28. Hablando con la familia
Perenne: continuo, incesante, que no tiene intermisión.
Trago saliva mientras trato de camuflar un suspiro. Me siento mucho más tranquila cuando los ojos de Elio se abren y me mira, confuso, con la cara contraída en un gesto de dolor una vez que ha tomado conciencia de la situación. Trata de incorporarse en el sofá, pero cesa del intento al percatarse de lo que le debe de doler el cuerpo. Yo me mantengo en pie frente a él, con los brazos cruzados a causa del nerviosismo.
Joel le había dejado en el sofá y también se había encargado de llevar a un inconsciente Roy hasta el jardín trasero de su casa. Después, tras haber pasado un gran rato conmigo y tratar de convencerme de quedarse para el momento en el que Elio despertase, logré hacerle entrar en razón. Se marchó cuando distinguió los latidos de mi hermano más pronunciados y veloces, advirtiéndome de que despertaría en unos minutos. Le avisé de que nos veríamos esta misma noche y él, aunque reticente, se despidió de mí con un beso.
Y ahora estaba aquí, tratando de ordenar un plan que se me había ocurrido a la velocidad de la luz, sin saber exactamente cómo o por dónde empezar.
―¿Bloom... eres tú?
―¿Acaso hay otra? ―pregunto, mordiéndome una uña.
Frunce el ceño y vuelve a intentar incorporarse, quedando esta vez un poco más alzado. Tras comprobar nuestro alrededor me observa, apartando la mirada por unos segundos.
―¿Ha sido... ha pasado...?
―Sí.
―¿Roy...?
―Sí. Ha estado aquí y te ha golpeado.
―Pero ¿y tú...?
―Eso no importa ahora, Elio.
Trato de mantenerme lo más serena que puedo, pero necesito cerrar los ojos unos segundos. Pienso a toda velocidad, como casi todo últimamente, para volver la mirada a mi hermano. Reparo unos instantes en los golpes que comienzan a hacerse notar en su cara, así como la inflamación que su ojo derecho está tomando.
―¿Qué está pasando? ―pregunto de sopetón. Él se desconcierta de repente―. ¿Ahora te peleas con tu amigo de toda la vida? ¿De repente te das cuenta de que yo tuve razón? ¿Crees que este es el momento de defender?
―No sé de qué...
―Lo sé todo ―le interrumpo―, todo. Lo estás investigando, incluidos a ellos, ¿por qué?
Frunce el ceño―. ¿Cómo...?
Yo niego, mordiendo una nueva uña. Él entrecierra los ojos en dirección al techo, acabando por suspirar cuando vuelve a mirarme.
―¿Cambia en algo? ―no entiendo su pregunta, por lo que carraspea―. Me he dado cuenta, aunque tarde. Ahora que quiero que paguen... ¿es demasiado tarde para ti y para mí?
Le brillan los ojos de repente.
Me llevo una mano al pelo y tiro de los mechones sueltos hacia atrás, mordiéndome el interior de mi mejilla izquierda. Siento una presión en la garganta que no me gusta, incluso me cuesta tragar, pero me decido a darle una respuesta, pues es lo que busca.
―Sí.
Sé que no es una respuesta de su agrado. Lo entiendo, a mí ―después de todo lo vivido hace unas horas― también me gustaría poder decirle que perdono este año atrás para así unirnos en este último momento, pero eso seria mentir.
No puedo perdonarle. Ni a él ni a mis padres.
Si Elio decide no creer a sus amigos y tratar de demostrar que pueden ser los culpables de lo que le pasó a Kayla y a Josh, adelante, porque es lo correcto. No debe hacerlo por mí sino por el hecho de que seria hacer lo que un ciudadano ejemplar debería de hacer.
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Resiliencia Sempiterna | COMPLETA
Science FictionUna vez, una chica solía brillar por sí misma. Alegraba a cualquiera con su voz o con una mirada. Ahora, esa luz se vio apagada porque quienes eran sus amigos decidieron que fuese así. Al otro lado del pueblo, en el bosque, habitaba toda clase de cr...