Capítulo 22.

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N.O.

No había duda, Charlotte sabia la verdad, o parte de ella al menos.

La chica estaba aterrada, con la sangre colapsando su sistema y el aire escaso en sus pulmones, era algo imposible de creer, algo aterrador y sin duda alguna la estaba consumiendo darse cuenta que vivía con personas a las que debía temerles, o eso era lo que pasaba por su mente cuando Diego se atrevió a confesarlo.

Todos en la sala le dieron una mala mirada, incluyendo Dalton, ese no era el momento ni el lugar, pero no había vuelta atrás, ahora debían lidiar con ello.

Max se acercó a ella. Estaba atónita, perpleja, con la mirada perdida en un punto fijo de la habitación y los recuerdos inundando su mente, no tenía idea de cómo reaccionar, no estaba preparada para ello. Aunque a juzgar por la mirada preocupante de los chicos, ninguno parecía estarlo.

-Entiendo que sea algo fuerte, pero intenta manejarlo -aconsejó Max acercándose a ella, intentando demostrarle que todo iba a ser igual que siempre, que no debía temer, pero cuando intentó tocarla poniendo una mano sobre su hombro, la chica dio un leve brinco y se alejó. Tenía miedo.

-Lo mejor es dejarla sola unos instantes, está asustada -habló Chris con esa seriedad que le caracterizaba, sin embargo llamó la atención el tono tan protector que optó, algo que no era común, pero ese no era el momento para indagar.

Dalton la miró por última vez, era increíble el cariño que le había tomado, no quería dejarla sola y por alguna razón sentía la necesidad de protegerla y mimarla como a una niña pequeña, quizá la señora Finlay tenía razón al decir que los unían lazos de sangre, ella se había convertido en un instante sin que lo notara, en alguien que había perdido pero que había vuelto a recuperar.

Pero cuando se dedicaban a salir de la sala para poder dejar a la chica procesar todo, alguien entró sin previo aviso a la casa y se opuso al camino que marcaban. Sin lugar a duda esa había sido una visita inesperada, una visita que los había dejado sorprendidos y con un poco de incomodidad.

-Vaya, vaya, vaya -sonrió como alguien que sale en una película victorioso y sin culpa alguna -Quisiera decir que los extrañé, pero sería mentira.

Diego fue el primero en enfrentarse a él.

- ¿Qué quieres? -preguntó dando un paso adelante, estaba muy consciente que atrás de ellos se encontraba Charlotte, por lo que no iba a permitir que se acercaran.

- ¿Qué son esos modales? -no dejaba de sonreír, acto irritante incluso para Max. No había tiempos para juegos, por lo que ninguno respondió, así que siguiendo con su carta de presentación, respondió lo que temían escuchar -No amanecimos de buenas, de acuerdo. Lo resumiré en dos palabras. Charlotte Finlay.

-Baltasar te mandó por ella ¿no? -indagó Maxwell.

-En estos tiempo la chica vale oro puro -se encogió de hombros fingiendo inocencia -Solo cumplo ordenes de nuestro padre.

Dalton sonrió de lado mirándolo burlón -Te das cuenta que la cuidamos y no vamos a dejar que te la lleves ¿cierto?

-Tal vez, me di cuenta de ello, pero vengo en son de paz -aclaró tomando asiento con la mayor comodidad posible.

-Será mejor que digas de una vez a lo que has venido y no nos hagas perder tiempo -gruñó Chris con la paciencia al límite.

Rodrigo, hermano de los chicos, soltó un suspiro cansado y aburrido.

-No cambias nada -negó pretendiendo estar decepcionado -Toda la vida con esa seriedad y esa mala aura, aunque apuesto a que sigues conquistando corazones.

Al momento en que esas palabras dejaron la boca de su hermano, Chris deseó que Charlotte no hubiese escuchado, a él le importaba lo que ella dijera o pensara, ahora sabía que era diferente, que su reputación pendía de un hilo al que solo ella tenía acceso a cambiar.

- ¿A eso venias? -Interrogó Dalton burlón - ¿A saber el estado sentimental de Chris?

Rodrigo comenzó a negar -No, no es necesario, tengo la respuesta a esa pregunta y estoy seguro que Max no querría escucharla.

El tiempo se detuvo en ese instante. Chris lo supo, su hermano como un buen psicoanalista lo había descubierto todo, era un experto desenmascarando las verdades con solo una mirada. Pero temía por Max, quien con su ceño fruncido demostraba no tener idea a lo que se refirió.

Dalton que se había mantenido al margen, entendió la referencia, por lo que decidió terminar con todo de raíz.

-Tienes cinco segundos para salir o tendremos que sacarte nosotros -amenazó poniendo esa mirada que indicaba que no era una simple amenaza.

Se puso de pie cansado y demostrando su cara de fastidio-No vengo precisamente a llevármela, a menos que eso quieran por supuesto.

Entonces la chica apareció en escena, dejándose a la vista del que ahora era su mayor enemigo. Se dio cuenta con solo una mirada que había sido el mismo chico con el que una vez había soñado, razón por la que casi se atraganta con su propia saliva cuando lo miró de pie junto con los otros chicos. Por lógica supo que se trataba de alguien con la misma condición que sus otros hermanos, razón por la que el pánico se apoderaba de ella.

De nuevo esa sonrisa se extendía por su rostro, de nuevo volvía a sentir satisfacción de las expresiones en el rostro de los demás, sabía que no podía intentar hacerle nada, pero al menos había dejado de ser un espejismo y finalmente la tenía frente a él.

-Al fin nos conocemos en persona -le mostró la más descarada de las sonrisa, dándole a entender lo bien que le había caído la chica -Un placer debo admitir.

Chris no pudo soportarlo y se acercó a ella poniendo su cuerpo como una barrera para que no la siguiera molestando o mirando, no iba a dejar que Rodrigo se atreviera a coquetear con ella en sus narices, menos al saber que sus intenciones no eran para nada buenas.

- ¿Qué sucede? -preguntó asustada mirando a Chris.

-Todo estará bien -aclaró para tranquilizarla, ya habían sido demasiadas emociones por un dia.

-Ya fue suficiente -susurró Dalton acercándose utilizando su agilidad en la rapidez y tomando su camisa lo elevó para intentar sacarlo, pero este se soltó rápidamente. Esa hazaña no le había gustado nada, pero si no salía, las cosas iban a terminar mal.

- ¿Tus hermanos ya saben por qué la tienes? -habló mentalmente con él.

-Eso no te interesa -respondió de la misma manera. A ninguno le convenía que la verdad se supiera tan rápido.

-No vengo a jugar, no miento cuando digo que entregar a esa chica es la salvación de todos, incluyendo la de nuestra hermana -respondió dejando a Dalton sin palabra alguna.

-Solo responde una cosa -lo miró a los ojos directamente. Los chicos sabían lo que estaba haciendo, pero no dijeron nada por no espantar más a la chica - ¿Charlotte es nuestra hermana?

Rodrigo sonrió arrogante y optó por hablar para que escucharan todos.

-No, no lo es -todos pusieron completa atención, el cuerpo de Dalton ya sentía un pesa menos, un problema menos con que lidiar -Bueno, al menos de los que están enamorados de ella.

- ¿De qué hablas? -cuestionó confundido como los demás en la habitación.

-Te sorprendería saber que hay tres en esta habitación enamorados o cerca de estarlo, de la misma chica.

Chris supo entonces a lo que se refería, mientras Max intentaba negarlo una y otra vez, no podía ser posible que tres hermanos cayeran bajo la misma persona.

Se acomodó la ropa, se despidió de forma general y se fue.

Dalton los miró a todos. Era momento de saber la verdad, aunque la pregunta real era.

¿Quién es el tercero?

Hermanos D'angelo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora