Capítulo 32.

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N. O.

Charlotte se sentó a un lado de Max. Ambos estaban a gusto juntos, eran como viejos amigos, pero unos que no eran indiferentes a los sentimientos ni a las emociones.

- ¿Sucede algo entre ustedes dos? -preguntó de repente, las mejillas de Charlotte se encendieron de inmediato con el hecho de solo pensar que podía existir una posibilidad.

- ¿Por qué lo dices? -contraatacó bastante relajada, o al menos pretendiendo que lo estaba.

-Porque no estoy ciego -respondió dedicándole una de esas miradas que pueden matarte.

-Chris y yo nos odiamos, lo sabes muy bien -argumentó poniéndose de pie.

-Por favor Charlotte, no quieras hacerme parecer un idiota -elevó su tono de voz dejando claro que estaba molesto.

-No me daría todos los créditos -bromeó, pero él seguía serio y buscando una respuesta de su parte.

Charlotte se acercó a la cómoda de su habitación recordando cada momento en que estuvo cerca de Chris. Su olor, su mirada, su cuerpo, su calor, todo en él era tan atrayente y satisfactorio que era imposible sacarlo de su mente, sobre todo cuando llegaba con una propuesta que la dejó pensando demasiado.

De repente se dio cuenta del collar que había olvidado por completo, las palabras de Rodrigo invadieron su mente y no pudo ocultar lo aturdida que estaba de nuevo. Miró a Max tomando el collar entre sus manos, pero antes de decir una sola palabra, Max ya se había puesto de pie, completamente atónito.

- ¿Quién te dio eso? -preguntó de inmediato acercándose a ella. La reacción la tomó por sorpresa.

-Rodrigo lo dejó aquí... -antes de terminar Max la interrumpió.

- ¿Cómo que estuvo aquí? -la miró completamente desencajado, era un peligro para ella y los demás, o eso era lo que creía.

-Dijo que venía a advertirme sobre la mujer que apareció pretendiendo ser mi madre -resumió lo sucedido esperando una respuesta.

-Debo hablar con los demás -intentó tomar el collar pero Charlotte se adelantó evitando que lo hiciera.

-Primero vas a decirme qué significa esto -le mostró el collar -Y segundo, quiero estar allí, estoy harta de vivir tras la pantalla, de pretender que todo está bien cuando no.

Max la miró sin dejarle opción a segundas oportunidades, suspiró pesadamente y pensó en describir lo que sucedía.

-El collar perteneció a una cazadora muy famosa, ella lo llevaba puesto siempre cuando mataba a sus víctimas, si estaba decidida a asesinar simplemente lo hacía, todos temían de ella -se detuvo meditándolo profundamente, era ya muy personal.

- ¿Qué sucedió?

-Mi padre la mató -las palabras salían amargamente por su garganta.

-Creí que los cazadores eran los que mataban a los vampiros, algo a lo que podían ser inmunes -pensó profundamente en el tema de los cazadores y su papel en el mundo.

-Puedes matar a una cazadora que se vuelve vampiro, sobre todo por el amor de un hombre que solo la engañaba para acabar con ella y convertirse en el ser más alabado por el vampirismo.

Charlotte no pudo ocultar su sorpresa.

- ¿Tú padre le hizo creer que la amaba para matarla? -preguntó aterrada.

-Es un ser sin escrúpulos, capaz de cualquier cosa -se detuvo a pensarlo unos segundos y la miró contrariado -Pero ¿Por qué darte el collar a ti?

Hermanos D'angelo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora