Capítulo 27

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River of blood.


Su mirada helada y sombría causan un efecto de deja vu en mí.

Se agacha, quedando a mi altura tomándome de las manos.

– sabía que eras tú. Tienes mis ojos, pequeña. – se levanta, dejando un casto beso en mi frente.

– ¿quién eres?

– Maximiliano Ackerman, tu padre.

Las voces aparecen, muchos recuerdos pasan por mi mente sin darme descanso ni respiro. imágenes acompañadas de voces, pesadillas, recuerdos: todo pasa al mismo tiempo, consiguiendo que no pueda respirar con normalidad.

Siento como la frente me suda, los ojos me pesan, no puedo abrirlos. No veo ni escucho nada a mi alrededor, pero puedo sentir como me acuestan en algo blando y cómodo.

– eres mi hija, mi heredera. Pronto toda América te pertenecerá y necesitas entrenamiento para dirigir nuestro imperio.

– quiero acabar la escuela primero. – me limito a decir.

– llevas sangre Ackerman en tus venas, ¿crees poder vivir entre ellos sabiendo lo que eres?

– llevo quince años haciéndolo, un poco más no me va a matar.

– aceptaré tus condiciones, pero tú debes aceptar las mías. Por el momento, no puedes decirle a nadie que eres mi hija, nadie puede saberlo. El único que lo sabrá será Lionel, nadie más. Si el mundo se entera que eres mi hija sin antes haber concluido con tu entrenamiento, podrían matarte.

– pero no lo harán. – lo volteo a ver.

– claro que no, primero los mato.

Las voces siguen, el desespero me tiene alterada y no soy capaz de controlarme. No sé quién está conmigo, no escucho ni veo nada, pero lo siguiente que siento es como me toman con fuerza clavándome algo en el cuello, durmiéndome al instante.

– eres muy buena, mi niña.

– desde pequeña he jugado al ajedrez, Ulises.

– oh vamos, no me digas Ulises. Dime abuelo. – sonríe, denotando la misma oscuridad y perversidad que Maximiliano.

– me es difícil llamarte así. – digo, moviendo un alfil en el tablero.

– pronto te acostumbrarás. – mueve una torre.

– eso espero, todo esto se me está siendo complicado de procesar.

– debes acostumbrarte pronto, mi niña. Debes tener en claro quién eres, de donde vienes y lo que estás destinada a ser. – dice – eres una Ackerman, el imperio que tu padre construyó pronto te pertenecerá.

– no sé si estoy lista para eso. – muevo la reina.

– primera regla: tus hombres, tu gente, ellos no te seguirán ni te verán como su líder si tú no te vez ni sientes como tal. Llevas sangre Ackerman en tus venas, eres capaz. Veo en tus ojos la misma grandeza que veía en tu padre cuando era niño. – mueve un peón.

– no me parezco en nada a él. – digo de inmediato.

– en eso te equivocas, eres igual a él, pero algo es distinto. Tu padre es un gran líder, pero tú serás mucho mejor que él, de eso estoy seguro. Serás la primera mujer en el trono Ackerman. Yelena Ackerman, heredera al trono de la mafia canadiense, próxima dueña de toda América, la pesadilla de Europa y Asia.

YelenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora