Capítulo 22

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«Hagamos un trato».

Álvaro.

Estoy cabreado, confundido y estresado.

Ver a Ángela con ese idiota solo aumento mi rabia. No se que diablos me pasó, pero la mente se me nubló cuando la vi hablando a gusto con ese doctor de mierda.

Aparte, tuve que rogarle a Nicolás que me diera la dirección de Ángela ya que sólo Olivia sabía donde la podía encontrar. Según el, la socarrona prometió asesinarme si me acercaba a Ángela y que me tiene en "La mira" y la entiendo, claro que lo hago. Cuando revise el móvil y vi los mensajes lo primero que hice fue entrar en cólera. Estoy seguro que Judith envió eso solo para molestar y el hecho de que enviara un video íntimo hace que la sangre se me vuelva agua.

No la he llamado, esperaré tenerla de frente y sabrá en el lío que se metió.

Juro que no quería lastimar a nadie. En mis planes jamás estuvo hacerle tal desfachatez al témpano, pero se me salió de las manos. Lo del maldito compromiso es algo tan absurdo que no entiendo como mamá aún se lo está tomando enserio sabiendo que no me casare con nadie.

Vaya que estoy cabreado, el solo pensar que el doctor podría aprovecharse de ella y tocarla como yo lo hice... solo me hierve y me llena de furia. Ella no puede estar con nadie más, no después de entregarse a mi. ¿Celoso? Si. Estoy celoso porque ella me gusta, me gusta mucho y no permitiré que se aleje solo por una pataleta. Solo debo arreglar el tema de Judith y aclararle a Ángela que fue una confusión. Pero solo para que no hayan altercados. Solo me gusta y ya...

Se que suena egoísta, pero ese jodido doctor de quinta está equivocado si cree que tendrá lo que ya fue mío. No comparto y mucho menos con muertos de hambre como el.

Chiara también quedó triste, no entendía porque Ángela se había marchado y tuve que inventarle que le surgió algo de improvisto y vaya que le dolió. Está muy encaprichada con el témpano y creo que nadie le sacará eso de la cabeza a menos que ella quiera.

Aprovecho y le marco al móvil de Bianca cuando Ignacio me deja en la empresa y al abordar el ascensor ya escucho su voz al otro lado.

Señor.

—Bianca, necesito hablar con mi hija.

Claro —se queda en silencio unos minutos y luego escucho la voz de Chiara— Hola, papi.

—¿Que haces? ¿Estas bien? —Pregunto mientras saludo a Nicolás que se encuentra en el otro lado del pasillo. El asiente como saludo y entra al despacho.

Estoy bien, quería pedirte algo. Hay un hermoso lazo para Álvaro junior —El nombre del pulgoso aún me hace sentir incómodo—. ¿Puedes comprarlo?

Esta bien, pero es macho ¿no? Los lazos sólo son para las hembras.

Es mío y puede usar lo que quiera. —responde tajante.

—Vale, lo compraré. ¿Hablaste con Ángela? —Pregunto con la esperanza de alguna respuesta positiva.

Si, hace poco. Se disculpó conmigo y prometió llevarme a comer helados cuando regresara...

¿Regresara?

—¡Si! Viajará a... —se queda callada intentando recordar—. ¿Como se llama donde vivía mi abuela?

Italia —Digo confuso ¿Viajará a Italia?

Si, y no se cuanto se quedará.

La puerta se abre de golpe mostrando a una sonriente Judith. Esa sonrisa se le borrará pronto.

Más allá de mi orgullo// EDITANDO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora