Capítulo veintiséis: Perdidos.

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Hay momentos donde uno colapsa y es inevitable frenar. Todo surge de tu interior, no aguantas más y de repente ¡Pum! Estallas. Y es tan difícil encontrar nuevamente el eje, que mientras estas perdido, eres capaz de absolutamente todo para volver a adquirir tu tranquilidad cueste lo que cueste.

Una nueva semana comenzaba y, por ende, los horarios en la comisaría volvían a rotar. Amanda había fichado su tarjeta aproximadamente a las seis de la mañana, y luego de llenar su taza de café se marchó a su escritorio dispuesta a terminar con el trabajo que había dejado pendiente. Desde que todo había estallado y tanto Olivia como Nick se enteraron de su relación con Carisi las cosas habían cambiado, y quizás para mal. Las palabras que entrecruzaban eran muy pocas, y eso le dolía demasiado, porque más allá de la relación laboral que ella había estrechado con ambos el cariño que sentía por los dos era inmenso, y no era justo tener que elegir entre uno y otro ¿Verdad?

Aparte de pensar en eso, su mente se trasladaba automáticamente a Carisi, y a la felicidad que le provocaba estar a su lado, ella había conocido al verdadero hombre, a lo que había detrás de esa fachada de delincuente famoso por su prontuario, al verdadero Sonny. Solo ella había sido la afortunada de ver y descubrir ese secreto que él protegía con alma y vida, y ahora que todo se había ido por la borda se sentía extremadamente perdida y con un gran temor que atravesaba su corazón quitándole poco a poco la respiración y la serenidad. Sabía que debía tomar una decisión crucial que definiría el rumbo de su vida, y no se trataba de elegir entre dos bandos totalmente opuestos, se trataba de algo mucho más importante, que iba más allá de cualquier cosa, su felicidad y su bienestar estaban en riesgo y Amanda debía tomar esa decisión antes de que fuera demasiado tarde y se perdiera realmente y para siempre.

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A la par, Olivia se encontraba recluida en su oficina llena de trabajo y papeles intentando concentrarse en ello, después de la maravillosa noche que había pasado con Elliot. El cruce de miradas que habían tenido con Amanda al llegar a la comisaria había sido demasiado frío y, a decir verdad, doloroso para ambas. Nunca habían creído que su amistad llegaría al borde de la quiebra, que el silencio formaría parte de su relación, y que la palabra traición se hubiera cruzado en sus mentes, hasta hace un tiempo era impensado, pero ahora, que todo había estallado se sentían perdidas, dolidas y principalmente inmersas en un mar de sensaciones indescriptibles.

—Pasa Nick. —Pronunció Olivia al verlo parado en el umbral de la puerta. Él asintió y entrando a la oficina se sentó delante de la castaña— ¿Hiciste lo que pedí?
—Sí, Liv. Ya revisé las calles aledañas a la escena y todo concuerda, así que, ahí te envíe los datos para que puedas incluirlos al informe.
—Gracias, Nick. —Sonrió apenas y suspiró profundamente, a decir verdad, no podía dejar de pensar en Amanda— ¿Pudiste hablar con ella?
—No, no hemos podido charlar después de lo que ocurrió. —Respondió Nick suspirando también— Desde que descubrí lo suyo con ese hombre intenté mantenerme al margen.
—Te juro que no puedo entender lo que pasó por su cabeza Nick y me duele un montón todo lo que está ocurriendo, pero no sé qué hacer, ni siquiera sé que es lo correcto.
—Quizás tendremos que confiar en Amanda, si ella dice que ese hombre no le hará daño y que son felices tendremos que creerle y apoyarla a pesar de todo.

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Mientras tanto, Carisi acariciaba la mejilla de su niña con una ternura inigualable. Abril se encontraba dormida y bastante agotada por el tratamiento, así que él lejos de molestarla se dedicaba a disfrutar de la presencia de su niña en todo momento como acostumbraba hacerlo desde hace tiempo. Luego de la charla con la pediatra su corazón latía con más tranquilidad al saber que ya faltaba menos para el tan deseado alta médica, sólo faltaban algunos estudios más y una última quimioterapia para finalizar con todo y por fin, permitir que Abril volviera a su casa.

Pero, a pesar de eso la lucha que Sonny sentía en su mente era terrible, e incluso sentía como sus fuerzas se iban agotando. Después de la charla con Amanda estaba perdido, e incluso llegaba a pensar que había sido inútil depositar su confianza en esa mujer, fue muy estúpido de no darse cuenta que ella, a pesar de todo, no lo elegiría, sino que se abocaría a sus más íntimos y a su trabajo, eso era su pilar, él no.

Al darse cuenta de eso quiso llorar, y, a decir verdad, le fue muy difícil contener las lágrimas. Había creído que podría tener una vida junto a Amanda, que continuarían juntos pesé a todo, pero todas esas ilusiones parecían desbordarse, y esfumarse con el paso de los minutos.

—Papi. —Susurró Abril abriendo sus ojos poco a poco. Carisi suspiró y refregando sus ojos para que ella no lo viera en ese estado centró sus pupilas en el rostro infantil— Papi...
—Aquí estoy, princesita. —Él sujetó su mano y la niña sonrió apenas— ¿Cómo te sientes?
—Me duele el cuerpo, pero estoy bien.
—Verás que prontito irás mejorando, Abril. Que te irás sintiendo bien poco a poco, la pediatra lo dijo y además... tú eres muy fuerte.
—Lo sé papi. —Pronunció la pequeña acomodándose en la cama mientras se quejaba por los malestares que la atacaban— ¿Tú estás bien?
—Sí hija ¿Por qué lo preguntas?
—Noto que tus ojos están brillosos. ¿Estuviste llorando?
—No hermosa, es que, no pude dormir bien por la noche. —Respondió Sonny intentando escapar de aquellas preguntas. Abril frunció su ceño y sujetó su mano con un poquito más de fuerza— Papá está bien, mi amor.
—Si algo te pasa vas a decírmelo ¿Verdad?
—Sí, claro que sí.
—Te amo papi, te amo mucho.  

Aprendiendo a amarte|| Bensler - Rollisi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora