Bienvenue à París.

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¿Llevas todo? - preguntó papa por décima vez mientras caminabamos por el aeropuerto.

Asentí ya cansanda.

Todavía me cuestionaba mentalmente sobre las razones que le había dado Justin a mi padre para que me dejara viajar sola con él.

Agregó el hecho que papa siempre ha sido muy sobre protector conmigo, al ser su única hija. Y luego de todo lo que paso con mamá, es entendible.

Visualice a Justin mirando su celular con una botella de agua, sentado con solo una mochila en su hombro.

¿Enserio solo llevaba una mochila?

Yo llevaba dos maletas hasta el topé.

Odiaba las despedidas, sonaban como un "nunca más te volveré a ver" por eso solo le dije a papá un "hasta luego" y un largo abrazo, hasta que una voz a través de los parlantes nos interrumpio.

"Se solicitan a los pasajeros del vuelo 69 destino París abordar"

Nunca me dijiste como compraste los boletos - murmure mientras abrochaba mi cinturón. Sabía que ir a París no era algo que se podía hacer todos los días.

Sólo hice algunos trabajos para algunas personas - respondió tratando de evitar el tema.

¿Cómo qué?  - odiaba la intriga.

No lo dejarás ir ¿cierto? - dijo con cansancio.

Nop - lo miré esperando una respuesta.

Yo... me metí en algunas peleas, la gente apostó dinero en mí y recibí una comisión de eso - Ahora todo encajaba, los rasguños en su rostro, el hecho que faltó la mayor parte de la semana y que anduvo raro y distante.

¿Te lastimaron? - ahora me sentía estúpida por desconfiar de él.

Nop, gane todos los rounds - tenía una gran sonrisa en su rostro.

¿Boxeador eh? No sabía esa faceta tuya Bieber - encarne una ceja hacía él.

Nena, tu todavía no conoces ninguna faceta mía - susurro en mi oído. Sentí un calor dentro de mí vientre.

¿Qué facetas mas tiene? Era la pregunta que rondaba en mi cabeza.

Aunque las conocerás algún día - dijo mordiendo el lóbulo de mi oreja haciendome gemir.

Había una señora al otro lado del pasillo que nos dio una mirada asqueada, mientras mantenía sus dos manos en los oídos de su hijo.

Justin río bajo.

Lo golpeé con mi codo y me acomodé en mi asiento.

Seria una viaje largo.

Desperté por una ligera conversación entre Justin y la azafata.

La miré detenidamente dándome cuenta de que su falda era más corta de lo normal, tenia un lápiz labial rojo puta y estaba tocando el hombro de mí Justin.

Si, mi Justin.

Uhm, me puedes traer un vaso de agua con hielo? - le dije.

Claro - frunció el ceño notando que Justin no estaba sólo.

Perra.

Hey, despertaste - besó mi mejilla.

¿Me ves durmiendo? - estaba molesta.

¿Estas bien? - elevó sus cejas sorprendido por mi actitud.

Mas que bien - mi voz goteaba sarcasmo.

Desabroche mi cinturón y caminé enojada sin darme cuenta tropecé con un bolso haciéndome caer sobre un chico.

Oh dios, soy una estupida - me lamenté.

No, no, es mi culpa - tenía ese acento francés, levante la mirada y lo vi.

Moreno, con ojos claros, traía una chaqueta negra y se veía demasiado bien en él.

Te desapareces unos segundo de mi vista y te vas tirando arriba de chicos - dijo una voz conocida.

No me tire arriba de...? - lo mire esperando que me dijiera su nombre.

Marco - me sonrió. No pude evitar no devolverle la sonrisa.

Marco, me tropecé, solo fue eso - sentí como me tomaba de un brazo y me levantaba.

Tiró de mí y me llevó devuelta a nuestros lugares.

En ese momento llego la azafata con un vaso con agua.

Me lo tendió.

Y se volvió a Justin.

¿Necesitas algo guapo? - coqueteo.

No, gracias - sonrió Justin seductoramente sin antes mirarme a mí. Bueno, si necesitas algo, cualquiero cosa... no dudes en - la acorte.

Llamarte si lo sabemos ahora te podrías largar - mi paciencia tenía un limite.

Ella se retiro lanzandome sucias miradas.

Juegas sucio Bieber - me apoyé en el.

Me amas - lo dijo con seguridad.
Lo hago, respondió mi mente.

Ya llegamos bebé - me movió suavemente despertandome.

Miré a la ventana y sí, estabamos en París.

Es hermoso - tanto que no podia alejar la vista.

Bienvenue à París - dijo sorprendiendome nuevamente.

No me digas, ¿otra faceta? - me acerqué a el.

Cerró un ojo y acepto mi besó.


Dulce Oscuridad ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora