Capítulo 36

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El destino de dos polos opuestos.


El viento sopla feroz. La brisa fría me tiene ardiendo la nariz, pero no sé si es por el frío o porque tengo unas increíbles ganas de llorar al ver a mi papá a pocos metros de mí.

– por un momento llegué a creerte, fue un error que no pienso volver a cometer, primero te mato y luego le llevo tu cabeza como regalo de cumpleaños a tu padre. – amenaza Maximiliano.

– espera... – intento dar un paso, pero Karim me toma del brazo impidiéndome avanzar, cosa que alerta y altera a Maximiliano que parece como si se le hubiera metido el diablo adentro.

– quítale las manos de encima. – advierte entre dientes.

– déjala ir. – le dice Dionisio, mi tío.

– cuando fuiste a la central te dije que yo no la tenía. – le habla Karim a Maximiliano. – te estaba diciendo la verdad.

– lo que veo ahora me hace dudar de tu palabra. – recarga el arma.

– papá. – alzo la voz captando su atención, vacila un poco, perplejo al escucharme.

Es la primera vez que se lo dices sin vacilar.

<tarde mucho en hacerlo>

Medio me sonríe con un brillo especial en los ojos, para luego volver su semblante serio dirigiéndose a Karim.

– no seas estúpido. – le dice. – estás en desventaja. Entrégame a mi hija y por hoy no te mato. – sonríe.

– ¿quién me asegura que no la matarás? – le pregunta Karim, consiguiendo que la mandíbula de mi progenitor se tense y sus ojos se oscurezcan.

– ¿por qué te interesa tanto si la mato o no? – inquiere.

– ya te habrás dado cuenta de la razón.

El sonido de un auto seguido de un disparo alerta y pone a la defensiva a todos, volteando a mirar a un lado de la calle en donde se acercan una fila de camionetas negras.

Las camionetas se detienen, y de ellas bajan múltiples hombres con armas de alto calibre, formando una fila para darle paso a...

– Hakim.

– Maximiliano.

Mi padre y el extraño hombre se aniquilan con la mirada. La tensión en el ambiente crece a cada segundo, el odio es notable en mi padre y el hombre.

– ¿pensabas dispararle a mi hijo?

– no pensaba hacerlo, lo voy a hacer. – el semblante del hombre se endurece y, con un movimiento rápido, saca su arma apuntándome a la cabeza, provocando que la mitad de los hombres de mi padre apunten hacia el hombre.

– atrévete a disparar y yo le disparo a tu hija. – advierte.

Mi cuerpo se tensa he inmoviliza.

Mis ojos están fijos en el arma apuntando a mi dirección, trayendo el recuerdo de uno de los sucesos en el bunker.

Respira profundo.

baba. – le habla Karim al hombre, pero este no le mira.

– sería tonto hacer eso, ¿cierto? Ninguno de los dos ganará esta contienda. – le habla mi padre.

El hombre se calla.

Las manos me tiemblan, algo se me atora en el pecho, siento que sudo frío mientras el aire se me atasca en la garganta.

YelenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora