Capítulo 14

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Sentimental.

– esa es una cabeza – tartamudea Andrés – ¡esa es una puta cabeza!

– Shh – lo manda a callar Blake – no alces la voz que nos pueden descubrir.

La cabeza de la psicóloga sigue en mis pies y por alguna razón no puedo apartar la vista de sus ojos. Hay detalles que se me son imposibles ignorar: como por ejemplo que le cortaron el cabello, pero no con tijeras, sospecho que se lo cortaron con algún objeto caliente lo cual explicaría las quemaduras que tiene en el cráneo y lo quemado que se ven los pocos pelos que le quedan en la cabeza.

– hay que poner eso donde estaba – habla Karim a mi lado.

– sí, Blake ayúdame a...

– No – hablo firme dejando paralizados a Cameron y Blake.

Lo obvio y razonable sería agarrar esas bolsas y dejarlas en el casillero para luego hacer como si nada hubiera pasado, pero esto no es un puto juego de niños, aquí no hay cabida para lo razonable. Si queremos atrapar pronto al vengador entonces hay que actuar y pensar como si fuéramos unos hijos de puta: sin corazón y con la cabeza fría.

– no podemos dejar un cuerpo descuartizado en medio del pasillo – dice Elliet mirándome como si estuviera loca.

– no lo dejaremos aquí, nos lo llevaremos – digo con simpleza sorprendiéndolos a todos.

– ¡qué!

– estás loca.

Sí.

– si lo metemos ahí, tarde o temprano alguien lo encontrará – hablo tratando de hacer que entiendan que lo mejor es llevarnos el cuerpo.

– pues eso sería lo mejor – responde Elliet.

– no, de hecho, sería peor que alguien más lo encontrara – digo – tus huellas y las de Andrés están en las bolsas – le digo y su rostro palidece – si alguien las encuentra estaremos en problemas – se quedan en silencio.

Las cosas se están empezando a complicar y en este punto no hay cabida para el sentimentalismo ni para la cobardía. Sé que tienen miedo, están aterrados y probablemente se quieren salir de este estúpido juego en el que estamos metidos, pero lastimosamente no se puede y nos toca afrontar esta situación para acabar con este juego lo antes posible.

– Yelena tiene razón – me apoya Karim – hay que llevarse el cuerpo.

– está bien, si ustedes dos están de acuerdo en llevarse esta cosa, ¿adónde lo piensan poner? – pregunta Cameron.

– hay que enterrarlo – comenta Katha.

– no, antes quiero hacer una autopsia – suelto.

– ¿cómo dices que dijiste?

– hay que saber la causa de muerte. Qué le pasó, el cómo y porqué murió – intento explicar.

– no sé si no te has dado cuenta – me dice Katha – ¡a la tipa la cortaron como si fuera un puto pedazo de pan!

– baja la voz.

Respiro hondo tratando de pensar. Ya es bastante peligroso el hecho de enterrar el cadáver en alguna parte del colegio, los chicos están asustados y alterados, el que yo diga que quiero llevármelo para hacer una autopsia lo empeora.

Quieren deshacerse del cadáver lo antes posible porque tienen miedo y es normal, cualquier persona normal estaría cagada de miedo en esta situación. El problema es que yo hace mucho tiempo acepté que no era una persona normal, tampoco tengo intensiones de serlo.

YelenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora