Capítulo uno: Inicio.

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—¡Santi! Ven mi amor, papá vino a buscarte. —Dijo Olivia en voz alta mirando hacia el pasillo para que el niño pudiera oírla.
—¡Voy mamá! —Pronunció el pequeño desde su habitación con mucha emoción.

Como cada viernes por la tarde Elliot iba en busca de su hijo a la casa de Olivia. El régimen de visitas que habían establecido en común acuerdo era que el pequeño Santino pasaría los fines de semana en la casa de su papá, y los días de semana con su mamá a excepción de algunas fechas especiales, una rutina que ambos respetaban y del cual ya se habían acostumbrado a pesar de que a Santi muchas veces le costaba cumplir y por sobre todo aceptar.

—Santino ya hizo las tareas de la escuela aquí, así que tiene el fin de semana libre. —Le informó Olivia a Elliot de manera cordial, él asintió con la cabeza— En su mochila tiene el puff por si llega a tener algún ataque de asma, y cualquier cosa por favor llámame.
—Tranquila que así será. —Respondió él, siempre era el mismo discurso, pero entendía que Olivia era una mamá súper responsable y estricta en cuanto a los cuidados de su hijo.
—Gracias.

El agradecimiento fue sincero, sabía que, aunque ambos se llevarán horriblemente mal en el ámbito laboral y que, tener algo en común era lo que menos querían era consciente que Elliot era un hombre responsable que siempre tenía en cuenta su preocupación y su lugar como madre, y que eso le hacía tener como regla no hacer nada con Santino que dañará al niño.

El pequeño de cinco años, cabello castaño igual que su madre y los mismos ojos azules que su papá corrió desde su habitación hasta el living con la campera en sus manos y colgada en su espalda una mochila en forma de autito dónde llevaba todo lo que con anterioridad junto con Olivia habían preparado. La mujer se agachó frente a su pequeño milagro y extendiendo sus brazos sintió el cuerpito de Santino acurrucarse en su pecho. Luego de abrazarlo besó dulcemente su mejilla y lo miró a los ojos.

—Cuídate mucho y por sobre todo disfruta ¿Sí? —Pronunció Olivia y su hijo asintió con su cabeza y una sonrisa tierna en su rostro— ¿Cuánto te ama mamá?
—¡Muchísimo! —Respondió Santino con una tierna efusividad y luego de besar nuevamente su mejilla volvió a mirarla— Te amo mami, adiós.
—Adiós, mi niño.

El pequeño tomó la mano de su papá y luego de que Olivia se pusiera de pie se despidió de ambos intentando evadir todos esos sentimientos que recorrían su cuerpo de punta a punta cuando se chocaba con esas pupilas azules, parada en el umbral observaba como Elliot se iba junto a su tesoro más preciado, junto a la luz de su vida. Luego de cerrar la puerta de aquella casa suspiró profundamente apoyando su espalda en la dura madera. A pesar de que aquella rutina la habían establecido para evitar peleas y malos entendidos siempre era difícil para Olivia convivir consigo misma por unos días, la soledad no era una buena compañía y mucho menos cuando su cabeza se acordaba de repetirle lo idiota que había sido en cuánto a esa absurda apuesta que, sin duda, ante la aparición de Santino había cambiado su vida para siempre.

Olivia caminó hacia la cocina, buscando entre la alacena una copa que luego llenaría de vino tinto. Buscó la botella y una vez que todos los elementos estuvieron frente a sus ojos se sirvió dándole el primer sorbo. El sabor tan exquisito y deleitante provocó que sus ojos se cerrarán con el fin de degustar su bebida favorita, pero sus lágrimas traicioneras se deslizaron por sus mejillas. Odiaba ser tan vulnerable ante sus confusos sentimientos, odiaba no poder fuerte y continuar adelante, odiaba saber que toda su estabilidad emocional dependía nada más ni nada menos que del padre de su hijo.

(Flashback)

Sus manos temblorosas aún sostenían el test de embarazo ya con el resultado a la vista. Su cuerpo parecía ser una gelatina, y sus lágrimas no dejaban de caer, todo tenía que ser un sueño, nada de eso podía ser real. Un único hombre apareció por su mente con quién tendría que compartir el peso de la noticia y de la responsabilidad, tan solo debía esperar a que llegará al departamento y decírselo, pero claramente no era fácil, nada era fácil en esa relación tediosa que con el tiempo habían construido. Suspirando profundamente Olivia tomó su celular y miró la hora, cada minuto que pasaba era una tortura interminable, dentro de su corazón deseaba que el timbre sonará y que sin prólogos ella pudiera contarle lo que ocurría, pero por otro lado su mente la regañaba constante por ese error que había cometido, que habían cometido. Un segundo de irresponsabilidad había cambiado su vida para siempre, la había atado al hombre más mujeriego y detestable que había conocido, la había condenado a compartir con Elliot Stabler la responsabilidad de la crianza de un bebé.

Metida en sus pensamientos escuchó el sonido del timbre, y caminando hacía la puerta como pudo abrió la misma encontrándose con la imagen del sargento de la Unidad de Víctimas Especiales, de ese hombre tedioso que odiaba por mil razones, de ese hombre que se encontraba con cotidianidad en los pasillos del edificio de trabajo.

—Vine lo más rápido que pude. —Pronunció Elliot luego de saludarla, Olivia asintió y permitiéndole pasar cerró la puerta una vez que ese hombre quedó parado frente a ella en el medio del living— ¿Qué ocurre Olivia?
—Hay algo que debo decirte, creo... creo que es lo correcto que te enteres por mí lo que ocurre.
—Te escucho. —Afirmó él preocupado al ver como ella no dejaba de temblar, más allá de todos los sentimientos encontrados que tenía por esa mujer podía notar que estaba aguantando el llanto. —Hoy me hice un test de embarazo, hace días que vengo con síntomas extraños, y dio positivo.
—¿Qué? —Susurró Elliot confundido y en shock por lo que Olivia le estaba contando, se abstuvo de preguntar por qué lo hacía al recordar la noche que habían pasado juntos.
—Estoy embarazada Elliot, vamos a tener un hijo. —Susurró ella temblando dejando caer su cuerpo al sillón para luego tapar con sus manos su rostro, en ese momento el pánico se apoderó de ella.

Elliot aún continuaba parado frente a Olivia observándola, sin caer en la realidad, iba a ser padre, iba a tener un hijo con esa mujer que conocía poco, y del cual no tenía buenos sentimientos. ¿Y ahora?

(Fin del flashback)

-

Amanda llegaba a su casa agotada después de aquel día de trabajo, su cabeza no dejaba de pensar en el caso que habían tenido que resolver ese día. Un robo dónde también se involucraba un abuso sexual de vieja data, donde las pistas eran confusas, y donde los datos que habían obtenido no los llevaba a nada. Se sentía frustrada al ver los ojos de aquella niña, quién asustada tan sólo pedía a su mamá. Realmente ella como policía hubiera querido hacer más, mucho más. Y aunque sabía que trabajar en conjunto con la Unidad de Víctimas Especiales era de gran ayuda, nada había salido como ella esperaba, absolutamente nada.

Luego de prepararse un café, apoyó las carpetas de viejos casos en la mesa y comenzó a leer, necesitaba mantener ocupada su mente, necesitaba por esa noche olvidar la triste vida que vivía. Paradójicamente, su vida laboral era un éxito en la comisaria, amaba su trabajo, pero en cuánto a su vida personal todo era un asco, un verdadero asco. Bebió el primer sorbo, y cerró sus ojos suspirando profundamente, estaba segura que unos buenos masajes en su espalda contracturada no le vendrían nada mal. Masajeó sus hombros con sus manos y volvió a tomar otro sorbo de café.

Un ruido se hizo sentir en la ventana de su casa seguido de una sombra que pudo observar dibujada en el vidrio. Un temor la invadió y en alerta se acercó con cuidado con su arma en sus manos... ¿Quién podría ser? Se acercó sin hacer demasiado ruido, apoyando su espalda en la pared más cercana, pero de un momento a otro la puerta se abrió de punta a punta viendo como un hombre que ya le era bastante conocido caminaba hacia ella, con decisión.

—¿Qué... qué haces aquí? —Preguntó ella confundida apuntándolo con el arma y él en pocos movimientos la sujetó contra su cuerpo cubriendo su boca. Una sensación de desesperación la invadió, con varios movimientos bruscos buscaba soltarse, pero ese hombre era más fuerte que ella.
—No quiero hacerte daño linda. —Respondió él, acercándose hacia la puerta para cerrarla, luego se ocupó de atar a Amanda a una de las sillas— No me dejas opción, creo que está es la única forma de qué un policía me escuche.
—¡Estas completamente loco! Suéltame Carisi. —Pronunció la rubia muy nerviosa y angustiada, por los comentarios que había recibido sabía que ese hombre era capaz de cualquier cosa para lograr lo que quería.  

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¡Hola! Tal como les prometí, aquí esta el primer capítulo de esta novela. ¡Espero que les guste! ❤

Aprendiendo a amarte|| Bensler - Rollisi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora