Capitulo final. Parte dos

3.1K 192 50
                                    

Ángela.

Es muy extraño todo lo que ha pasado en mi vida luego de tener a Georgia. La casa se siente distinta, todo es distinto desde que esa pequeña niña llegó a nuestras vidas, no puedo si quiera decir u explicar la añoranza que me embarga cada que la tengo en mis brazos. Es increíble la felicidad que trasmite nuestra pequeña bebé de tan solo dos semanas de nacida.

Chiara está tan emocionada y feliz, no para de hablarle como si Georgia pudiera entenderle, al paso que va tendremos a otra cotorra muy pronto. Ser mamá es algo placentero y agotado al mismo tiempo, aunque es una experiencia agradable, quisiera poder descansar como antes. Georgia llora mucho en la madrugada, a veces debo amamantarla hasta que los rayos del sol golpean nuestros rostros. Es difícil.

Álvaro se niega a que la niña quede sola, es por eso que se ha tomado unos días de descanso en la empresa y no ha salido de casa para pasar más tiempo con nosotras. Ya había conocido su faceta como papá, lo había conocido siendo protector y cariñoso con Chiara, pero se siente tan bien ver como cuida y consiente a Georgia. Se le ve tan vulnerable y distinto cuando la tiene en brazos, es como si fuera lo más hipnótico que alguna vez haya visto.

Pudimos observar también muchos cambios en nuestra pequeña. Álvaro insiste en que es idéntica a Chiara y sí lo es, son como dos gotas de agua. La única diferencia entre ambas, es que Georgia tiene los ojos del color de mi madre y la tez tan blanca como la mía, el poco cabello que tiene, es tan rubio como el mío. Pero la nariz, los labios, hasta la forma de su pequeña carita son idénticas a Chiara.

Es hermosa, mi hija es muy hermosa, no puedo si quiera dejar de mirarla. Todo ha sido tan Perfecto y no sé porqué siempre me llega esa sensación extraña en el pecho, como un presentimiento de que algo malo va a ocurrir. Mamá dice que es porque aún me estoy adaptando a una familia, aún no me acostumbro por completo a la idea de ser madre y estar comprometida a mis veintiún años.

No me quejo de lo bien que me siento, de hecho puedo decir que estoy tan feliz como nunca antes, pero quisiera que ese miedo abandonase mi cuerpo, ya no quiero tener angustia de que algo terrible pueda suceder. Incluso las pesadillas con el accidente de mi padre comenzaron atormentarme de nuevo, llevaba meses sin llorar de madrugada, pero volvieron los terribles sueños.

Lo único que me reconforta es despertar y ver a mis pequeñas junto a mí. Chiara desde que nació Georgia ha dormido en nuestra habitación sin falta, está muy apegada a mi hija, tanto que tuvo que obligar a Álvaro para que le buscaran un tutor de casa y así no ir al colegio. Claro está que esto es temporal, cuando Georgia crezca un poco más, empezaremos adaptarla en su habitación.

También hubo algo en particular que me dejó pensando por días. La cotorra de Chiara creció sin una figura materna, también le ha costado adaptarse a esta situación en la que nos encontramos todos, así que puedo entender que me haya llamado "mamá" sin darse cuenta. Lo hizo tan natural que sentí que mi corazón se desbocaba de la emoción. La ilusión que se adueñó de mí fue increíble, pensar en cómo se escucharía de los labios de Georgia.

Suspiro dejando esos pensamientos de lado, y me dedico a observar a Álvaro mientras que mece a mi hija, en un intento de dormirla. Chiara está en mis piernas dibujando y yo solo deseo que estos momentos así, fueran eternos.

—Hola, mi amor —susurra llevándola de un lado a otro—. Eres mi pequeña hija, mi bebé.

—Recuerda que tienes otras dos —abrazo a Chiara con fuerza—. Estamos celosas.

Se ríe, besando la pequeña cabecita de Georgia.

—Las tres son mis mujeres, mías. No deben ponerse celosas.

Más allá de mi orgullo// EDITANDO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora