A la nada.

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Sudou no tiene ni la más mínima idea de la ubicación de su hermano. Iason desapareció desde el día en que les dio la noticia de la muerte de Misaki y el bebé.

Lo único que le dejó fue una serie de medicamentos que debía tomar para ralentizar el avance de su enfermedad.

Pese a que su hermano y él nunca han tenido una afectuosa relación, Sudou quiere verle aunque sea una última vez, su muerte está a un paso y lo sabe, Iason es todo lo que le queda de familia, y antes de morir quiere decirle algo un tanto cliché.. "Hermano ten una buena vida", o algo por el estilo.

Sudou está decidido en encontrarle, aún si tiene que poner un pie en esa casa.. La única que quedó en pie después de la masacre de la familia Mink.

A buscado a su hermano por todas partes y no a tenido suerte. Pese a que sabe de cada escondite de Iason, ésta vez a sido imposible.

Su última opción es esa casa.

Ese día al menos podría ver a Akihiko. Quiere despedirse de él, porque si su visita fracasa y no encuentra a su hermano.. Entonces lo más seguro es que se muera sin decirle adiós a nadie.

-Sudou san, buenos días, ¿Se siente bien?-

Sudou sonríe ya sin nada de usual coquetería, sabe que su rostro es un desastre, los pómulos parecen rasmillados y sus ojos están un poco inflamados. De nada servía ya ser coqueto.

-Me caí mientras hacía el amor con mi amante, así que estoy bien-

Bueno.. No podía evitar ser coqueto, era parte de su personalidad. El enfermero se sonroja, junta los labios con vergüenza y continúa caminando, le lleva con Akihiko.

-Usami san el día de hoy parece más tranquilo que otros días, pero es impredecible así que evite acercarse a él, mantenga su distancia-

-Sé cuidar de mi guapo, gracias cariño- Sudou le guiña un ojo al enfermero, ve hacía la sala de visitas. Ya va casi un año desde la muerte de Misaki y Akihiko está lejos de superarlo.. Nunca lo hará.

Con precaución se sienta en el sofá a unos dos metros de él. Akihiko está sentado en una silla de ruedas, justo a un lado de la ventana. El escritor ve el cielo.. Como esperando su momento de irse de ese mundo para reunirse con su esposo y su hija.

-Akihiko- Suodu le llama aunque lo hace por costumbre, el ser humano frente a él no está en escencia- No te preguntaré cómo estás, se ve a simple vista.. Te ves cómo el culo- Sudou se ríe por su lenguaje sucio, ríe sólo, Akihiko sigue sin prestarle atención- Ayer Aikawa me entregó una copia de tu último libro sin publicar, ese que no querías que nadie viera.

Lo leí, lamento eso.. Entendí porqué no querías que nadie lo leyera.. Es tan deprimente que en la cuarta página quería suicidarme- Sonríe cubriendo sus labios- Es broma.. Hay una frase que me quedó dando vueltas.

"Que la desdicha de perderte, no me quite la dicha de haberte conocido".

Me pregunto en qué estabas pensando cuando lo escribías- Sudou ve a Akihiko con una sonrisa dolida- En el fondo, nunca soltaste a tu omega.. Tú.. Siempre asumiendo que todo se arreglaría, que Misaki regresaría a ti.. Pero él se murió.. Y te dejó aquí con tus pretensiones, ¿Eso es lo que te mantiene así verdad?.. Akihiko- Sudou intenta acercarse, unos golpesillos en la puerta le advierten que es observado y que debe cumplir con mantenerse sentado. Suspirando se acerca a la puerta para irse, no sin antes darle una última mirada al escritor demacrado- Eres hermoso no importa qué, creo que eres el hombre más hermoso que mis ojos han visto desde que nací, eres interesante, inteligente, tus gustos son tan peculiares.. Nunca te fuiste a la cama conmigo, nunca me diste esa oportunidad, ni siquiera a tu cama me dejaste entrar, fuiste muy egoísta.. Tan egoísta cómo yo.. Estoy celoso.. Porque lo único que haces es seguirle desesperadamente, quieres morirte y alcanzarlo.. Odio eso Akihiko, detesto que me restriegues ese amor, porque yo nunca voy a conocer lo que es sentirse amado de la forma en que tú y Misaki lo hacían..

Fragilidad. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora