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Maratón 3/?

10 𝑑𝑒 𝑚𝑎𝑦𝑜 𝑑𝑒 2023.

𝐿𝑖𝑑𝑖𝑎.

No podía creer lo rápido que había pasado el tiempo y que mis hijos ya tuvieran cinco meses. Sin duda habían sido meses difíciles, pero también llenos de felicidad y de aprendizaje.

En este tiempo, Gala y yo nos habíamos hecho buenas amigas. Cada que podía venía a la casa y nos poníamos a platicar sobre miles de cosas mientras me ayudaba con los bebés. Así no me sentía sola por la ausencia de Sebastián por casi todo el día.

Los entrenamientos lo tenían ocupado y cuando había partidos, lo estaba más.

Como ahora, Gala y yo estábamos tiradas en la enorme alfombra que había en la sala. Mis hijos también estaban ahí con nosotras, cada uno jugando con una sonaja.


—¿Y no has pensado en contratar a una niñera? —me preguntó ella, levantando la sonaja que Leonardo había dejado caer.


Le había comentado a Gala que hace algunos meses, dejé varias solicitudes de empleo en algunas escuelas de Alemania para poder ser profesora de Español. Y justo ayer me habían llamado para tomar una vacante en una Universidad cerca de aquí.


—Ya no estoy tan segura de querer dejar a los bebés. —confesé y me miró con una ceja alzada.


—Lidia, ¿es en serio? ¡No puedes desaprovechar la oportunidad! —decía con impaciencia. —Estuviste varios meses buscando esto.


—Lo sé. En verdad me gustaría ejercer mi profesión por fin, pero necesito que alguien vea a los bebés.  —justifiqué.


—Puedes buscar en algunas agencias que se encargan de contratar a chicas de otros países para esto. —propuso. —Conozco a varias amigas que lo han hecho y no oí quejas de su parte.


Lo pensé por unos minutos y asentí. Era una buena idea, pero necesitaba platicarlo con mi esposo.


—Es una buena idea. Voy a hablarlo con Sebas para ver qué opina.


Ambas nos vimos obligadas a mirar hacia la entrada principal cuando la puerta fue abierta. Un Sebastián empapado, junto con un ramo de flores, apareció en mi campo de visión y tuve que levantarme de donde estaba para caminar hacia él.


—Allá afuera está lloviendo un poco. —dijo con diversión y exprimió la sudadera que llevaba puesta, haciendo que escurriera bastante agua.


—Sí, ya veo. —no pude evitar reír. Me alcé de puntitas y él se agachó para darme un corto beso en los labios. —Hola.


—Hola, mi amor. —se quitó la sudadera mojada y la dejó en un cesto que estaba en la entrada. Me ofreció las flores y me sonrió. —¡Feliz día de las madres!


—Muchas gracias, mi vida. Pero ya me habías dado regalo. Además eso fue hace dos días. —le recordé tomando las flores y llevándolas a mi pecho.


—¿Acaso te estás volviendo alemana? El día de las madres aquí fue el 8 de Mayo, pero en México es hoy 10. —me dijo con obviedad.

𝑬𝒕𝒆𝒓𝒏𝒂𝒎𝒆𝒏𝒕𝒆 ➳𝑺𝒆𝒃𝒂𝒔𝒕𝒊𝒂́𝒏 𝑪𝒐́𝒓𝒅𝒐𝒗𝒂 #𝟐 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora