Capítulo 31

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Errores que cuestan la vida. PT 2.


Narrador Omnisciente.


Cameron...

Cameron...

Cameron...

El nombre se repite en la cabeza de Yelena una y otra vez. La garganta se le contrae, la respiración se le atasca y un dolor en el tórax la hace temblar.

– Yelena. – Uriel intenta hablarle, pero Yelena no la escucha.

Las voces aparecen, imágenes empiezan a torturarla. No. Se repite una y otra vez.

– ¡Yelena! – Uriel la sacude con fuerza haciéndole reaccionar.

– ¿quién te lo dijo? – logra decir, sintiendo como algo dentro de ella empieza a surgir.

– Elliet. Me llamó, está aterrada. Al parecer fueron a los túneles queriendo atrapar al vengador, pero algo salió mal y... Florencia les dijo que no te dijeran nada.

El enojo, la rabia, impotencia, miedo: Yelena empieza a sentir todo al mismo tiempo, provocando que sus demonios salgan a flote. El monstruo que es, amenaza con quitarse el disfraz.

– llámalos a todos, diles que nos vemos en la biblioteca en cinco minutos. si no están ahí en ese tiempo yo misma los iré a buscar y no será bonito. – advierte, para luego meterse en el baño en donde se refresca la cara una y otra vez, haciendo el inútil intento de calmar un poco el instinto asesino que empieza a dominarla.

– calma, respira y piensa. – susurra.

Luego de rendirse, dándose cuenta de que no logra calmarse y que tampoco quiere calmarse, sale del baño, caminando a grandes zancadas hacia su cama en donde quita el colchón sin importarle lanzar todo al piso.

Toma una navaja, clavándola en el colchón sacando de este un arma.

– vas a...

– toma tu arma. – le ordena. – ahora.

Uriel obedece sin rechistar, sacando el arma escondida en su almohada. Sale de la habitación con el arma escondida en su pantalón, siguiendo a Yelena en silencio por los pasillos hasta llegar a la biblioteca en donde, de una patada, Yelena abre la puerta asustando a todos adentro.

– ¡¿quién mierda les dijo que podían ir a los jodidos túneles?! – grita completamente fuera de sí.

– Yelena...

Perdida en su enojo, cegada por la rabia, consumida por el monstruo en su interior. Yelena toma su arma, soltando el disparo que hace retumbar la biblioteca y que pone a temblar a todos menos a Uriel, quien se mantiene firme a la espalda de su superior.

– ¡todos jodidos imbéciles! – suelta otro disparo que los hace gritar.

– Yelena, no sabíamos...

– ¡cierren sus asquerosas bocas si no quieren que se las vuele de un disparo! – amenaza.

La ira, la grandeza, el poder que denota es tan sorprendente que, con tan solo su mirada, hace temblar a sus propios amigos quienes se mantienen agachados en el suelo, completamente asustados sin saber que hacer.

– escúchenme bien montón de idiotas. – empieza a caminar hasta el escritorio. En donde, cerca del ventanal, golpea la tabla suelta del piso, sacando del agujero una caja con armas en su interior.

YelenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora