D i e c i s i e t e

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17. como una cacería. 

Limerencia: estado mental involuntario , propio de la atracción romántica por parte de una persona hacia otra.

Ignoro las alarmas y también a mi madre cuando me llama para ir al instituto. Me echa la bronca por no levantarme hasta que ve mi cara, aceptando que me quede descansando en casa toda la mañana, cosa que hago a raja tabla.

El día había comenzado con leves chispeos y ahora se mantiene con lluvias potentes, creando un día oscuro y triste, como los dos días siguientes.
Pax me visitó los tres días, curioso sobre lo que había pasado con Joel pues este no le había dicho nada, solo le había ordenado venir a verme a mi casa ya que yo no le había respondido ninguna llamada ni ningún mensaje.

No lo hice pero no porque esté enfadada, sino que simplemente es porque nos quiero dar espacio, dejar que todo se calme y las aguas vuelvan a su cauce, sin él molesto porque yo vuelva a casa y sin yo tener que estar recurriendo a él cada dos por tres.

Hoy tampoco he ido al instituto. Mi hermano y mi padre trabajan desde la mañana y vuelven al caer la noche, mientras que mi madre está atendiendo a una de sus hermanas que vive en la ciudad. Aprovecho para disfrutar de un día completamente sola, decidiendo echarme una siesta en el sofá que termina en pesadillas con aquella maldita noche.

Estaba ya acostumbrada a ellas, pero eso solo ocurría al despertar. La desgracia era lo real que parecía todo mientras se desarrollaba la pesadilla, recordándome una y otra vez lo que me pasó, para que no lo olvide jamás.

Decido tomar las llaves y el móvil, encaminándome al supermercado cuando la lluvia ha cesado. No veo a nadie en la calle durante los veinte minutos de camino hacia la mediana superficie, tomando lo que necesito, pagando y abandonando el lugar. El cielo ruge a modo de saludo cuando cruzo el pequeño aparcamiento, estremeciéndome.

Cuando vuelve a empezar a llover yo ya me he hecho a la idea, pero la capucha de la sudadera no tarda en empaparse, hasta dejar de servirme como protección. Desde luego, venir a por unas galletas de canela no había sido lo más inteligente, pero una vez que éstas tocasen mi boca, sabré que ha merecido la pena mojarse un poco.

Lo que sería mojarse un poco termina en un empape total que me obliga a correr hacia mi casa. Llego unos siete minutos antes de lo que debería de haber tardado de normal, frenándome cuando distingo un objeto azul en la entrada al jardín que es desconocido para mí.

Decido entrar en casa y ponerme a cubierto de la lluvia, deshaciéndome de la sudadera en cuanto entro, así como de la camiseta interior y el resto de mi ropa. Estaba empapadísima.

Dejo la ropa donde la lavadora una vez que ya me he cambiado por algo seco, colocándome el chubasquero y cerrándolo todo lo que puedo, sobre todo en mi cabeza, aunque esta siga mojada. No sabía qué era eso que estaba en el jardín y quería asegurarme, pero cuando salgo ya no se encuentra en la misma zona donde yo supuestamente lo había visto, y como la lluvia ha amainado un poco, aprovecho para buscarlo mejor entre la hierba sin cortar, adentrándome en la parte trasera de la casa.

Grito cuando tiran de mi cuerpo al estar a punto de tomar el móvil azul brillante, chocando la cabeza contra la pared con más fuerza de la que me esperaba. Quiero volver a gritar, pero una mano se extiende sobre mi boca, ejerciendo presión para que no pueda emitir sonido alguno a la vez que su mano libre aprieta mi cuello.

El miedo me bloquea al observar la cara de Walter, destrozada. Lleva una pequeña venda en la nariz, con la mejilla izquierda completamente violeta y los labios hinchados, amoratados y agrietados. Parece sacado del set de una película de terror... y eso es lo que yo estoy sintiendo ahora mismo.

Resiliencia Sempiterna | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora