Capítulo 34.

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*aclaro que el sábado actualicé doble; así que asegurate de haber leído todos los capítulos antes de este para entenderle* ❤

N. O.

-Debemos hablar.

Max se servía una copa de ron, mientras Chris intentaba acercarse para conversar con él. Quizá no era el momento, pero las cosas iban a cambiar para bien o para mal.

-No quiero verte -aseguró llevándose la copa a los labios amargamente.

-Lo siento Max, todo ha sido mi culpa -siguió con lo que había planeado decir, era difícil hacerlo cuando sabía bien que todo había sido a causa de su egoísmo.

Max siguió observando la chimenea mientras bebía y saboreaba lentamente cada trago, su mente estaba llena de acertijos y pensamientos que era preferible borrar, no era el momento.

-Largo -ordenó sosteniendo con fuerza la copa, intentando calmar la rabia que lo comenzaba a fastidiar.

-Solo quiero solucionar las cosas, esto no era parte del plan.

Y entonces en un segundo se dio la vuelta para estampar contra la pared el vaso y quebrarlo en miles de pedazos.

- ¡¿Y entonces que lo era?! -gritó en furia - ¡¿Enamorarme de ella para que luego tú la conquistaras?!

- ¡Eso no es verdad! -respondió con la respiración acelerada y comenzando a sentirse enojado, pero a diferencia de Max, él estaba enojado consigo mismo.

Estaba ofendido porque su hermano, aún en esas circunstancias, seguía negando lo evidente.

- ¿Entonces qué es? -demandó encarandolo por completo.

-Si tú lo pudieras entender...

- ¡¿Entender qué?!

- ¡Que me enamoré de ella como un idiota!

Y el silencio fue sepulcral.
Chris no podía creer lo que había confesado, Max no podía creer que hubiera sido capaz de decirlo.

Estaban las situaciones puestas sobre la mesa, las cartas y los asuntos ya no eran un secreto, los sentimientos estaban expuestos, listos para ser dichos por las personas que menos se pensaba.

-Lo siento hermano -decidió romper con el silencio que inundaba el lugar.

Max se dio la vuelta completamente rendido, ya no quería seguir dando la pelea, era inútil seguir insistiendo en algo que ya estaba escrito, en algo que no era más que una promesa vacía.

-Quiero estar solo -susurró dándose la vuelta y tomando asiento frente a la chimenea, deseando borrar las palabras que había escuchado.

-Max...

-Dije que quiero estar solo, Chris -elevó su tono de voz esperando que eso diera el mensaje.

-No soy Chris, soy Samanta y creo que no nos habíamos conocido antes, o almenos mejor.

CHARLOTTE.

Salí al bosque como lo había ordenado Diego, sabía que ahora no me podía confiar de él pero tenía razón, los problemas los había llevado al entrar a esa casa creyendo que cinco chicos iban a cuidarme sin tener consecuencias. Estaba lastimada y triste, ni siquiera entendía bien porqué, pero si sabía que ese lugar ya no estaba destinado para mí.

La imagen de Max abandonando la sala me había dejado un mal sabor de boca, sabía muy bien que no se lo merecía y entendí que Chris tampoco. Él no sentía ni iba a sentir algo más, él era así y yo no podía pretender llegar a su vida para cambiarlo, este no era un cuento de hadas.

Hermanos D'angelo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora