V e i n t e

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20. Caer para renacer

Depauperar: Debilitar, extenuar física o moralmente, ya sea uno mismo o hacia otra persona.

Trago saliva y me sostengo con mis antebrazos sobre el suelo, sin perderme detalle de todos sus movimientos. Me duele muchísimo el pecho con cada segundo que pasa.

―Alguien que no tiene manada, ¿sabes por qué? Porque le destierran. ―se pone en cuclillas y yo recojo mis piernas―. El anterior alfa me desterró de la manada de Joel... y tuve que irme del pueblo, alejándome de todo lo que conocía. Le pedí volver a la manada, pero se negó. Es igual de cabrón que el antiguo alfa, todos son iguales, se les sube a la cabeza y se creen Dios cuando no son nada.

>>Mantienen a asesinas como Hazel o gente incontrolable como Hunter..., pero no a un defensor nato como yo. Los conozco demasiado bien, los he estado observando, ahora tienen a lobos primerizos que no valen para absolutamente nada... pero a mí me destierran. ¿Ves eso justo, Bloom? Dime la verdad.

No hago ni un solo movimiento. Creo que ni siquiera parpadeo. A él parece divertirle mi miedo, pues se mantiene ahí, observándome tranquilo y con una sonrisa que revela como sus colmillos han crecido notablemente porque él lo ha querido así.

―Hoy, lamentablemente, ha muerto alguien en el adorable pueblo de Sunmon, que pena, ¿verdad?

Abro aún más los ojos, con los puños apretados.

―Has... ¿has matado...?

―¿Sabes ese dicho de que los niños no deben ir solos? ¿Para qué tienen hijos si van a ser padres irresponsables que no les cuidan?

―¿De qué estás hablando?

Él suspira, chasqueando los dedos―. Bloom, enserio, espabila. Me gusta jugar con gente apta para mis juegos ―se pone en pie, peinándose―, bueno, en verdad te he mentido. Hoy ha sido una cría que iba sola a clase, una verdadera lástima porque era bastante mona... pero antes de venir aquí, un señor muy cotilla ha visto más de lo que debería.

Quiero, oficialmente, vomitar.

Se lleva una mano al bolsillo y saca de él un pequeño coletero con un pompón amarillo. Con gracia lo mueve y me lo lanza, rebotando este contra mi cara y cayendo a mis piernas.

―Deberías probártelo, seguro que te favorece.

Luego saca una cartera, abriéndola y vaciando todo su contenido. El dinero lo guarda en uno de sus bolsillos, reparando en una foto. Hace una mueca de asco y me lanza la foto, que, aunque no cae sobre mí, sí que queda relativamente cerca. Distingo en ella a un señor que... conocía. Era un señor que solía pescar en el lago donde la manada y yo pasamos el rato, se llamaba Hens y era muy amable, un abuelo primerizo, de hecho. Nos contó la última vez que su nieta acababa de nacer y estaba esperando a que sus hijos tuviesen vacaciones para conocerla. Eso fue hace una semana.

Y ellos no tenían vacaciones hasta dentro de tres.

―¿Eso es... enfado? Wao, no me lo esperaba ―finge olfatear mi alrededor, burlándose de mí.

Me tiembla el labio inferior porque quiero llorar. Ese pobre hombre no merecía morir, no merecía no conocer a su nieta... ¡Dios! Y esa niña..., no sé quién es, pero eso no importa.

Estoy frente a un maldito asesino. Sola. Y lo peor es que no me preocupa que pueda matarme, sino que me siento enfadada por las vidas que ha arrebatado. ¿Cómo puede estar mirándome como si nada? ¿Cómo puede actuar normal? Es un ser despreciable.

Deshago el contacto visual para agarrar una de las tantas piedras del lugar, lanzándosela de lleno en la frente. Él da un alarido de dolor y yo no dudo en empezar a correr, cruzándome entre varios árboles a modo de despiste. Lucho por ser más veloz de lo que alguna vez he sido y me contengo para no gritar. Aún en esta situación, soy perfectamente consciente de que en Forlake no pueden saber nada del bosque, así que me trago el miedo y sigo corriendo, sintiéndole cada vez más cerca. He actuado rápido, pero no puedo correr lo suficiente como para huir de aquí.

Resiliencia Sempiterna | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora