Capítulo cuatro: Reacciones.

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Amanda no pudo dejar de pensar en Dominick Carisi en todo ese día, después de la captura del culpable por el robo y el abuso había vuelto con Olivia a la comisaria, para tomarle declaración al principal sospechoso y hacer los informes correspondientes para poder enviarlos a la Unidad de Víctimas Especiales. Las dos mujeres habían podido recolectar toda la información que necesitaban y una vez, que la rubia se sentó en su escritorio para hacer el informe dejó volar su imaginación... ¿Por qué Carisi había hecho eso? ¿Por qué estaba tan interesado en darles una mano al equipo policial con respecto al caso? ¿Qué ganaba con probar su inocencia? Su largo prontuario delictivo no lo ayudaba en nada y con probar su nula participación en este caso no borraba nada de lo que había hecho, por ende, este último gesto había confundido de tal manera a Amanda que empezó a sentir la necesidad de obtener respuestas a todas sus preguntas. Levantando su mirada pudo ver que Olivia se encontraba llenando unos papeles, eso le dio la posibilidad de ponerse de pie y dirigirse a uno de sus compañeros que sabría que podía ayudarla.

—¡Nick! —Pronunció Amanda con amabilidad entrando a la oficina de él, mientras cerraba la puerta a la par.
—¡Mandy! Qué raro tú por aquí.
—Necesito de tu ayuda, por favor.
—Dime, ¿En qué puedo ayudarte? —Preguntó con interés dejando de lado lo que estaba haciendo.
—Necesito que me pases la información de esta persona. —Respondió Amanda acercándole un papel con el nombre y apellido, Nick lo leyó y luego volvió a mirarla.
—¿Olivia sabe de esto? ¿Es por algo en especial Mandy? —Preguntó confundido y ella negó con su cabeza.
—Olivia no debe saberlo, necesito estos datos por algo personal, es muy importante para mí. —Respondió Amanda, sabiendo que podía confiar en Nick, más allá de ser compañeros de trabajo eran muy buenos amigos.
—Pero es un hombre muy peligroso, Amanda.
—No me pasará nada, lo prometo.
—Está bien. —Nick suspiró y rascó su nuca desconfiando, sentía miedo de que pudiera pasarle algo— En un rato te envío toda la información a tu teléfono.
—¡Muchas gracias Nick! —Pronunció emocionada, esos datos serían de gran ayuda para su cometido. Sin que nadie se diera cuenta volvió a su puesto.

Olivia por su lado sentía ganas de llorar al oír la voz de Santino, después de terminar con uno de los informes había decidido llamar a su pequeño para ver cómo iba todo, para poder oír aquella voz infantil que tanto amaba. Había algo a lo que no se acostumbraba y era a la ausencia de su hijo los fines de semana, quizás aquello era lo más difícil de compartir la crianza con Elliot, tener que despegarse de Santino al menos por unos días.

—Estamos por ir al parque, mami. —Comentó Santino con emoción, le gustaba mucho ir al parque y que su papá lo hamacará o lo esperará al pie del tobogán para atraparlo— Y acabamos de tomar leche y galletas.
—Qué bueno hijito, disfruta mucho de todo. —Pronunció Olivia intentando disimular toda esa tristeza que sentía.
—¿Estás bien mami? —Preguntó Santino de manera dudosa y ella suspiró profundamente.
—Sí, mi amor. Todo está bien.
—Te noto triste, y no me gusta que estés así. —Dijo Santino, y Olivia dejó caer sus lágrimas. Ese niño era capaz de matarla de ternura, y de llenar su corazón del amor más puro— ¿Quieres venir al parque con nosotros?
—No puedo mi príncipe, debo trabajar.
—Pero iremos a la hamaca, y al tobogán mami.
—No puedo Santi.
—Siempre dices que no. —Se quejó el niño y a Olivia se le hizo un nudo en la garganta, siempre intentaba complacerlo, pero esta vez no se podía.
—Santi, tienes que aprovechar el tiempo con tu papá, lo has extrañado mucho estos días. —Pronunció intentando convencerlo y así dar por finalizado el tema.
—¡Pero yo quiero estar con los dos! —El niño elevó su tono de voz y Olivia cerró sus ojos suspirando profundamente— Y tú siempre dices que no.
—Hijo, no... —Santino la interrumpió con sumo malestar.
—Chau mamá.

El silencio del teléfono le generó a Olivia una angustia imposible de digerir, el nudo que tenía en su garganta parecía hacerse más grande dándole la horrible sensación de ahogo. Sus lágrimas caían una detrás de la otra y quiso correr lejos, lo más lejos que podía y escapar de todo. Se sentía pequeña ante los reclamos de su hijo, quién desde su razonamiento los hacía ante el deseo de tener a sus padres juntos, pero tanto Elliot como ella sabían que era imposible estar juntos, que sería peor para los tres intentarlo. Recordaba las veces que Santino había hecho este tipo de reclamo a los dos, y las consecuencias habían sido malas, terminar en la guardia de la clínica por los ataques de asma, Olivia se había jurado no volverlas a repetir, pero siempre que el tema salía era inevitable que las respuestas que obtenía el niño fueran negativas.

Por otro lado, Santino se aferraba al cuerpo de su papá sollozando. Elliot que había oído la conversación que había tenido el niño con Olivia suspiró profundamente, lo alzó entre sus brazos y lo llevó hasta el sofá donde sentando a su hijo en sus piernas secó sus lágrimas con las yemas de sus dedos.

—Hijo ¿Me escuchas? —Preguntó Elliot y Santino asintió con su cabeza respirando de manera irregular por el llanto— Primero tienes que tranquilizarte, sabes que esto te hace mal.
—¿Por qué no podemos estar los tres juntos? —Indagó el pequeño aun llorando.
—Ya hablamos esta situación San, sabes que no se puede.
—¡Sí se puede! Pero ustedes no quieren ¿Por qué papá? Todos mis compañeritos tienen a sus papás juntos y yo no.
—Lo sé hijo, pero a pesar de estar separados con tu mamá te amamos y tratamos de darte lo mejor siempre, y tú lo sabes. A veces no siempre obtenemos lo que queremos. —Pronunció Elliot mientras acariciaba el cabello de Santino, por dentro suplicaba que el niño pudiera tranquilizarse. Lo que menos deseaba era que le diera un ataque de asma en ese momento— Debes hablar con mamá, no tenías que hablarle así. Ella te ama.
—Perdón. —Suspiró agachando su mirada— ¿Puedo volver a llamarla?
—Está bien, pero primero ve a lavarte la cara hijo.
—Bueno.

Una vez que Santino se marchó al baño obedeciendo las ordenes de su papá Elliot suspiró profundamente y decidió enviarle un mensaje de WhatsApp a Olivia, supuso que la conversación con el pequeño la había dejado angustiada y preocupada, por ende, antes de que el niño volviera a hablar con su madre él creyó que lo correcto era llevarle tranquilidad a esa mujer.

"Hola Olivia. En unos minutos Santi te llamará de nuevo, hablamos y todo está bien. Él está más tranquilo. No te preocupes."

"Gracias, Elliot." 

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Gracias por los votos, los comentarios y las lecturas. GRACIAS por estar ahí del otro lado acompañándome. Nuevo capítulo... ¡Espero que les guste!❤

Aprendiendo a amarte|| Bensler - Rollisi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora