Arcano.

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Boca abajo su amante separaba sus labios en un febril jadeo extasiado.

Él sudaba y jadeaba también, sus manos empuñaban las sábanas, arrugándolas y arrancándolas de su lugar, extendiendo su agarre al borde del colchón, se daba el brío y el impulso codicioso en su lujuria, que acrecentaba dentro de ese chico.

Debía apresurarse.

-Dijiste.. Que debías ir.. por él, ¿No cenarían juntos?.. ¡Ahh!-

-Aún.. Queda tiempo..-

Akihiko empujó fuerte, se presionó en movimientos circulares contra el rojizo agujero que le recibía a duras penas.

Mordió su lengua para no expresar tan en alto su placer impúdico.

No cuando su amante le recordó a Misaki.

Misaki..

Si alguien le hubiese dicho hace meses atrás.. que estaría entre otros brazos, como en ese momento.

Le hubiera roto la boca al descarado que sugiriera tal aberración.

Su orgasmo se acercó, la cama de hotel se sacudió con más obviedad.

Sabía que estaba siendo agresivo.. Pero así era su celo.

-Ahh.. ¡Akihiko!-

-¡Ahhg!.. Si.. Mmm-

Eran los últimos estrágos del calor obsesivo, era la última vez que dejaba el nudo dentro del omega.

Su mente se estaba aclarando.

Sus colmillos se ocultaban bajo sus labios luego de masticar el collar anti mordidas.

Debía darse un baño, su cuerpo estaba impregnado en la mezcla de aromas.

Petricor.. Lavanda.. Cigarrillos.. Alcohol, semén y sudor.

Asqueroso.. Quería irse de ahí.

-Akihiko.. Eso fue.. Tú celo se vuelve cada vez más agresivo-la sutil voz lastimada golpeó su oído, no le agradaba intercambiar palabras con él.

Aunque ese chico no tuviera culpa de nada.

-Si es mucho para ti, podemos deshacer el contrato-

-No lo digo porque no pueda recibir el embate de tu calor, soy un omega dominante, calificado para tolerar la adversa situación de un alfa como tú.

Lo digo por Misaki-

-Calla.. Estás rompiendo una de mis claúsulas principales, a él no le nombres aquí-

-Solo quiero aconsejarte, todos te lo han dicho, vas a destruirle cuando la situación se vaya de tus manos.

Déjale ir-

-Suficiente, tu deber es calmar mi celo, tu deber es hacerme sentir bien, no ser mi consejero matrimonial-

El nudo se había desinflamado, permitiéndole abandonar la herida cavidad del omega que lloraba tapando su boca, tocando con cuidado la abertura que derramaba sus propios fluidos.

Akihiko vio con culpa las consecuencias de su líbido descarriado he infame.

No quería ni pensar en lo que ocurriría si se dejara llevar en su necio deseo de tomar a su pequeño esposo.. Su Misaki.

No podía soltarle, él no podía soltarse.. era un círculo de vicios según los demás, pero para él.

Solo había un amor inmenso por su pareja de vida.

Esperó que llegara el médico, y luego se retiró sin siquiera mirar a los ojos a "su amante".

Si.. Era su amante, aunque lo quisiera negar.

Cumplía con todos los sórdidos requisitos.

Uno.. Él estaba casado, pero cada cierto tiempo, el calor de su cuerpo lo compartía con alguien que no era su esposo.

Dos.. En su matrimonio había una gran mentira.. Misaki confiaba ciegamente en él, y cada vez que se reunía con su amante, su esposo le creía en..

"Un viaje con motivos de inspiracion, creatividad, que tinten un lienzo en blanco, con nombre de novela"

Con dolor rebuscó su anillo en el bolsillo de su pantalón.

Sabía que era imprudente estar con Misaki en ese momento.

Siempre esperaba un par de días en que los rasguños y las feromonas del omega, se atenuaran sin dejar evidencia de su libidinoso y patético alfa.

Pero.. En ese momento no podía esperar, tenía que verle casi con una obsesiva necesidad.

Tomando un puñado de inhibidores, siguió su irresponsable camino.

-Misaki-

-Usagi san, bienvenido a casa-

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