Capítulo 35

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Perdón la demora, lo que pasa es que lloré y grité con el cap, entonces me costó trabajo concentrarme.



Realidad.

A veces, la vida te da golpe tras golpe sin razón alguna. A veces, se sufre más de lo que merecemos. A veces... la vida te tortura hasta que anhelas morir, pero, como la vida es tan hija de puta, hará lo posible para que tu deseo de morir no se cumpla.

Lo intente, y no fue una vez, fueron varias. Aun despues de fallar tantas veces, sigo con el deseo de acabar con esta tortuosa pesadilla.

No sé cuanto tiempo llevo aquí, perdí la cuenta luego de los dieciocho días. El encierro me hace enloquecer. He tenido ataques de ansiedad, locura y rabia. No sé cómo es que aún conservo algo de cordura.

Las esperanzas de que algún día salga de aquí ya son casi nulas, he intentado resignarme, he querido aceptar que me quedaré aquí y que ya nunca volveré a salir, pero algo en mi interior no me deja resignarme, algo en mi interior sigue creyendo que en algún momento saldré.

Paso mi mano con delicadeza por mi vientre, logrando que el recuerdo del accidente vuelva a mi cabeza.

En este tiempo han pasado muchas cosas, cosas que deseo olvidar, pero, por más que lo intento, por más que me repito que está bien, que solo debo olvidar y seguir, no puedo hacerlo. Las torturas, tanto físicas como psicológicas, siguen haciendo presión en mi corazón, enterrando más la daga que en algún momento me terminará de romper el alma.

Confío en que lograrás salir de esta. Ten fe, cariño.

<la fe la perdí cuando perdí a bebé que ni si quiera sabía que tenía>

Cada que cierro los ojos, la imagen de un bebé aparece al instante, torturándome con el recuerdo de la criatura que habitaba en mi vientre.

Con mi mano libre, tomo la joya que reposa en mi cuello, apretándola con fuerza trayendo el recuerdo de Maximiliano y las veces que me repetía que siempre estaría para cuidarme.

Sabía que la vida era una hija de puta, pero ¿esto? Esto es más que una pesadilla. Aún no encuentro una razón para merecer este calvario.

No la encuentras porque no hay una razón. Ni tu ni nadie merece esto.

El sonido de la rejilla siendo abierta llama mi atención haciendome voltear, viendo como dejan una bandeja con comida para luego volver a cerrar la rejilla.

Medio me incorporo en la cama, tomándome la cabeza con las manos cuando siento como si esta se partiera en dos. Respiro profundo por la boca, parpadeando varias veces tratando enfocar la vista cuando esta se me nubla.

Con dificultad me levanto de la cama para poder tomar la bandeja y ponerla sobre la pequeña mesa blanca de la habitación.

Tomo el pequeño pan blanco dándole una mordía. Mis ojos caen en un pequeño bulto blanco escondido debajo del plato en donde estaba el pan.

Me quedo quieta, mirando de reojo la cámara de la habitación. Lentamente, me ubico de espaldas a la cámara, impidiendo así que el vengador pueda ver lo que estoy haciendo, si es que me está viendo ahora mismo.

Quito el plato con cuidado evitando hacer movimientos acelerados. Tomo el papel en mis dedos, desenvolviéndolo, leyendo lo que está dentro.

Me tomó tiempo, pero logré encontrar una salida.

No duermas hoy. a las 3 de la mañana ocasionaré un apagón y podrás salir de aquí, tendrás poco tiempo, por lo que debes apurarte. Te estaré esperando fuera de tu habitación.

YelenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora