Capítulo 12

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«Hasta nunca».

Ángela.

7:30 am.

Despierto debido a mi alarma que no ha parado de retumbar en mis oídos, ¡Que fastidio! No quiero levantarme, tampoco quiero ir a la universidad, hoy me siento fatal.

Finalmente me levanto con mucha pereza y malestar, para hacer la rutina de todos los días. Me siento muy cansada y el dolor de cabeza está volviéndome loca, empezando porque no he comido lo suficientemente bien estos días.

Voy al baño, hago mis necesidades, me cepillo los dientes, me doy una ducha y salgo lista para colocar mis mascarillas y cremas hidratantes para el cuerpo. Luego de ir al armario, saque lo primero que vi y me visto rápidamente para bajar a desayunar.

Hoy he decidido vestir una falda de jean ajustada,  junto con una camiseta de tela satin color azul, y unas zapatillas a juego. Me coloco los aretes, el perfume y bajo a la cocina donde me espera la señora Alexa con el desayuno servido.

—Buen día —saludo sin mucho ánimo.

—Buen día, mi niña —me besa la mejilla—. Ayer no te vi de buen ánimo, así que hice tu desayuno favorito.

Coloca en la mesa un plato con tortillas de huevo «las amo».

—Gracias, siempre sabes como mejorar mi día.

Me como las tortillas despacio para así disgustar mucho mejor, creo que no existe algo en el mundo que me guste más que esto. Luego de beber mi jugo y terminar con mi plato, me despido de Alexa y salgo rápidamente al estacionamiento para largarme a la universidad y así enfrentar a la mentirosa de Olivia, que ha de pensar que me he olvidado lo que hizo.

En cuarenta minutos ya me encuentro estacionando mi coche, lo primero que hago es caminar apresurada a la clase, encontrando a Olivia hablando muy entretenida con un sujeto.

—Te ha caído muy bien el amorío con Nicolás —le espeto cuando me siento a su lado y voltea sonriente—. Tanto así que te da por mentirle a tu mejor amiga. Prácticamente me vendiste, Olivia.

—Hola, buenos días —saluda como si nada—. No seas exagerada, Álvaro casi que me ruega para verse contigo, si vieras la cara que hizo cuando le negué tu número, estaba tan...

—¡Te estaba manipulando! Me conoces desde que estábamos en el vientre de nuestras mamás y aún no aprendes de mi.

—Yo te he manipulado —se burla.

—Pero no lo permitiré mas —alego tajante.

—Perdóname, no volverá a suceder...

—¡Hola a todos! —Llega el fastidioso del profesor.

Todos saludan al unísono y yo me tapo el rostro con frustración.

—Ángela —El tono en el que el profesor dice mi nombre hace que levante la vista hacia él—. ¿Puedes venir un segundo?

Asiento fulminando a Olivia con la mirada, porque si me dice algo por mi ausencia el día de ayer juro que no quedará ningún rastro de ella en este planeta.

—¿Pasa algo? —pregunto ocultando mi nerviosismo.

—Quiero felicitarte por la entrevista al doctor Galván. —dice sonriente.

¿Que?

—Disculpe, pero yo aún no he presentado mis documentos sobre la entrevista.

—No se preocupe, el doctor Galván estuvo por aquí ayer, nos informó que usted era una mujer con mucho potencial, afirmó que en esta universidad enseñaban los mejores e incluso hasta dio una pequeña charla a muchos de los profesores de esta institución.

Más allá de mi orgullo// EDITANDO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora