Dulce Oscuridad ©

Adiós definitivo.

Hola – hable agitadamente, quizás por el hecho que me estaba congelando y había corrido hacia el pórtico o solo porque él estaba justo aquí, enfrente de mí.

Veo que no tardaste mucho en reemplazarme, no – sonrió irónicamente examinando a Dylan detenidamente.

Yo mejor me iré a casa – escuche a Dylan decir.

Es lo mejor que podrías hacer – escupió.

Fruncí el ceño ante su inesperada brusquedad.

¿Qué sucede contigo? – pregunte.

Adiós – dijo Dylan antes de besar mi mejilla y caminar hacia su entrada.

Vamos sube al coche – hablo Justin abriendo la puerta, casi reí.

No me marchare contigo hacia donde sea que vayamos, primero vienes acá como si nada hubiera pasado, dándome órdenes. Tú no eres Christian Grey y yo no soy tu sumisa para obedecerte – le dije molesta.

¿Quién mierda es Christian Grey?... solo sube al maldito coche para hablar Emma – todavía molesta entre dando un fuerte portazo para que todos los vecinos se despertaran y llamaran a la policía.

Escúpelo, tengo sueño y frio – hable indiferente cuando por dentro me moría de ganas por escucharlo.

Sé que me comporte como un idiota este último tiempo y que – lo interrumpí antes que siguiera con sus disculpas.

Solo ve al maldito punto – dije mirando fijamente la cruz que adornaba el auto.

No importa si es que estas aquí o en New York, te amo tanto que no me deja respirar – lo vi tirarse las puntas del cabello.

¿Y eso significa...que? – movía mis manos impacientemente por los botones de mi camiseta roja con negro.

 New York no suena tan malo ahora que lo dices – sonrió mirándome.

Chille agarrándome fuertemente de su cuerpo, lo abraces sin la intención de  soltarlo.

Me estas asfixiando – murmuro bajo.

Lo siento – me separe dejándonos a una distancia en donde pudiera admirar su rostro, sus ojos cafés iluminaban todo su rostro sin contar su nariz respingada. Seguía sin entender por qué salía conmigo, solo era otra chica común, no era delgada ni con sobre peso, mi cara si bien tenia fracciones delicadas según Dylan no impresionaba. Habían chicas mejores que yo y él podría estar con cualquiera si quisiera.

Sentí sus labios rozar los míos haciéndome olvidar cualquier inseguridad, su boca tomo delicadamente la mía para luego adentrar su lengua en mi cavidad bocal, sabia a cerveza y a pastel.

Sus manos comenzaron a recorren mi rostro hasta bajar por mi cintura, sus hábiles dedos tomaron los botones de mis jeans tirándolos por alguna parte del coche.

Un leve gemido se apodero de mí, hasta que caí en cuenta que estaba en frente de la casa donde mi familia se encontraba dentro.

J-Justin debemos parar... - dije agitada por el momento.

Te he extrañado mucho bebe – dijo con voz ronca.

Aquí no – me removí hasta mi asiento sin antes pasar por su gran erección.

Te odio – gimió agarrando con fuerzas el volante para luego prender el motor.

No lo haces – le sonreí acercándome a besar su mejilla.

Lo intento – respondí con una sonrisa en su rostro, la cual parecía dolorosa.

No es mi culpa que el Justin de abajo le guste tanto divertirse.

Los días empezaron a ser semanas y luego meses, antes de que pudiera estar asimilando ya estaba empacando mi armario.

Es tu última noche acá tienes que salir a divertirte – hablo Cody mientras me ayudaba a meter mis cosas a las cajas que estaban sobre el piso.

No creo que sea buena idea – respondí resoplando, el calor se había hecho más insoportable cada segundo – No quiero llegar a New York con resaca.

 ¿Has hablado esta mañana con Justin? – pregunto prestándome atención.

No, le he dejado un par de mensajes pero no he obtenido respuesta de su parte – me recosté en mi cama descansando por algunos minutos – Anoche estuvo raro sabes, estaba más cariñoso de lo normal y no paraba de decirme lo mucho que me quería.

No deberías preocuparte linda, quizás anda en sus días – dijo haciéndome reír.

No sabía que los hombres les llegaba también – eleve amabas cejas.

Cállate y prepárate que saldremos esta noche – dijo emocionado mientras sacaba su teléfono.

La música hizo que mis oídos dolieran, pero luego de unos minutos me logre acostumbrar. Visualicé a Cody bailando con Darla, casi reí al ver la escena.

Hola preciosa, quieres bailar? – Escuche a Ryan decir a mis espaldas.

Que pasa idiota – golpee su brazo riendo.

Nada realmente, ¿Por qué? – dijo riendo, estaba ebrio.

Creo que deberías irte a casa – hable mientras bebía algo verde que me había entregado Cody.

¿Has sabido algo de uhm... Carly? – pregunto ahora serio.

No hemos hablado mucho durante este mes, pero está bien – trate de sonreí, mareos y vómitos, eso no es estar bien.

Me desperté gracias a la alarma anunciándome que iba tarde a tomar el avión, bebí un poco de café y trate de llamar a Justin pero nadie contestaba. Empezaba a ser angustiante.

Tenemos que irnos ya si es que quieres tomar ese avión – hablo papa desde la cocina.

Asentí con un nudo en la garganta.

El viaje fue incomodo, me sentía mal y todos hablaban al mismo tiempo, sin contar los nervios que sentía.

Le había dejado más de 50 textos y 80 llamadas a Justin pero no respondía, ¿Acaso le había pasado algo malo?.

La hora había llegado.

Cada uno de mis amigos estaban aquí, incluido Dylan quien no paraba de decir lo mucho que me iba a extrañar, fue difícil despedirse de todos en especial de papa.

"Se solicitan a los pasajeros del vuelo 18 abordar"

Con mi billete en mano y lágrimas en mis mejillas, comienzo a caminar hacia la pequeña chica quien recibía los boletos.

Imágenes rápidas pasaron por mi mente, de mí y Justin, el primer beso, mi primera vez, el baile de primavera.

El debería estar aquí junto a mí en cambio me encuentro sola con el corazón en una mano.

Señorita – hablo la chica sonriéndome amablemente.

Le entregue mi boleto y antes de caminar escuche a los guardias pelear con alguien, al darme vuelta lo vi.

Su rubio cabello estaba desordenado y se veía demacrado, su ropa estaba arrugada.

"Lo siento" fue lo único que escuche de el antes de pisar las escaleras.

Quizás lo nuestro era conocernos, pero no estar juntos.