Capítulo 21.

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*Noticia emocionante al final*

Charlotte.

Perdida.

Esa era la única palabra que definía como me sentía en aquel momento, quizá desorientada por el instante en que no supe como había llegado hasta mi habitación, asustada por el hecho no recordar nada luego de haber estado hablando con el chico de la gasolinera, y finalmente aterrada por enfrentarme a las caras de personas que creí estar conociendo, pero que hasta ese momento, no tenía ni la menor idea de lo que pasaba.

Familia vampiro.

Las incesantes palabras que susurraban en mi cabeza. Ese molesto dolor en la boca del estómago me estaba atando a la cama, sin tener fuerzas para levantarme y volver a huir, aunque ni siquiera estaba segura de qué.

A mi mente venían episodios de días pasados y en algún punto llegaba a ser lógico que se hablara de algo sobrenatural, pero no estaba preparada para saber la verdad, no quería siquiera pensar en esa posibilidad.

Recuerdo con exactitud el primer día que Chris me acorraló contra la pared. Esa rapidez, esos reflejos, su fuerza, todo parecía estar ligado a ser algo completamente imposible. Luego sucedió el accidente con Max en el auto, no recordé nada, Max salió casi intacto, fui la única que recibió fuertes golpes, como si hubiera sido la única dentro del auto.

Los gritos de Maxwell el primer día que llegué. Dijo que tenía un resfriado cuando Dalton me aseguró que se trataba de un brazo roto. La inexplicable manera que tienen de aparecer y desaparecer sin previo aviso. El día que fui secuestrada el chico mencionó a los hombres lobo de una manera natural, como si tal cosa fuese posible.

Y a medida en que los recuerdos volvían, el corazón me latía con tanta fuerza y mi piel se erizaba solo de imaginar que estaba conviviendo con monstruos. Estaba loca seguramente, iba a tener en un hospital internada quizá, pero nada me quitaba de la cabeza las ideas que se habían implantado, y solo había una manera de saber si el estar encerrada afectaba mi mente o si realmente era verdad todas las teorías que tenía.

Salí de la habitación haciendo el menor ruido posible. No había nadie en los pasillos ni tampoco lo parecía haber en las habitaciones, descalza me abrí paso escaleras abajo, esperando no ser atrapada en el intento de probar algo que me sacaría las dudas de una vez por todas. Entonces entre más me acercaba, logré escuchar susurros, y para lo que consideraba mi suerte, eran ellos. Se encontraban en la sala de visitas, lo cual agradecí ya que me daba tiempo de ir a la cocina. Al llegar lo primero que hice fue tomar un cuchillo, lo intenté esconder poniéndolo tras mi espalda y volví mi camino a la sala donde parecía que estaban todos.

No miento cuando digo que mi corazón está a punto de salirse de mi pecho, mi cuerpo tiembla y siento que puedo caerme en cualquier instante.

Llegué a la sala. Al poner un solo pie adentro todos voltearon a verme. Los cinco hermanos estaban allí. Los primeros en ponerse de pie fueron Max, Chris y Dalton, mirándome en una combinación inexplicable de asombro y preocupación. Intenté recuperar el aliento y no tambalear ahora que lo tenía planeado, pero era difícil cuando esos ojos me inspeccionaban de pies a cabeza.

- ¿Estás bien? -el primero en preguntar fue Max, por su rostro era obvio que estaba preocupado y quería acercarse, pero mi mirada y mi silencio no le permitían dar un paso.

-Estábamos preocupados -habló Maxwell al ver que no respondía. Al igual que sus otros hermanos se puso de pie y dirigió su completa atención a mí. -Saliste sin decir nada ¿Qué sucedió?

La fuerza al respirar debido a la presión sobre mi pecho, hacía imposible que fuera capaz de articular palabra. Así que tomando todo el valor de mi cuerpo y mi mente, saqué el cuchillo, lo elevé lo más alto con la punta en dirección a mi estómago, le di una mirada a los cinco hermanos que estaban a unos siete metros de distancia y en un segundo puse la presión en el mango para insertarla en mi estómago sin pensarlo demasiado.

Pero no sentí nada, y en ese segundo en el que parpadeé para hacer la locura que estaba dispuesta a llevar a cabo, abrí los ojos y allí estaba. Chris D'angelo, arrebatando de mis manos en un segundo el cuchillo, haciendo imposible que me lastimara, pero lo suficiente para delatarlos sin permiso a explicaciones o lógicas. Un acto claro de que no estaba loca del todo. Ellos no eran lo que aparentaban.

Mis ojos no podían creer lo que habían visto, mis manos no dejaban de temblar e iba a llorar, iba a derrumbarme y suplicar que me dejaran ir, pero en lugar de eso, algo extraño me sucedió y el único deseo que tuve en ese instante fue golpearlo, lo cual hice. Los nudillos de mis dedos dolieron, pero hice caso omiso a lo que sentía, solo necesitaba desahogarme sin terminar llorando, sin terminar demostrando que era débil, aunque podía jurar que así era.

-Charlotte -susurró intentando detenerme. Pero no quería escucharlo, solo quería matarlos y acabar con ellos, aunque me costara la vida.

-Charlotte, respira -ordenó Max acercándose y tomando mis brazos para que me detuviera.

- ¡Tenía razón! -Grité encontrando mi voz - ¡Son unos monstruos!

Entonces Dalton me acorraló, tomando mis brazos con tanta fuerza que era imposible que intentara soltarme.

-Vas a tranquilizarte -me miró directamente a los ojos -Ahora estás bien, no te pasará nada, no vamos a hacerte daño.

Entonces el deseo de romper todo se detuvo dentro de mí, ya no quería seguir peleando, me relajé enormemente y no podía seguir gritando o haciendo el intento de lastimarlos, ya no quería hacerlo, o él me estaba obligando a no querer seguir. Mi respiración volvió a la tranquilidad y ya no sentía miedo de ellos.

- ¿Estás mejor? -preguntó acercándose a mí, mirando cada parte de mi cuerpo para asegurarse de que no me hubiera lastimado.

- ¿Qué me hiciste? -pregunté.

Me miró a los ojos directamente - ¿Fue esa la razón por la que quisiste escapar?

Todos me miraban, la tensión podía ser cortada, pero ninguno decía nada.

-Encontré la foto -confesé, ya no tenía miedo, no tenía caso seguirlo ocultando. Dalton frunció ceño levemente, no estaba entendiendo nada como los demás que parecían que miraban a una loca -En la cocina había una foto donde estaban todos, incluyendo sus padres y una chica.

- ¿Cómo la encontraste? -preguntó Chris luego de haberlo pensado mejor.

- ¡Eso importa ahora! -Me molesté más - ¿Qué demonios se supone que son ustedes?

Ninguno parecía tener la respuesta a mi pregunta, así que decidí hablar por ellos.

- ¿Acaso son vampiros? -solo de pensarlo, la cabeza me daba un colapso.

Maxwell abrió la boca para responder, pero Diego se adelantó a él.

-Sí, somos vampiros.

Hermanos D'angelo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora