Me desabroche el cinturón, para luego tomar mi botella de agua y beber un sorbo, mi garganta dolía, mis ojos ardían y tenía una jaqueca terrible pero no se comparaba con el dolor que sentía dentro de mí.
Al salir del molesto avión me apure en buscar mis maletas, no tenía tanto tiempo para instalarme en el campus y todavía ni lo pisaba.
Encendí mi celular llevándome la sorpresa, no había ningún mensaje de Justin, ni un maldito mensaje. Tampoco había llamado.
Lagrimas amenazaban por salir de la impotencia que sentía, ¿Acaso nunca le importe?.
¿Emma? – pregunto una voz bastante conocida.
Tío Harry – sonreí falsamente mientras le daba un pequeño abrazo.
El tío Harry era el encargado de llevarme hacia la universidad, ya que papa no pudo por asuntos de trabajo.
Luego de un largo trayecto, donde no pude cerrar mi boca en ningún momento, New York era increíble, me sentía cautivada mirando todos los edificios, tiendas a las cuales siempre había soñado ir, todas estaban aquí. Pero incluso rodeada de todo el glamour y estilo, el sentimiento de vacío seguía.
¡Hemos llegado! – anuncio mi tío tirando de mis maletas fuera del auto, nos despedimos y partí rumbo hacia la recepción.
Una sonrisa se escapó de mi boca al ver a todos los estudiantes llenos de maletas mientras sus padres los sofocaban con abrazos de despedida.
¡Al fin era universitaria! Chille mentalmente.
Luego de darle mis datos a la secretaria, me entrego unos papeles que contenían el número de habitación y las clases junto con sus horarios.
¡Hola, eres nueva ¿no?, soy Lucy y me encargare de mostrarte el campus y ayudarte por algunas semanas hasta que te encuentres cómoda! – hablo rápidamente la castaña que estaba enfrente mío.
¿Gracias? – logre articular antes que jalara de mi brazo y me llevara por un extenuante recorrido de por lo menos dos horas, mis pies dolían y quería ir a mi habitación.
...Te recomiendo que no te juntes con él, tiene mala reputación, créeme, nadie se acerca a el... - dijo Lucy.
Si tan solo supiera.
¿Podrías llevarme a mi habitación? – pregunto tratando de ser amable.
Claro es la 74, ¡estamos al frente! – valla que suerte la mía.
Subimos las escaleras, llegando a un largo pasillo con puertas de diferente color, la mía era rosada palo.
Te veo luego – le sonreí entrando rápidamente a mi cuarto para apoyarme en la puerta y resoplar.
¿Tan mal fue? – escuche una voz masculina mascullar desde un rincón del pequeño espacio.
Un grito salió de mi garganta al ver a Cody parado sonriendo, mientras estiraba sus blancos brazos hacia mí.
Sin protestar me lancé contra él, sintiendo su calor rodeándome.
¿Qué haces aquí? – logre decir luego de un momento.
¿Qué crees? Estudio aquí – me sonrió.
Pe-pero... ¿Cómo? T-tu me dejaste en el aeropuerto ¡te despediste de mí! – exclame confusa.
Era una sorpresa y bueno aquí estoy, ¿No es emocionante? ¡Compartimos cuarto! – chillo como un niño pequeño.
Es imposible – reí ante su ceño fruncido – es hombres con hombre y mujeres con mujeres.
No cuando tu madre es amiga del rector – elevo sus cejas, con aires de superioridad.
Me limite a abrazarlo fuertemente mientras dejaba de cuestionarlo, era mucho por hoy.
Desperté gracias a unos molestos ruidos que al parecer hacían nuestras vecinas.
Odio este lugar – repetí mientras caminaba hacia el baño como un Zombi y tomaba el cepillo de dientes.
Luego de asearme y desperté a Cody, necesitaba algo de comer y mi estómago rugía como un león.
¿Viste a Justin en el aeropuerto? – pregunto por lo bajo cuando ya estábamos sentados en una cafetería.
Asentí digiriendo mis huevos revueltos.
Sabes que puedes desahogarte conmigo, cariño – dijo dulcemente Cody haciéndome sentir mucho peor.
Ni un jodido texto – exclame enojada – ni una jodida llamada, para explicarse ¿Tanto le costaba?
Emma... - comenzó mi amigo – debe haber tenido sus razones, solo míralo de este punto de vista, quizás tiene miedo de aventurarse a algo nuevo y que no funciones. Tú sabes más que nadie que Justin no es uno de esos chicos con los cuales tu puedes establecerte y formar una familia, pero, tu, tu mereces todo eso y más. Y si él no puede dártelo, mejor que hayáis cortado ahora que más adelante.
Si tan solo no fueses gay y no estuviera tan enamorada de otro chico, saldría contigo – bese su mejilla.
Estaba agradecida de tener un amigo así.
Además oí que hay muchos chicos sexys por acá – susurro como si fuese un secreto.
No pienso tener citas en algún tiempo – confesé.
Pasamos el resto de la tarde escogiendo algunos adornos para nuestra habitación y luego nos devolvimos al campus, las miradas femeninas cayeron todas en Cody quien miraba su celular como si nada.
Podía sentir las apuñaladas de cada chica que me enterraba por estar con este chico.
Llevaba solo aquí un día, un día dios y ¿ya he hecho enemigas?
Gracias Cody.
Mi celular sonó haciéndome sobresaltar, salí de mi transe, apreté el buzón de mensajes y tenía uno de un número desconocido.
Pensé en eliminarlo pero algo me hizo abrirlo.
Probablemente me odies ahora – se aclaró la voz dejándome helada – no te culparía, porque yo lo hago. No estoy preparado para irme de aquí, no por ahora ¿te conté sobre mi pelea? Creo que no, me ofrecerán un contrato si gano la siguiente pelea, Emma. Todavía siento que estoy en las nueves ¿te imaginas yo como boxeador profesional? Mierda y mas mierda.
Solo queria que me perdonaras por todo, nunca quise hacerte esto, eres lo más valioso que tengo en esta vida y sé que volveremos a estar juntos, porque así somos nosotros, nos complementamos. No hay oscuridad que no tenga algo que la ilumine y esa eres tú, le pones ese toque dulce a todo lo que tocas o miras. Te mereces el mundo y más incluso si yo no formo parte de él.
Pasaron segundo antes que volviera hablar ahora más suave.
Te amo conejita.
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Dulce Oscuridad ©
FanfictionEn el amor, como en todo, también existe la oscuridad; pero, ¿a quién mentimos? Una linda, dulce y cálida oscuridad. Obra registrada en Safe Creative.