Capítulo 52.

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N. O.

Chris no esperó un segundo más antes de reaccionar tomando la daga que escondía contra su pecho. Ella lo miró a los ojos acorralada contra la pared esperando que algo de ese sentimiento que escondía saliera, para poder encontrar su punto más débil.

-Hazlo.

Su reto era predecible, quería demostrarle al D'angelo que no era capaz de lastimarla o siquiera de pensar en hacerlo.

-No tienes el valor. -Se burló de forma altanera hasta que una decepción profunda abordaron los ojos del pelinegro. Sin decir nada la tomo de ambos brazos para atarla mientras Sam le ayudaba.

-¿Qué haremos con ella? -preguntó su amiga con curiosidad y una pizca de miedo en su interior. -No podemos matarla pero si la encerramos sabrán que fuimos nosotros, vendrá su madre por ella.

-La llevaré a casa.

Todos en la habitación, incluyendo la rubia, quedaron sorprendidos por lo que dijo.

-¿Piensas exponer a tus hermanos?

Tiro con fuerza de Charlotte mientras comenzaba a caminar al auto.

-Quiero que Dalton haga algo, él sabrá muy bien qué es lo que le pasa.

Sam se detuvo en seco mirándolo incrédula.

-Espera ¿me estás diciendo que intentas ayudarla?

-Si Sam, es lo que haré ¿hay algún jodido problema?

-¡Iba a matarte!

-No estaba en ella hacerlo, sé que ella me... - censuró sus palabras ante una sonrisa irónica de Charlotte.

-Esto tiene que ser una broma ¿Crees que ella realmente te ama? ¿Qué hay alguna poción o magia que hará que vuelva en sí? ¡Es una puta cazadora!

-¡Y es el amor de mi puta vida!

Y el silencio fue sepulcral.

Charlotte borró la sonrisa que albergaba su rostro y Sam se quedó sin aliento sin poder creer que esas palabras salieran de sus labios con tanta seguridad.
El resto del camino fue intenso, agotador y exasperante, todos los involucrados en el auto sin tener idea de lo que estaba pasando realmente por la mente del otro.

Minutos después de ese pequeño castigo en marcha se detuvieron frente a la casa de los muy ya conocidos hermanos. El primero en sentirla fue Max que corrió rápidamente dónde se encontraban ambos saliendo del auto, Charlotte lo miró a los ojos enseguida y algo adentro de ella se removió a tal punto que cualquier instinto que pudiese tener iba desapareciendo poco a poco.

Sin siquiera preguntar fue directamente hasta donde se encontraba con el único propósito de quitarle las cadenas que le apretaban las muñecas.

-Espera, hermano. Ella no es Charlotte, es la cazadora que se ha encargado de matarnos.

- ¿Qué?

-Así es, luego de estar a solas con Chris en la habitación del bar intentó matarlo. -Prosiguió Sam, que muy en el fondo metía más palabras a la conversación por los celos que sentía al ver que Max le daba más atención a la rubia que a ella.

-No es su culpa, sabes que la controla su instinto. -La defendió volviendo a su tarea de quitarle la soga pero la rubia lo detuvo en un susurro.

-Basta, Max. -articuló con ese nudo en la garganta que no la dejaba ni respirar. - Yo iba a matarlo.

-Pero no fue tu culpa, princesa mía -tomó su barbilla entre sus dedos haciendo que elevara la mirada a sus ojos. -Tú jamás nos harías daño.

Ella negó silenciosamente con la daga escondida entre sus senos intentando reprimir ese impulso cuando él poco a poco deshacía las cadenas de sus muñecas.

Hermanos D'angelo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora