Capítulo 2

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«Chiara».

España-Isla Mallorca.

Álvaro.

La isla Mallorca es uno de los lugares más relajantes que he visitado en toda mi vida, tiene buen hospedaje y buen clima todo el año, definitivamente nunca fue mala idea viajar aquí. Decidí tomar vacaciones de una semana ya que el trabajo me tiene agotado tanto física como mentalmente y no hay otra cosa que me relajé más que este lugar. Donde aparte de esas mujeres hermosas, puedo follar a diestra y siniestra.

Después de una larga siesta por la tarde, decido bajar al restaurante, ahí me está esperando Nicolás «mi mejor amigo» y uno de mis mejores socios, él decidió acompañarme ya que nunca me abandona y siempre lo tengo pegado como un chicle y a decir verdad no me molesta. Abordo el ascensor apresurado ya que tengo un hable de los mío carajos y al entrar me llevo la gran sorpresa de encontrarme con una morena cuyo ojos claros me miran detenidamente, un cuerpo de infarto es el que logro apreciar, y es que no dudo ni un minuto a la hora de mirar sus senos y piernas «Lo mejor de esta isla». 

Vine a relajarme y eso voy hacer aunque he de admitir que desde que llegue no le prestado tanta atención a eso ya que pase durmiendo la mayoría del tiempo «En casa la única manera que duerma tranquilamente es cuando Chiara duerme conmigo». La morena me mira descaradamente cuando las puertas del ascensor se cierran y yo me limito a darle otra de mis mejores sonrisas.

—¿Vienes solo? —habla la morena por primera vez.

—No, vine con mi mejor amigo. —Le respondo sin quitar mis ojos de sus senos.

Asiente acomodando su muy delgada franela y luego de varios minutos el ascensor abre las puertas mostrándonos el lobby del hotel.

—Habitación 112— me susurra, pero antes de irse le sujeto de la mano.

—Estas equivocada cariño, tú vas a ir a la mía —le digo pasando mi mano por su pierna derecha, puedo sentir como se le eriza la piel—. Habitación 123.

La mujer solo asiente mordiendo su labio antes de alejarse de mí. No creí que fuera tan fácil, bueno que tampoco he conocido la primera mujer que se me resista y aquí es tan fácil ligarse a una mujer como lo es comprarse un cigarrillo. Camino hacia el restaurante y un sonriente Nicolás ya me espera en una de las mesas reservadas.

—Puedo saber cuál es el motivo de tu felicidad? —cuestiono al ver que sigue sonriendo como estúpido.

—¿Puedes creer que este lugar está lleno de mujeres bellas? Ya me he ligado como cinco en menos de una hora, no se cómo haré para estar con todas en cuatro días que nos quedan aquí — reír.

—¿Enserio no puedes con cinco mujeres en cuatro días? Me decepcionas Nicolás —me burlo y bufa—. Debería darte algunas clases.

—Ja, no gracias —dice serio—. No es que no pueda, es que yo si trabajo. Debería estar descansando y génesis no ha parado de enviarme informes y documentos por correo que no se de donde carajos sacaré tiempo para llenarlos esta semana, estoy agotado.

—¿Y tú crees que yo no? —le respondo de la misma manera—. Gómez ha pasado todo el día llamando para decir estupideces y preguntar cosas que ya ni viene al caso. Lo único bueno de esta situación es que el imbécil me está regalando prácticamente todo el porcentaje de los intereses, se nota que no sabe negociar —sonrío victorioso—. Que lastima que se topó conmigo.

Más allá de mi orgullo// EDITANDO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora