El era mío

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/ Usted esta apunto de experimentar contenido sexual, si es monja se prefiere que no lo lea y se lo salte /

Nunca había estado tan segura de algo en mi vida.

Lo quería a él.

Asentí mientras lo miraba fijamente, no podía dejar de mirar sus ojos, podía ver como sus pupilas se dilataban mientras me quitaban la ropa interior.

Beso, mordisqueo y lamio lentamente cada uno de mis pechos, haciendo que soltara fuertes gemidos.

Justin... - lo que sonó casi un gruñido.

Sentí como introducía dos de sus dedos dentro de mí. Mientras su boca se mantenía en la junto a la mía.

Dios, estas tan húmeda... - murmuro con voz ronca, ¿Cómo era posible que con tan solo escucharlo me dieran ganas de correrme?.

Eres hermosa – dijo apartando un mechón de mi cabello que estaba en mi rostro.

Bese sus labios con más fuerza, necesitaba de él.

Sus dedos que seguían en mi interior comenzaron a moverse, trazando círculos. No sabía cuánto podría resistir.

Por favor... - solté un gemido.

Pude ver cuando Justin se quitó sus negros bóxers y tomo algo del bolsillo de su pantalón.

Abrí los ojos de par en par al darme cuenta de lo grande que era, ahora entendía porque tantas chicas siempre se le quedaban viendo en esa parte.

Se puso el condón y se ganó arriba de mí, sujetándose en sus codos, se colocó en mi entrada.

Quiero verte cuando este dentro de mí – dijo.

Lentamente se introdujo en mí, no pude evitar la mueca de dolor que se me formo en el rostro.

¿Te estoy haciendo daño? – pregunto preocupado.

No... solo... sigue... - palabras incoherentes salieron de mi boca.

De un momento a otro el dolor se había esfumado y había cambiado a placer. Era como si el resto del mundo no existiera, solo nosotros dos.

Me lleno de caricias todo mi cuerpo, exaltándome y haciéndome desear que este momento sea eterno, y al darme un beso en el cuello, me miro a mis ojos y sonrió tiernamente.

Sus muestras tan llenas de amor me tenían en éxtasis.

Y en ese momento supe que yo era suya y él era mío.

Nos pertenecíamos.

Cuando acabamos tomamos una larga ducha juntos, podía sentir mis mejillas rojas todavía.

Sentí como él tomaba el shampoo y lo esparcía por mi cabello, luego lo masajeaba. Eran simples gestos que me hacían quererlo aún más.

Ninguno de los dos hablaba, simplemente no habían palabras para describirlo.

Imite su acción y lave su cabello, realmente amaba pasar los dedos por entremedio de este.

Tome el jabón y se lo pase por toda su espalda podía ver como cerraba sus ojos y echaba su cabeza hacia atrás.

No quería nunca abandonar esta ducha.

Desperté sola en la cama, toque el lado de Justin y estaba frio.

Fruncí el ceño.

¿Había hecho algo mal? Sabía que el había estado probablemente con un millón de chicas mejor que yo.

Solo era una inexperta.

Baje las escalera desanimadamente, solo quería comer helado y acostarme a ver titanic.

Me lleve una sorpresa al entrar a la cocina, Justin estaba haciendo el desayuno, traía audífonos y cantaba una canción irreconocible.

Solo me apoye en el umbral y lo observe, tenía una espalda hecha por jodidos dioses. Quizás en otra vida Justin fue un dios griego. Ni hablar de su trasero era tan...

Esperen, ¿Qué estoy hablando? Sacudí mi cabeza sonriendo, me parecía a Carly ahora.

Me pregunte qué diría cuando le cuente lo que paso anoche, de seguro le dará un infarto y me pedirá detalles específicos.

No te sentí bajar – hablo Justin mientras se sacaba los audífonos y se acercaba a mí.

¿Estás bien? – pregunto mientras me tomaba de la cintura, traía solo los jeans de ayer sin camiseta y descalza, sumémosle que su cabello estaba desordenado.

¿Emm? – volvió a preguntar esta vez encarnando una ceja, se había dado cuenta que estaba mirando su torso desnudo.

Jodida mierda.

Si...yo...estoy bien, me siento bien ¿tu? – el calor subía por mis mejillas, intente retenerlo pero él lo noto.

¿Te estas sonrojando? – comento riendo, lo golpee en el pecho.

Cállate y dame algo de lo que esté haciendo – me beso la mejilla y comenzó a sacar cubiertos.

Justin y yo pasamos todo el día juntos viendo películas de terror comiendo chatarra. Podría jurar que había engordado por lo menos diez kilos.

Tienes que irte, probablemente Jazzy te necesite, para que le leas un cuento o algo así – lo empuje para que saliera de mi casa.

¿Me estas echando? – hizo un pucheros, haciéndome reír.

Sip, ahora lárgate – me acerque a él y lo bese.

Nos separamos agitados.

Te veo luego – sonrió. Asentí y entre a casa.

No pasaron más de cinco minutos y ya me había enviado un mensaje.

"ya te extraño:("

"todavía no mueves tu trasero de mi propiedad y ya me echas de menos"

"te falto decir "todavia no mueves tu sexy trasero""

"lo que tu digas"

"no parecias dudarlo anoche" la mandibula me llegaba hasta el piso.

"eres un idiota"

"pero me quieres"

"<3"

Luego subi a mi habitacion para cambiarme y dirigirme a casa de Carly. Necesitaba a mi mejor amiga ahora.


Dulce Oscuridad ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora