Capítulo 33

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«Un amor incontrolable».

Ángela.

Decir que no estoy preocupada, sería mentir.

No he podido quedarme un minuto tranquila sin saber que es lo que está pasando en la junta, o si quiera tener alguna noticia de como ha tomado el tal Ricardo los diseños del perfume. Esto es jodidamente estresante, sin contar el hecho de que no se porqué mierda estoy tan preocupada por Álvaro.

Hace unas horas tenía planeado llegar a la empresa, informar a Álvaro sobre la casa de reposo, y ya luego largarme. Pero mis planes se truncaron cuando lo vi enojado, con los músculos tensados, las cejas arrugadas, los nudillos blancos de tanta fuerza que ejercía, y las venas muy marcadas en su cuello. Dios, se veía muy sexy, tanto, que se me hizo imposible no acercarme y comerlo a besos.

Olvidé completamente lo que quería decirle, ni siquiera recordaba la existencia de Galván, quien no ha parado de enviar mensajes. Todo fue muy apresurado, hice las cosas sin pensarlas, ayudar a Álvaro fue algo que no lo pensé, algo dentro de mí, quería ayudarlo y que saliera de ese problema, mi pecho se encogía cuando lo veía agobiado.

No soy el tipo de mujer que se preocupa por un hombre, pero ver al mío en esa situación, solo empeoró mi autocontrol.

Ni hablar del pequeño insistente que hizo con sus mágicos dedos, eso ha sido una extraña y excitante manera de derretirme en mi lugar. Actúe por el deseo y el impulso, jamás imaginé que terminaría en un baño, con Álvaro limpiando los propios fluidos que él había lamido y saboreado. Me sentí asqueada cuando disfruté tal cosa, me excitaba mucho la manera tan sucia en la que me hablaba, de como se insinuaba mientras pasaba la toalla por mi coño que no dejaba de gotear.

«—Ángela, estás muy empapada, solo dame un asentimiento, eso bastará para follarte aquí mismo, sin piedad.

Quiero. Pensé.

Álvaro, no hagamos esto más difícil, suficiente con lo qué pasó hace unos minutos, no insistas.

—Vale. —Respondió resignado».

La verdad es que las ganas no me faltaban, aún me seguía palpitando ahí abajo cuando sentía la erección en sus pantalones, pues pasar tanto tiempo en su regazo solo aumentaba las ganas locas que tenía.

Aún me siento culpable, no debí hacerlo, pero cuando sus manos tocaron mi piel ya no me pude contener. Me sentía en el paraíso, la manera en cómo tocaba mi sexo, solo me volvía mas loca, y estaba luchando por ocultar todo lo que ese pequeño encuentro de intimidad me hizo sentir.

Estas dos semanas fueron un castigo, intento alejarme de él, pero siempre hace lo posible por mantenerse a mi lado. Me resigné y acepté a que me ayudara con la casa de reposo, eso nos acercó más de lo debido, ya que lo veía todos los días sin falta.

Galván por otro lado, es otro grano en el culo. No ha parado de hacer shows sobre mis acercamientos con Álvaro, siempre está ahí pendiente de cualquier movimiento que haga el insoportable.

Geronimo y yo hemos estado más unidos de lo normal. Me ha llevado a cenar sin falta todos los días, también me ha llevado a su consultorio unas tres veces. Siempre es atento conmigo, me llama a cada nada sin llegar a presionarme, la amistad que tiene con mi mamá ha incrementado con el pasar de los días, ahora son como hermanos inseparables.

Mi relación con él es algo impresionante, puedo decir que no me molesta cuando lo tengo cerca, cuando me abraza o demuestra algún tipo de cariño, pero aveces me hace falta otras manos sobre mí. Siento que todo lo que ofrece Galván no es suficiente con lo que yo siento por Álvaro, me da miedo que esos sentimientos pasen a mayores, que llegue el día en que de verdad voy a necesitar de él. Intenté convencerme de que Galván me gusta más que Álvaro, pero terminé hecha un lío.

Más allá de mi orgullo// EDITANDO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora