Capítulo 11.

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N. O.

Las cosas ya estaban complicadas lo suficiente como para darle más sospechas a la chica. Incluso habían acordado en dejar de lado entrenamientos y cosas que los comprometieran para que todo estuviera en paz. Pero ¿Qué es una regla sino puedes romperla?

Chris tenía a la chica entre sus brazos sin creer todavía lo que había hecho. De un segundo a otro cualquier broma de mal gusto que tuviera se había esparcido, y bajo esa lluvia que prometía no detenerse, estaba condenando su vida secreta y la de sus hermanos.

-¿Cómo diablos hiciste eso? - no pudo evitar soltar la pregunta que cruzaba por su mente. Hablaba entre dientes debido a la impresión que había causado tal acto, tanto así que de inmediato perdió el color en sus mejillas.

-Reflejos - extendió a la chica delicadamente para que se pusiera de pie completamente. Respiraba agotado y bastante consternado -Deberías de agradecérmelo en lugar de hacer preguntas.

-Para empezar esto fue tu culpa - se defendió de inmediato -Y lo que acabas de hacer es humanamente imposible.

-No lo es Charlotte - de nuevo decía su nombre, solo que esta vez lo hacía de manera cansada y molesta -De nada, por cierto.

Intentando evadir la mirada de la chica que aún creaba en su mente miles de teorías, se fue del lugar entrando a la casa. No le importó dejarla sola unos segundos, algo que iba a lamentar mucho.

Ella se quedó aún bajo la lluvia, pensando una y otra vez, calculando el tiempo y la distancia, sacando a relucir ese lado matemático oxidado, pero al menos lo intentaba.

Comenzó a entrar a la casa para cambiarse la ropa cuando algo la tomó de repente cubriendo su boca, con una fuerza muy superior a la de ella, comenzaron a llevarla casi a rastras fuera de la propiedad. Intentaba gritar por ayuda, desesperada buscaba aire, pero debido a la presión en su nariz y boca, encontrar la manera de respirar era casi imposible. Buscó fuerzas en sus piernas para poder golpear a la persona que la estaba prácticamente secuestrando.

No podía ver ni su rostro debido a que la llevaba de espaldas, pero podía sentir su olor y era la combinación más extraña entre loción, licor y lodo.

La desesperación era tanta que poco a poco iba quedándose sin fuerzas, casi perdiendo el conocimiento dejó de moverse y forcejear, ya no podía seguir. Hasta que finalmente algo la puso en alerta.

-Llévala con el superior, yo me encargo del chico - esa era la voz de un hombre, quizá de unos cuarenta años. En un estado bastante crítico en donde no podía continuar hablando o luchando por su vida, pensó en él, la única persona que podía ayudarlo.

Con la voz pesada y distante logró pronunciar su nombre en un susurro -Chris.

Aunque era imposible que lograra llegar a oídos del que ahora se encontraba en su habitación intentando remediar el error que había cometido, una suave voz cruzó por su mente causando un gran impacto en él. Se detuvo en seco mirándose al espejo, la voz de la chica pidiendo auxilio no había sonado como una palabra, sino como un pensamiento.

Chris.

De nuevo, su nombre. Todavía consternado decidió cerciorarse de que la chica se encontraba a salvo, vaya sorpresa el no encontrarla en su habitación.

-¡Charlotte! - gritó con la esperanza de tener un respuesta por parte de ella en algún rincón de la casa.

Con el don de tener una velocidad superior, fue directamente a la parte delantera de la casa. La lluvia se volvía más fuerte, sin embargo su habilidad de escuchar y mirar, hacían de todo un tanto menos complicado.

Desesperado comenzó a buscarla alrededor de la propiedad. Intentaba recordar su olor con detalles para poder rastrearla de esa manera. Pero estaba tan concentrado en dar con ella, que no pudo evitar el golpe que lo dejó inconsciente, habiendo perdido así, la oportunidad de encontrarla.

Max y Diego se encontraban en el centro de la ciudad buscando aliados que pudieran aportar información de donde encontrar a la persona que estaba armando todo este alboroto con Charlotte. Hasta el momento lo único que sabían es que había estado un par de días en Italia pero que rápidamente se había alejado del lugar por problemas con los hombres lobo.

-Si comenzamos a buscar de casa en casa, nunca vamos a dar con la persona encargada de esto - se quejaba Diego mientras anotaba un par de direcciones en donde según algunas personas, había estado la persona que buscaban.

-Es una lástima que no podamos preguntarle a nuestros amigos lobos - Max siempre aparecía con sarcasmo y ese humor negro que le caracterizaba -Espera, si podemos, pero no quieres.

-Ellos no nos ayudarían ni aunque les paguemos.

-¿Cómo estás tan seguro? - cuestionó -Ni siquiera haces el intento.

-No tenemos relación con ellos y lo sabes - aclaró para luego quejarse por la conversación tan absurda -¿Por qué hablo contigo de esto? Nunca lo tomas en serio.

-No te enojes - volvía a ese tono juguetón que lo caracterizaba e iba a seguir hablando cuando su celular comenzó a sonar.

Lo tomó rápidamente y se dio cuenta que algo no andaba bien. Diego lo miró curiosamente.

-¿Quién es? - preguntó.

-Es el sistema de rastreo que le puse a Charlotte en el brazalete - dijo con completa tranquilidad -Dice que se está alejando de casa.

-¿Le pusiste un rastreador? - Diego no podía creer lo que escuchaba.

-Necesitamos tenerla vigilada y esto es lo único que ayuda - decía mirando la pantalla del celular -¿Quién se quedó con ella?

-Chris - respondió. Max comenzó a marcar el teléfono de su hermano para asegurarse de que todo estaba bien -¿De dónde sacaste un rastreador?

-Chris no contesta - dijo comenzando a preocuparse -Trae el auto, llamaré a los demás.

Diego no lo pensó un segundo más y obedeció. Max comenzó a marcarle a Maxwell quien se encontraba con Dalton.

-¿Sucede algo? - preguntó Maxwell en cuanto tomó la llamada. Era muy inusual que Max hiciera una.

-El rastreador indica que Charlotte se aleja de casa y Chris no contesta, debemos ir para allá de inmediato.

-¿Rastreador?

-No es momento de explicarlo, algo sucede - dijo de inmediato. Maxwell comprendió y dio las noticias a Dalton, quien reaccionó de inmediato para ir a buscarla.

De momento los cuatro hermanos iban tras la chica, y no solo eso, sino que también seguían la pista de quien los llevaría a la persona detrás de esto, esperando así al final poder solucionar todo de raíz y terminar de una vez con el peligro.

Todos tenían ese presentimiento que les indicaba que las cosas se iban a poner muy mal. Y lo peor de todo, es que eso era el inicio. La calma antes de la tormenta que pronto iba a inundar sus vidas.

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Ahora se viene lo chido...

Espero que les guste, si es así espero sus comentarios ❤😍 Alegran mi vida cuando me apoyan y me motivan a seguir escribiendo.

Hermanos D'angelo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora