron las marcas de su victoria.

Jamás conociendo la derrota, resistiendo siempre su dolor.

El hombre que siempre salió victorioso.

Eso significaba que, de cada 500 personas, habría uno o tres personas dignas de su jardín.

Emiya Shirou fue el primer humano de la nueva humanidad digno de vivir, habitar y jugar en su jardín.

Ya que fue el único con la fuerza necesaria de sobrevivir donde otros murieron.

Ahora lo entendía, cuantas veces lo había meditado desde su derrota contra él, durante su exilio entre mundos... su existencia era más importante de lo que creía.

Solamente fue mal encaminado por la ausencia de un líder.

Ya que Emiya Shirou con el tiempo y la madurez se volvería el ultimo guardián, y el primero entre su nuevo reino cuando llegara el momento.

Si Gilgamesh se consideraba un observador del camino del hombre, eso convertía al peliblanco en un protector.

Gilgamesh observaría a los humanos dignos crecer en su gobierno mientras que su guardián despejaba su camino de cualquier peligro para que ellos lograran alcanzar sus sueños.

Eso es Emiya Shirou... el primer habitante de su nuevo reino.

Pero para que tuviera un pase... debía tomar sus respectivas responsabilidades como su súbdito.

Por lo que podría esperar todo lo que quisiera... él tenía tiempo de sobra... el falsificador no.

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Tenía miedo.

Su cuerpo temblaba ante la idea no poder superar esto.

Huir ni siquiera se le permitió cuando en su pobre intento... regreso justamente allí, como si todo fuera un camino en círculo.

Caliburn seguía allí esperando.

Fate DxD: El Regreso De Un HéroeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora