c u a t r o

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Suripanta: mujer ruin, moralmente despreciable

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Suripanta: mujer ruin, moralmente despreciable.

4. Un año

Durante la segunda semana de curación de mi muñeca todo había empeorado. No podía ir a ver a Pax, mi madre no me dejaba tranquila, Augustus se esmeraba en cada jodida sesión como si fuese la última y no paraban de agobiarme cada vez más y más.

Conocía las intenciones del orientador, pero no las aceptaba. Por muchas sesiones intensivas que trates de dar, nada va a cambiar el hecho de que hoy se cumplía un año.

Sentada en la cama, con los pies tocando la moqueta y mis manos unidas sobre mis rodillas, observo el vestido colgado en el espejo.

Nada deshacía el nudo en mi garganta, ni veinte vasos de agua, ni las pastillas, ni dormir diez horas...nada. Sólo podía mirarlo, aguardando el momento con el corazón en un puño.

Al menos no era rojo...no, no era rojo. Era negro, sin escote, con todo el cuello cubierto por una tela oscura transparente que lo dejaba en tirantes. Era largo hasta los pies, con destellos y brillos al final del todo llegando hasta las rodillas. Hace un año hubiese fantaseado con este vestido, ahora sólo lo odiaba.

Mi mirada se desvía a la puerta que se abre, dejando entrar el esbelto cuerpo de mi madre.

― Mira, he encontrado estos, ¿te gustan? ― me muestra unos tacones no muy altos que me resultan indiferentes ―. Por Jesús, cambia esta cara inmediatamente. Esta noche lo pasarás bien, te volverás a amigar con Winter y el resto de las chicas...

Su voz deja de ser dura a medida que habla, quedando de cuclillas frente a mí. Toma acerca una de sus manos a las mías, con cuidado, esperando una respuesta por mi parte. Me fijo en su esmalte rojo, resaltando sus largas uñas...pero no alejo la mano. El hecho de que haya tenido conciencia de hecho me incita a dejarla mostrarme el cariño materno que tanto extrañaba yo.

La miro a los ojos cuando su mano envuelve la mía, pálida, huesuda, con unas cortas uñas y con varias venas transparentándose.

― Con suerte....está noche podrás volver a ser normal ― suspira y me mira a los ojos ―. Si pones de tu parte, Bloom... ― inmediatamente alejo mi mano de la suya, dejándola en alto a un lado de mi cara, sin apartar mi mirada de sus ojos avellana. Ella se levanta ―, la cena está lista, baja.

Una vez en la mesa me siento en mi lugar correspondiente, sin mediar palabra. Me sirvo puré de patatas y un trozo de carne, comiendo en silencio.

― Entonces, ¿los Frost han aceptado todo?

― Eso parece. ― alzo la mirada hacia Elio, quien está elegantemente vestido ―. Al parecer se han dado cuenta de que soy de lo mejor que han podido encontrar en este pueblo para Maya. ― su voz es socarrona y odiosa, cargada de soberbia y el más puro desinterés en esa chica.

Resiliencia Sempiterna | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora