«Una dura decisión».
Ángela.
—Es la primera vez que vengo aquí. —confiesa Galván tomando mi mano—. Se ve agradable.
—Si me has traído aquí es porque eres un experto bailando salsa, no quiero aburrirme toda la noche —me burlo y se ríe.
—No te arrepentirás, muñeca.
Nos adentramos al club, donde ya teníamos mesas y todo reservado.
El lugar es muy bonito por dentro, el rojo y negro es lo que resalta, hay muchas luces tenues y la música... ¡madre mía! Me encanta este género. La canción que se escucha de fondo la desconozco por completo, pero se escucha agradable para bailar. Hay muchas personas, la pista de baile puedo decir que está atestada, tanto, que se ve incómodo para bailar con confianza. Las mesas también están casi todas llenas, y agradezco que Galván haya hecho una reservación a tiempo.
Mientras el doctor habla con un mesero, yo me dedico a observar mejor el lugar. De haber sabido que esto existía, abría venido unas cuantas veces con Olivia, ya que esto es maravilloso, me encanta como todo se ve elegante y rústico al mismo tiempo. No hay flores dulces como a mí me gustan, solo hay rosas rojas, por cada rincón hay rosas, también huele delicioso, me ha dejado flipando.
Me gusta como han tomado esto de un club restaurante, la verdad es que me encuentro maravillada mientras avanzamos a una de las mesas, que también son espaciosas. La de nosotros da una vista hacia las calles oscuras de Madrid, se ve todo hermoso, las luces de los coches y los edificios es lo que más llama la atención, sin contar con que nos da una vista al cielo.
Galván pide champán para él y para mí solo agua, la verdad es que últimamente no me he sentido bien, todo me da nauseas y fatiga, es por eso que no pienso tomar más de la cuenta, y tampoco comer nada más, no me da apetito, aún cuando la comida de las mesas vecinas se vean apetitosas.
—¿Como fue tu día? —pregunta sonriente.
«Me acariciaron el clítoris por media hora».
—De maravilla, le expliqué a Álvaro los últimos retoques que quería para la casa de reposo. Me tiene muy entusiasmada todo este tema de la remodelación.
—¡Que bueno! Me gusta —se lleva la copa a los labios—. ¿Algún día la veré?
Me tenso.
—Puede ser —sonrío para ocultar la incomodidad.
—Últimamente te he visto un poco ida, ¿estás segura que no quieres hacerte un chequeo? Todo te sienta mal.
—No, recuerda que estas fechas son duras para mí, papá cumplirá seis años de muerto y eso me tiene cabizbaja.
Toma mi mano.
—Sabes que puedes contar conmigo, ¿verdad?
—Sí —respondo sin pensar— ¿tú qué tal?
—Todo bien, hoy fue un día muy tranquilo, nada fuera de lo normal.
—Vale, ¿bailamos? —pregunto cuando una canción de Marc Antoni está retumbando en mis oídos.
—¡Venga! Claro que sí.
Se levanta para tomarme de la mano.
ESTÁS LEYENDO
Más allá de mi orgullo// EDITANDO.
Short StoryÁngela Maltés, cuyo orgullo compite con su ego. Arrogante, sin sentimientos y misteriosa, dispuesta a cualquier cosa por conseguir lo que quiere sin importar a quien lleve por delante. Es una mujer segura de sí misma y que jamás le bajaría la cabeza...