Tu muerte no será en vano

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Varias horas atrás

+ Yo... te dejaré a solas para... tú sabes, te despidas y todo eso – Odalia abandonó la carpa dejando a Eda aun gritando en su interior. Sus gritos estaban acompañados de mucho movimiento de su cuerpo.

+ ¡Ahhhhhhhhhhh! – ella estaba desgarrando su voz, las lágrimas nublaban su vista y sus muñecas estaban empezando a sangrar de la fuerza que estaba ejerciendo. Quería ayudar a Lilith a como diese lugar.

En sus intentos de escape terminó cayendo hacía un costado, a causa de eso romper la silla en la que estaba no iba a ser una opción, solo había una forma de escapar de esto y Eda ya estaba en eso. Hacer que sus manos pasen a través del nudo.

No tenía ningún cuchillo, no podía mover los dedos para hacer un hechizo, no tenía ninguna forma de salir de eso que no la lastimara pero la desesperación de esta mujer era el analgésico perfecto. Usando todas sus fuerzas jaló sus manos para que atravesaran la cuerda.

Para su fortuna sus muñecas ya estaban sangrando un poco, eso la ayudo a pasar un poco más rápido las manos, claro que eso no evitaba que fuese un proceso extenuantemente lento el que toda la mano pasara por la cuerda. Para eso ella tuvo que soportar que se siguieran rompiendo lentamente.

Despacio los huesos de sus manos se fueron quebrando, pasando de a poco a través del delgado espacio disponible, no solo era que se rompían los huesos, tenían que comprimirse lo suficiente para pasar, así que inevitablemente parte de los huesos rotos atravesaron su carne, llegando al exterior y actuando cómo otro obstáculo en su misión.

Aun así ella insistió, por más que sus propios huesos la estaban desgarrando, por más que sus músculos estaban siendo cortados lentamente y el dolor era suficiente para perder el conocimiento o sucumbir a la locura, a pesar de eso ella siguió.

Algo positivo de que sus huesos salieran a tomar aire, es que algunas partes filosas de ellos cortaron un poco la cuerda, permitiéndole romper el amarre más rápido de lo esperado. Con eso hecho ahora tocaba acerarse a su hermana.

Con su vista nublada por las lágrimas y el dolor Eda empezó a arrastrarse usando la fuerza de su barbilla, se la rasgó un poco en el camino pero a comparación con el dolor de todas sus articulaciones rotas y ensangrentadas eso era un solo pellizco.

+ ¡Lilith! – a pesar del dolor aun gritaba el nombre de su hermana, ella aun respiraba para su fortuna, lo sabía porque estaba tosiendo un poco a causa de la sangre que la ahogaba, eso le daba esperanzas pero no por demasiado tiempo.

Cuándo estuvo a punto de llegar a ella sintió cómo algo la jalaba, la causa era las cuerdas en sus piernas, si quería terminar de llegar debía hacer un poco más de fuerza, debía usar sus articulaciones rotas si quería lograrlo.

Y así lo hizo.

Uso fuerza en las piernas para jalar la silla con ella, al hacerlo sintió un horrible dolor en sus rodillas, cómo si le estuvieran martillando una estaca en esa zona, de nuevo volvió a gritar del dolor pero siguió adelante.

Tuvo que hacer ese mismo esfuerzo otras dos veces antes de llegar con Lilith y en el proceso llenó su cara de la sangre de su hermana, la sangre que se derramaba de su costado.

+ ¡Aguanta por favor! – le suplicó de inmediato en cuánto la alcanzo, esperando que de esa forma ella quizá aguantara en lo que buscaba una solución en su mente. En su estado no es que disponga de muchas alternativas.

Para su desgracia su hermana no estaba respondiendo, también había dejado de toser lo que significaba que el tiempo se le acababa. Eda debía actuar rápido si quería salvarla, y la solución estaba al alcance de sus rotas manos.

Nos OlvidasteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora