Capítulo 49.

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Charlotte.

La miré completamente sorprendida sin entender muy bien a lo que se refería, aunque teniendo la idea clara en mi cabeza.

—Creo que sabes quien soy, solo no nos habían presentado personalmente —sonrió de forma segura y bastante cálida para ser una chica con tres navajas encima. Me quedé en silencio, sinceramente no tenía idea de lo que pensar, no confiaba para nada en alguien que llegaba así a mi habitación, pero por alguna razón ella decía la verdad, sentía que la conocía de otra parte, como si la hubiese visto en algún momento.

Pero entonces pasó... las imágenes vuelan en mi mente como un flash de cámara cada dos segundos, como si estuviese despertando de un coma y recuperara cada pensamiento.
Por su forma de mirarme ella lo sabe, ella comprende que todo está viajando a mi memoria de forma rápida y casi imposible de creer. Y me detengo, justo en ese momento...

Al tomarlo me di cuenta que la portada era únicamente en colores blanco y negro, el papel ya estaba bastante gastado y las hojas parecían muy antiguas. No sabía cómo funcionaban las editoriales en Italia, pero seguro que no se veían como de los años 90's.

Lo primero que captó mi atención y me dejó perpleja, a punto de tener un colapso, fue la imagen de una familia, pero no cualquiera, en ella se encontraban los cinco hermanos, un señor mayor, una señora elegante y hermosa, junto a una chica abrazada a Dalton y Chris.

Ella sonrío completamente segura de que yo lo sabía, que había descubierto que se trataba de la chica que menos esperaba encontrarme en el mundo.

Cristal D'angelo.

—Parece que te sorprende encontrarme, Charlotte.

No supe que decir, no supe que hacer, sentía que estaba viviendo una completa pesadilla, un sueño del que debía despertar en ese instante o iba a volverme loca.

—No lo entiendo... tú estabas... ellos dijeron... —comencé a balbucear sin parar, creyendo que definitivamente había enloquecido.

—No, no estoy muerta y definitivamente ellos no lo saben, así que debes prometerme que no dirás nada —se acercó despacio a mí sentándose a la orilla de la cama con cuidado. Me pegué un poco más al cabezal de la cama hasta sentir que no tenía forma de escapar de ello, estaba delante de mí y no solamente eso. Ella no era nada parecida a lo que me habían descrito, a la forma en la que actuaba o hablaba.

—No entiendo nada...

Se adelantó a sacar una ballesta de su maletín y me la entregó con algunas flechas listas para ser lanzadas.

—No tienes que entender nada, solo apunta al corazón de un vampiro vivo, suelta y deja que la flecha haga su trabajo —respondió de forma tan casual que me causaba escalofríos solo de pensarlo. —No me mires así, sé que parece difícil pero es todo lo que debes hacer... así logré deshacerme del vampiro que anda en boca de todos estos días ¿lo has escuchado?

Abrí los ojos completamente perpleja mirando la ballesta que sostenía entre sus manos. —Fuiste tú... tú lo mataste.

Sonrió de inmediato soltando un suspiro cansada dejando el arma entre mis manos guiando a mis dedos sobre el gatillo del que debía tirar y como debía apuntar.

—No vas a necesitar muchas clases, mis hermanos te han entrenado bien —soltó de forma tan casual, como si no le importara que ellos sufrieran por su causa.

—¿Qué es lo que hiciste? —pregunté aún sin entender del todo como pasaron las cosas, pero si muy consciente de que todo era real. Me miró confundida, como si no tuviese una idea de lo que hablaba. —Tus hermanos, piensan que te perdieron e incluso algunos se culpan por ello, tus padres creen que estás muerta y ahora eres un tipo de...

Hermanos D'angelo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora