Es él.

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Un rubor casi primerizo, el escalofrío en su piel desnuda, las frías manos de su esposo, manos ambiciosas de recorrer cada parte de su cuerpo virgen.

-Misaki.. Te amo-

-Que vergonzoso.. Usagi san.. Deja de verme así-

-¿Así cómo?-

-Baka.. Ya deja de jugar, m..mejor esperemos usagi san, ésto es demasiado, creo que me equivoqué, cúbrete.. Espera..-

-Misaki, dí que me amas-

-No lo diré.. No lo haré-

-Te amo, te amo Misaki, dilo, no me hagas sentir inseguro-

-Ugh.. Yo.. Usagi san.. Quiero saber porqué me amas..-

Akihiko abre los ojos, acaba de darse cuenta de algo bastante simple pero importante. Siempre le a dicho a Misaki que lo ama, pero pocas son las veces que le dice sus por qué.

Se recuesta desnudo al lado de su pequeño esposo. Misaki se voltea hacía otro lado, le da la espalda y sus orejas enrojecen, siempre a sido vergonzoso, así que no le sorprende ni le molesta.

Se apega a él con cuidado de hacerlo solo del torso hacía arriba, sabe que si le hace sentir su erección, quizá se le reviente la nariz.. el pensamiento le divierte y sonríe antes de encontrar las palabras adecuadas. Afirma su mentón en sus cabellos, inhala el tierno aroma de Misaki, y comienza a hablar con sinceridad.

-Hace años atrás, antes de conocerte, pensaba que tenía la capacidad de ocultar todas mis cargas emocionales, mis sentimientos. También aprendí a fingir Misaki.

Me había enamorado de mi mejor amigo en la escuela privada a la que asistía, él era un alfa, y nunca tuvo ese interés en mi. Al principio pensé que podía darle la vuelta a la situación, pero pasaron los años, y él llegó un día con una omega y un niño, era su hijo.

Nunca te hablé de ésto, pero lo dedujiste, supiste ver en mi corazón, la amargura y la frustración acumulada.

Tú.. Un pequeño chiquillo, que apenas conocía vio todo. Entraste a mi vida con timidez y agallas, me molestaba, me inquietaba tu actitud, eras irritante para mi porque me asustaba tu capacidad de agotarme hasta ceder.

Recuerdo cuando me regañaste por fumar sin detenerme, escondías las cajetillas, discutíamos y terminaba alejándome para evitarte-

-Usagi san..-Misaki se burló con una risilla-¿Te pregunté razones para detestarme o amarme?-

-No.. Lo siento, sé lo que preguntaste, solo déjame terminar.

Misaki, hacías más que tu trabajo. Siempre he sido consciente de que soy una persona difícil hasta decir basta, tengo manías, no soy sociable, soy egoísta y mis ánimos generalmente son conflictivos.

Pero tú no te detuviste, llegabas hasta mi cama y me obligabas a ser decente y ponerme en pie. Me preparabas la comida, incluso arreglabas mi desórden, una y otra vez.

Luego me encontré a mi mismo hablándote de lo cotidiano, deseando tu presencia, tu atención, lo deseaba tanto, cómo jamás deseé nada ni a nadie. Cuando me dieron aviso de que mi antiguo amor adolescente, murió por una enfermedad.. Fui a su funeral, tú me acompañaste a pesar de decirte que no lo hicieras.

Tú.. Un pequeño chico que empezó cómo un lío arrasador, lloró por mí, se puso en mis zapatos y caminó en ellos sin pedírselo.

Entonces me dije.. Ah es él..

Desde ahí entendí que te amaba, lloré en tu hombro, secaste mis lágrimas sin decir nada, respetaste el silencio que necesitaba.

Entonces, tenía claro que te amaba, pero se presentó otro problema.. Eras un gamma, lo sabía, pero fui más consciente de ello cuando mi mente proyectó un futuro contigo entre mis brazos. Averigüe y busqué maneras de estar junto a ti sin dañarnos, pero no encontraba nada. Me deprimí, no sabía que hacer, el alcohol y nuevamente la frustración, me llevaron a intentar probar una aventura. Intentar sacarte de mi cabeza aunque fuera por una noche.

Ese día que nos escuchaste teniendo sexo, entendí que ese amor prohibido era mutuo, mordí mi propia boca hasta sangrar para no ir tras de ti. Me hundí en mis escritos, en mis manías y en mis vicios, pero no, no podía seguir así, era un muerto que caminaba en la inercia de mi vida sin sentido.

Te busqué, te besé.. No salió bien, pero no me importó. Nos casamos, tu sola presencia me daba vida Misaki.

Tus sonrisas, tus conversaciones, tus regaños, tu inocencia, tu fuerza..

Te amo por lo que eres, por lo que haces, y por lo que llegarás a ser, porque confío plenamente que solo cosas buenas pueden venir de ti.

Te amo.. Eres mi dulce hogar-

Los besos caen suaves sobre sus hombros.

Su respiración se agita, Misaki junta las piernas y las aprieta por la sensación nerviosa en su columna.

-Yo también te amo Usagi san-

Misaki se gira hacía su amante, toca su pecho en el área del corazón, los delgados dedos de su otra mano juegan en el rostro blanco y hermoso de Akihiko.

Acerca su boca y le besa sin ningún tipo de inseguridad.

Akihiko jadea y se sorprende cuando Misaki apega todo su cuerpo al de él, acepta su desnudez sin problemas, comparten el calor de un cuerpo ajeno, amado, y su corazón se conmociona.

Lleva a Misaki debajo de él, entre beso y beso, con una de sus piernas, abre las de Misaki y se acomoda para empezar a amarlo con el cariño, la pasión y el fuego de un hombre enamorado en la cama.

Será paciente, aunque su paciencia le grite agotada en cada estímulo, en cada toque.

Fragilidad. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora