Capítulo 43

3.8K 211 87
                                    

«Siguiente paso»

Álvaro.

Mostrarme tranquilo fue lo único que pude hacer cuando vi que Ángela estaba apunto de largarse. No tuve otra opción más que sonreírle para que no se siguiera reprimiendo, y la verdad es que la entiendo completamente ya que fui un imbécil unos minutos antes cuando le dije acerca de no querer tener hijos. Y es la verdad, no estoy listo, pero por ella tendré que estarlo, no puedo permitir que se vuelva alejar de mí por una estupidez.

Bueno, Ángela es importante para mí, eso también es ventaja. Jamás haría algo para lastimarla y si me hubiera dicho esto desde un principio, de igual forma la ayudaría y le daría toda mi comprensión. Es un hijo que creamos los dos, es mío y aunque anteriormente había dicho que no quería, si es por ella estoy dispuesto a ceder.

Toma mi mano preocupada ante mi silencio, yo le sonrío para aligerar la tensión y suspiro para bajar las escaleras a su lado. No se cual puede ser la reacción de Chiara y me preocupa que rechace a su hermano. Ella ama a Ángela, pero no tengo la certeza de que vaya aceptar algo así, Chiara ha crecido sola conmigo y nunca le ha gustado compartir su espacio con nadie a menos que sea yo. Con ella debo buscar la paciencia que nunca tengo.

—Todo saldrá bien —susurra y asiento.

—¡Gabriel, estás siendo injusto! —grita Olivia y es imposible no obviar las carcajadas de mi hija—. Es mi turno.

—Tú ya jugaste y ahora le toca a Nicolás, aprende a perder —responde él.

—Por favor, Olivia. Quiero jugar con tío Nicolás.

El que Chiara hable con tanta soltura me hace sonreír, ya que es muy raro cuando se encuentra de este humor.

—Parece que la están pasando bien —carraspeo y todos voltean a mirarme. Están sentados en el suelo con un juego de baraja sobre la alfombra—. Tampoco hacía falta nuestra presencia.

Olivia suelta una risita cargada de burla.

—Vaya, los que la han pasado bien son ustedes. ¿Ya está todo bien entre los dos?

—Estas cotilla hoy —espeta Ángela—. No ha pasado nada, solo estábamos hablando.

—Claro, entiendo —sonríe—. ¿Como te sientes?

Se levanta sacudiendo su falda y debo desviar la vista cuando el descarado abuelo de Ángela se le queda viendo el culo sin ningún tipo de vergüenza .

—Estoy bien —me suelta la mano para tenderle los brazos—. Gracias por venir.

—Lo siento por dejarte sola, debí llevarte a casa, estando en tu estado de...

Se queda callada y lleva las manos a la boca.

—Ya lo sabe —susurra Ángela—. Pero Chiara no, así que cierra la boca.

—Vale.

Mi pequeña loca se encuentra tan animada que no quisiera molestarla, pero es necesario hablar con ella.

Me mira y luego mueve las barajas en el aire como una señal de que la está pasando de maravilla, yo solo le sonrío guiñándole un ojo. No hay nada que me haga más feliz más que ver a mi hija relajada y alegre.

—Álvaro —susurra Ángela—. Que no se te olvide que debes hablar con Chiara.

—Vale, no te preocupes.

—No lo hago —suspira—. Solo quiero que lo hagas ya.

Asiento para luego hacerla sonrojar con el beso que le dejo en la esquina de la boca. Suspiro sobre sus labios y cierro los ojos ante el placer que me provoca esta mujer sin siquiera tocarla por completo, ya que solo unos centímetros es lo que nos separa. Llevo un mechón de su cabello tras su oreja y arrastro mis labios hasta ahí, para susurrarle:

Más allá de mi orgullo// EDITANDO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora