A ojos vendados.

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Toma, ponte esto - hablo Justin mientras me pasaba un pañuelo.

¿Dónde me llevaría?

Esperaba que no a algún club desnudista, quizás me estaba secuestrando ahora mismo y yo no me tenía idea y me llevaría a una red de prostitución dejándome allá con asquerosos tipos y quizás debería de ver tanta televisión.

Al ver que no tome el pañuelo, me lo puso el, dejándome sin vista.

¿Hacia dónde me llevas? - era como la décima vez que le preguntaba. Y seguía sin conseguir alguna respuesta por parte de él.

Odiaba las sorpresas.

No me dirás donde me llevas, no? - pregunte ya resignada.

Nop - podía sentir su sonrisa atreves del fino pañuelo.

Sentí como me tomaba de la cintura y me sentaba en su moto.

Sujétate fuerte, Kicks - rodee su cintura con mis brazos, era delgado y musculoso.

Y comenzó a andar.

Solo rogaba que no tuviéramos un accidente.

Podía sentir la brisa chocar contra mi rostro.

Me dolía el culo tanto estar sentada por otro lado Justin no hablo durante todo el trayecto, solo tarareaba una melodía pegadiza.

Me pregunte si nunca habrá pensado en ser cantante, lo tenía todo, la voz, el cuerpo, la personalidad.

Daría mi alma por verlo cantar.

Y sé que no soy la única.

Creo que ya llegamos - hablo mientras apagaba el motor de la motocicleta y me ayudaba a bajar.

Puedes sacarte la venda - susurro Justin en mi odio.

Oh dios.

Esto era hermoso.

Probablemente lo más hermoso que había visto en mi vida.

¿Te gusta? - podía notar su nerviosismo.

¿Qué si me gusta? Justin esto es increíble - respondí mirando el mar, me saque las zapatillas y comencé a caminar por la arena. El cielo estaba de un color indescifrable, quizás un celeste con rosado y toques de morado y el agua era tan clara.

Suelo venir acá, cuando tengo problemas o solo para alejarme del resto del mundo - hablo siguiéndome.

¿Qué clases de problemas podría tener?

¿Vienes acá a menudo? - pregunte mientras lo estudiaba, tenía esa mirada melancólica. Odiaba verlo así.

Mmm - no respondió.

Nos sentamos en la arena y vimos el mar lo que pareció una eternidad, pero no me molesto.

Estaba con la cabeza apoyada en el hombro de Justin, a el pareció no importarle.

Ya se estaba haciendo de noche y por lo más que quisiera quedarme acá con él, teníamos clases mañana.

Deberíamos volver - susurre, haciendo que el pusiera toda su atención en mí.

¿No te mojaras? - pregunto, acaso estaba loco?.

Hace frio, no esperas que me meta allí no? Me daría hipotermia - dije con incredulidad.

Te doy cinco segundos para correr si alcanzas a llegar a mi motocicleta sin que yo te atrape, no tienes por qué mojarte, pero si pierdes... yo me encargare de meterte al agua - hablo ya de pie.

¡¿Qué!? - siempre había sido un asco en todos los deportes y sobre todo en correr, siempre llegaba ultima. Un caracol me ganaba.

Lo que oíste - afirmo.

Me puse de pie y me empecé a sacudirme, tenía arena en parte de mi cuerpo que ni yo sabía que existían.

Cincos segundo a partir de... ¡ahora! - me concentre en la motocicleta no estaba tan lejos.

Sentí como Justin contaba desde atrás mientras yo corría, estaba a punto de llegar cuando dos brazos me atrapan.

¡Gane! - lo odiaba con todo mi ser.

En tu cara Kicks - parecía un niño pequeño presumiendo su nuevo juguete.

Por favor - trataba de convencerlo de que no me tirara al agua, mientras le ponía pucheritos.

Pero no sirvió, en menos de un segundo estaba en el agua.

Cuando Justin me tendió la mano para ayudarme a salir lo empuje a él contra mí, llevándonos a los dos debajo del mar.

Si yo me resfriaba el también.

Hey, eso fue trampa - dijo ya cuando íbamos llegando a la motocicleta.

Cállate, no puedo sentir mis pies - tenía frio.

No es mi culpa que seas tan lenta - hablo mientras me sacaba la lengua.

Lo que pasa es que tú eres muy rápido - y en ese momento mi estómago gruño.

¿Tienes hambre? - pregunto preocupado.

Mmm... - estaba pensando en una gran torta de chocolate.

Vamos ponte esto - me paso su chaqueta y en ese momento recordé que nunca le había entregado la otra que me presto. La tenía puesta en mi armario.

Luego de andar por algunos minutos paramos frente a un restaurant, parecía algo viejo, pero olía increíble adentro.

Acogedor, pensé.

No había mucha gente, Justin me llevo a una mesa y llego una chica con un mini vestido para pedir nuestra orden.

Solo tenia ojos para Justin, ni siquiera me miro cuando anoto mi orden.

Perra.

¿y tú que pedirás guapo? - ew, estaba mordiendo el lápiz tratando de parecer sexi, si seguía así ese lápiz llegaría a su trasero.

Lo mismo que ella - respondió sin inmutarse, ni dándole alguna mirada.

Pobre chica.

Si necesitas algo más... no dudes en llamarme - dijo por ultima vez tratando de sonreir, antes de entrar a la cocina.

Claro que no te llamara, yo me encargare de eso.

Dulce Oscuridad ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora