Capítulo 25.

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N. O.

Max sintió por primera vez en su vida lo que humanamente se conocía como celos. Era evidente que la escena frente a sus ojos no era de su agrado, no podía quitar la mirada de los brazos de Chris sobre Charlotte. Lo que había comenzado como un juego se estaba convirtiendo en lo más fuerte que podía imaginarse, y quizá lo peor de todo, era que no solo estaba creciendo por un lado, sino que había dos corazones latiendo por una misma razón, y esa era... Charlotte Finlay.

- ¿Puedes llevarla a su habitación? -preguntó Dalton a Chris.

-Claro -respondió tomándola de los hombros para alejarla un poco, mientras Max contenía su ira con los puños cerrados y las emociones a flor de piel.

Charlotte odiaba sentirse así, realmente se sentía patética y débil, pero había cosas que no podía controlar. Al sentir las manos de Chris sobre sus hombros un escalofrió le recorrió el cuerpo, su mirada quedó frente a la de él, que con la mayor delicadeza posible llevó su pulgar derecho a la mejilla de la chica y le limpió las lágrimas.

- ¿Te sientes mejor? -preguntó con sumo interés, uno que la dejo un poco desencajada ¿Ahora se preocupaba?

No podía hablar o iba a romperse de nuevo, así que solo asintió e intentó hacer la mejor sonrisa, aunque no sirviera de nada.

-Es tarde, debes dormir un poco -sugirió Diego bastante convencido de que lo que pasaba frente a sus ojos era una completa respuesta a los sentimientos que Chris tenía sobre Charlotte.

-Quisiera... -habló finalmente pudiendo controlar las emociones -Llamar a mi madre.

Dalton sonrió de lado -No será necesario, viene de camino a verte.

Al principio se vio sorprendida, pero luego sus lágrimas fueron reemplazadas por una enorme sonrisa de felicidad. Así que dejándose llevar por aquel momento de felicidad se lanzó sobre Chris para abrazarlo sorpresivamente. Segundos después se dio cuenta de lo que hacía y con quien, avergonzada se separó e intentó disculparse pero él se adelantó dándole una de esas sonrisas que pueden convencerte que todo está bien aunque el mundo se venga encima.

Mientras al otro de la habitación alguien sufría las consecuencias de las mentiras, de los sentimientos, de la ingenuidad de creer que realmente su futuro y el de ella iban en la misma dirección.

Charlotte volteó a mirarlo haciendo que esa sonrisa quebrara su alma, saber que él no estaba a su lado le hacía lamentarse una y otra vez haberse fijado en lo que estaba comenzando a creer, iba a ser su salvación.

- ¿No estás feliz? -interrogó Charlotte confundida al verlo serio y sin emoción alguna.

Entonces le dedico una triste sonrisa que los hizo cuestionar su reacción y comportamiento.

-Claro que sí, princesa -hizo el esfuerzo por hacerlo parecer una broma, pero Diego ya se había dado cuenta de lo que sucedía - ¿Dónde está Pulgas?

Ella comenzó a buscarlo alrededor de la habitación pero no había señal alguna de él.

-Hace un momento estaba aquí -comentó comenzando a caminar por la habitación para buscarlo con mayor precaución, estaba comenzando a preocuparle.

- ¡Pulgas! -gritó dando vueltas por la habitación mientras los demás comenzaban a hacer lo mismo.

-Debió irse a la habitación -comentó Maxwell -Iré a buscarlo.

De inmediato utilizando su habilidad con la velocidad subió las escaleras y en tres segundos ya estaba de vuelta con el animal entre sus manos. A Charlotte aun le costaba trabajo creer que ellos eran vampiros, así que al ver lo rápido que se movilizaba le dio un poco de miedo y escalofríos. Así que aprovechando el momento en que todos estaban reunidos decidió comenzar con el interrogatorio.

Hermanos D'angelo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora