Aprendiendo a amarte|| Bensler - Rollisi.

Capítulo ocho: Reacciones II.

¡Holi! Nuevo capítulo, espero que les guste. Como siempre, GRACIAS por estar del otro lado y por las lindas devoluciones que le están dando a esta novela. ¡Son lo más! ❤

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Una vez que terminó el último informe Olivia suspiró apagando su computadora. Cerró sus ojos y masajeó su nuca intentando relajar toda esa parte tensionada. Volvió a abrir sus ojos y miró la hora en su reloj, ya eran las seis de la tarde y lo único que deseaba en ese momento era estar con su hijo, abrazarlo y mimarlo. Ella acomodó las cosas en su cartera y cuando tomó el celular esté comenzó a sonar.

Era Elliot.

Algo había ocurrido, ella lo presentía.

Atendió algo nerviosa.

—Elliot.
—Olivia, estamos... estamos en la clínica. —Pronunció Elliot preocupado, y Olivia se levantó de golpe de su silla.
—¿Otra vez? —Indagó ella a punto de llorar puntualizando en la pregunta el motivo, siempre que acababan en la clínica era por los putos ataques de asma que sufría Santino.
—Otra vez. —Suspiró él mientras miraba la puerta de pediatría, nadie salía a decirle algo y eso lo asustaba.
—¡La puta madre! —Dijo Olivia temblando mientras dejaba caer sus lágrimas, acomodó su cartera en su hombro y una vez que tomó las llaves del auto se marchó rápidamente de la comisaria— Ahora voy para allá, en cinco minutos llego.
—Bueno, maneja tranquila por favor, todo estará bien.
—Gracias.

Olivia cortó y subiéndose al coche manejó rápidamente hacia la clínica. Sus lágrimas caían libremente por sus mejillas sujetas al miedo que siempre la invadía cuando pasaban estas cosas. No era la primera vez que ocurría, pero siempre tenía la sensación de que lo era. Recordaba las veces que no lograban calmar a Santino, y allí estaba ella sujetando su mano intentando que todo se calmara, recordaba las noches en vela donde una vez que él obtenía el alta médica ella se la pasaba cuidándolo sin descanso, recordaba aquella mirada infantil asustada y se le partía el alma.

Metida en sus pensamientos llegó por fin, y luego de estacionar corrió rápidamente hacia el interior de la guardia encontrándose con Elliot a mitad del pasillo.

—Dime que está bien, por favor. —Le pidió ella secando sus lágrimas, él negó con la cabeza suspirando profundamente.
—No sé nada aún, hace más de media hora que estoy esperando aquí.
—¿Qué fue lo que paso? ¿Por qué volvió a tener otro ataque? ¡Todo estaba bien!
—Salió desanimado de clases, tú sabes, no es la primera vez que se hace preguntas acerca de lo qué paso entre nosotros, le pregunté que había ocurrido y ahí explotó, dicen que sus compañeritos se burlan porque no tiene a sus papás juntos, que falta poco para su cumpleaños y nos quiere a los dos con él y ahí empezó a agitarse, cuando quise agarrarlo para calmarlo comenzó a correr.

Olivia suspiró y pasó su mano por su cabello en señal de frustración, la angustia que invadía su interior parecía hacerse más grande y la estaba ahogando, realmente era horrible. Por su parte Elliot no sabía que hacer, siempre habían sido tan distantes los dos, que aún en estos momentos de desesperación no sabían bien cómo actuar. Por primera vez, dejo su parte egoísta de lado y atrayéndola a sus brazos la acobijó en su pecho permitiendo que Olivia se desahogara, que llorara todo lo que necesitara. Al igual que ella él también estaba muy preocupado y lo único que deseaba era que su pequeño estuviera bien, y que pudiera volver a casa con su madre.

—Tranquila, todo estará bien. Sabes que Santino es un niño fuerte.
—Me da culpa saber que él está pagando las consecuencias de nuestro error. —Susurró ella sintiéndose extrañamente cómoda en ese lugar. Elliot suspiró y asintió con su cabeza, él también sentía lo mismo cada día de su vida.
—No pienses en eso ahora, Santino necesita a su mamá fuerte y sé que eres la mujer más fuerte del mundo, lo demuestras cada día en todos los ámbitos de tu vida, quizá en algún momento podamos tener la oportunidad de hablar, o no sé.
—Ojalá sea así.