Capítulo Cincuenta y Cuatro

547 53 21
                                    

     Dos días, había pasado dos días desde que Ángel había despertado, había sido obligado a descansar y en cuanto discutía sobre ello lo amenazaban con un niño de diez años, simplemente fantástico. Su madre todavía no despertaba pero Dr.Strange había dicho que todo estaba bien, que solo se estaba recuperando al pasar por mucho estrés durante el último tiempo, incluso les había informado que estaba soñando con ellos y ese "ellos" lo incluida a él lo cual había logrado que se sonrojara.

     El Dr.Murphy y Dumaka sin embargo no habían desestimado el problema de tener un embarazo con las malas condiciones en las que estaba el útero de su madre, ambos había declarado que cualquier suba emocional o estrés podría ser grave luego del primer trimestre y que para finales del segundo James debería estar en cama todo el tiempo. Por lo que iban a tenerlo en observación durante mucho tiempo, y eso era bueno, él aprobaba todo ese cuidado.

     Él al fin había conseguido escaparse, el rey había sido explícito al decirle que debía quedarse hasta que James despertara y el francamente estaba aterrado de eso. Se escapó hasta la choza, no tenía ganas de estar encerrado en el gran palacio, donde fuera que estuviera le miraban como si fuese un fantasma. Las doras por otro lado lo veían como si fuese la amenaza más grande de todas, persiguiéndolo como otro juego de sombras, acosándolo al punto de la desesperación.

     Por lo que allí estaba, en la choza donde el aroma de su madre ya no existía ni tampoco el del cachorro, antes había parecido un hogar ahora era un lugar vacío y desolado, mentiría al decir que eso no era decepcionante pero al menos las doras no entraron en el lugar, aunque su paz no duró mucho cuando una diminuta cabeza se asomó por la cortina y la radiante sonrisa de Azari iluminó todo el espacio.

     -Las doras me informaron que te encontrabas aquí- comentó el niño.

     -¿Tu dora sabe que estas aquí?- le dijo resignado mirándolo sentado desde la cama haciendo énfasis en el tu.

      -T'Yana está afuera junto a la puerta- le respondió el pequeño.

      -Excelente- sonrió él resignado.

     El rey había hablado con él, había sido amable y hospitalario, le ofreció una habitación, la princesa se encargó de que el audífono que le había dado funcionara a la perfección, realmente estaba agradecido por ello, era consciente que perder la audición era lo mínimo que le pudo haber pasado, pero, ambos lo había amenazado, debía ser cuidadoso en lo que a Azari  respectaba y lo entendía, el pequeño cachorro era dulce y caritativo, pero podía ver que no era tan inocente como todos creían, había algo en su mirada que lo acusaba de saber cosas y lo hacía arrepentirse de todo el daño que había causado.

     -Cuando dijeron que viniste pensé que era para ver a Conrrad- dijo el terminado de entrar sosteniendo algo entre sus manos.

     -¿Conrrad?- no se suponía que había muerto, tal vez estaba equivocado, tal vez...

     -Sí, lo enterramos en el prado de flores- tal vez solo estaba pidiendo un milagro.

     -No sabía, solo quería un poco de tranquilidad- debió ser muy expresivo porque el niño rápidamente se entristeció.

     -¿Quieres que te lleve allí?- preguntó extendiendo la mano.

      -Lo agradecería- dijo el tomando la pequeña mano.

      Ángel entendía porque todo el mundo decía que era fácil caer rendido por el pequeño, su forma tan amorosa y acomedida hacía que todo el mundo le quisiera, y si alguien le preguntaba a él también estaría dispuesto a todo por protegerlo, un rayo de luz que se filtra en la oscuridad, eso era Azari para todos.

Wakanda ForeverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora