D i e c i s e i s

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Elocuencia. el arte de hablar de un modo eficaz para deleitar o conmover.

16: Discrepancias

Decido levantarme tras permanecer un rato sobre el colchón, en completo silencio. La luz que entra por la ventana aún es muy pobre, lo que me hace pensar que quizá no serían más allá de las seis de la mañana.

Camino descalza hasta mis zapatos, poniéndomelos mientras trato de hacer el menor ruido posible a pesar de que el cuerpo de Joel no se encuentra en al cama.

―¿Bloom?

Camino a paso rápido hasta las escaleras, bajándolas y encontrando la figura de Joel a medio camino. Luce cansado, aunque al menos las heridas de su cara han desaparecido.

―Hola... ―trato de sonreír, pero como no me sale acepto la mueca que se me genera―, no has dormido mucho.

―Tú tampoco ―es cierto, creo que he dormido alguna hora si sumo los minutos en los que dejaba de pensar con los ojos cerrados―. Deberías volver a dormir.

―Debo afrontar esto ―termino de bajar las escaleras, aferrándome al tronco―. No puedo esconderme... tengo que volver e inventar una excusa y...

―No puedes volver ―se cruza de brazos―. No puedo dejarte, es un peligro, no te merecen allí. ¿De verdad estas planteándote ir? ―arruga el ceño y yo aparto la mirada―. Te ayudaré a que hagas ese examen y salgas del instituto sin problemas, luego volvemos aquí o a nuestro pueblo y ya se verá.

―No hay nada que ver ―trago saliva y su expresión se endurece―. Joel, enserio... no debí de habértelo contado porque no me lo estás poniendo nada fácil...

―Ah, entonces ¿para mi es fácil ver cómo te adentras en un lugar donde solo buscan joderte la existencia además de haber atentado contra tu vida y de haberte v... ―niega con la cabeza, callándose justo en el momento en que iba a decir la palabra prohibida―. A la mierda, Bloom.

―Joel, escúchame ―me gustaría poder avanzar hacia él, pero la situación me hace permanecer en mi lugar―. Llevo más de un año viviendo en esta pesadilla, ¿qué cambia ahora? Sí que es cierto que Walter no había intentado atacarme desde entonces, ¡pero le has destrozado! ―estiro mis brazos pero él no cambia la expresión―. Él estará destrozado, asustado y confundido ¿no te das cuenta? No creo que entienda lo que ocurrió y se alejará de mí. Yo seguiré mi vida y continuaremos viéndonos como siempre...

Quiero abrazarle, pero no puedo. Quiero emocionalmente cuando físicamente me resulta imposible.

El cúmulo de emociones, circunstancias y pensamientos que paseaban por mi cabeza me hacían imposible dar un paso fuera de mí misma.

―Además, quiero pedirte algo que he estado pensando mucho esta noche... o lo que quedó de ella.

Eso parece captar más su atención, a pesar de seguir manteniendo la postura seria y molesta. Él esta hecho un lío, sin saber cómo controlar esta situación y sólo estaba pensando cosas que no podrían salir bien.

Una huida por mi parte de Forlake supondría que me buscarían... ¿y si eso les llevaba a entrar en el bosque? No podía ponerles a todos en peligro, menos aún sabiendo lo impulsivo que puede ser Joel.

―¿Qué? ―suena resignado e intrigado a la vez, como un niño.

―Quiero que me enseñes a defenderme ―mi propuesta es firme―. ¿Podrías?

Asiente sin mediar palabra, así como el resto de tiempo que pasamos allí hasta que abandonamos la casa. Él guarda silencio hasta en su forma de lobo, permaneciendo bastante molesto e irritado. Le digo en varias ocasiones que lo siento, sin llegar a saber si tienen un efecto positivo o no pues él no se pronuncia.

Resiliencia Sempiterna | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora