Capítulo cuarenta y cinco: La felicidad real.

242 17 0
                                    

Pocos días después Olivia volvió nuevamente a la clínica con la intención de retirar los resultados de aquellos análisis y a decir verdad estaba mucho más nerviosa que en aquella primera visita al médico. Nuevamente sentía esa necesidad de que Elliot estuviera a su lado tomando su mano, pero creyó que podía y tenía que hacerlo sola, había mucho que pensar, mucho que procesar a partir de ese resultado.

Completamente ansiosa miró su celular y respondió algunos mensajes sin importancia tratando en todo momento aquellos sentimientos que golpeaban sin cesar su corazón, sabía que, dentro de esos papeles estaría la respuesta a sus malestares y a todas sus preguntas, sabía que en ese resultado su futuro quedaría marcado para siempre.

Perdida en sus pensamientos la castaña pudo ver a una joven enfermera pararse frente a ella y sonreír con un sobre de madera en la mano.

—Buenos días señorita ¿Usted es Olivia Benson? —Preguntó la joven amablemente y Olivia asintió con la cabeza poniéndose de pie estrechando su mano— Acá están los resultados del análisis.
—¡Muchísimas gracias! —Agradeció Olivia con una sonrisa agarrando en sus manos los resultados, la joven sonrió y se marchó por el pasillo.

La ansiedad volvió a tomar su cuerpo una vez que Olivia se quedó sola, así que, sin más se dirigió a su auto rápidamente con toda la intención de abrir el sobre. Aunque volvía a sentir que no podía hacer eso sola necesitaba quitarse todas sus dudas, era consciente que no podía seguir postergando más ese momento y a pesar de estar con esa mezcla de duda y decisión sus manos temblaban y su corazón latía a un ritmo más acelerado que el normal, quizás mucho más que ese día donde se hizo el test de embarazo en el baño de su mejor amiga.

Suspirando profundamente Olivia abrió con cuidado el sobre, y sacó los papeles que allí dentro había. Comenzó a leer con atención y a pesar de no entender absolutamente nada de términos médicos continuó con su tarea hasta que, el tan preciado resultado se posó sobre sus ojos llenándolos de lágrimas, dejándola completamente atónita. Una sonrisa se reflejó en su rostro y sin poder creerlo tapó su boca con la intención de cesar el llanto, pero era imposible.

Frente a sus pupilas encontraba un nuevo sentido a su vida, encontraba el giro que cambiaría todo para siempre, encontraba su mayor deseo e ilusión hecho realidad. Frente a sus ojos encontraba aquel resultado que había esperado durante tanto tiempo, y que ahora, que era suyo, que se había materializado su corazón se colmó de una auténtica alegría.

Sin contener la emoción que desbordaba su cuerpo tomó su celular y marcó el número de Amanda, esperó unos segundos y una vez que oyó la voz de su mejor amiga del otro lado sonrió.

—Hola, Liv. —Pronunció Amanda confundida, se suponía que Olivia debía estar llegando al trabajo y no estar llamándola— ¿Ocurrió algo? ¿Estás bien?
—Positivo —Pronunció Olivia sin poder contener las lágrimas, Amanda del otro lado de la línea sonrió ampliamente.
—No me digas que...
—¡Voy a ser mamá Mandy! Voy a ser mamá.

¡Wow! Cuanto sentido tenía esas palabras, cuanto sentimiento tenía escondido cada letra que componía esa frase, Olivia por fin lo había puesto en palabras con una emoción indescriptible, quería gritarlo a los cuatro vientos, no cabía duda. Su mejor amiga del otro lado dejó caer sus lágrimas contenta por quién consideraba una hermana de la vida.

—¡Al fin! No te das una idea lo feliz que estoy por ti, Liv.
—No lo puedo creer aún. —Comentó Olivia riendo con ternura.
—Me alegro tanto por ti, amiga... ¿Dónde estás? Me tienes preocupada, creí que vendrías a la comisaría.
—Estoy en el estacionamiento de la clínica, debía buscar los resultados, perdón que no te avise. Sentí que debía hacerlo sola.
—Te entiendo completamente, y esta todo bien. —Respondió Amanda suspirando tranquila— ¿Irás a decirle a Elliot?
—Supongo que sí, aunque primero quisiera hablar con Santino. —Dijo Olivia decidida, lo que quería en ese momento era compartir esa hermosa noticia con su hijo.
—Si quieres puedes ir directamente a la casa de Carisi, aquí está todo muy tranquilo. —Propuso Amanda queriendo ayudarla.
—Eso haré, pero antes pasaré por la comisaria a abrazarte muy fuerte. —Aseguró la castaña con una sonrisa que logró contagiar a la rubia.
—Aquí te espero, Liv.

-

Mientras tanto, Sonny terminaba de hablar por teléfono con la clínica de niños y respiró tranquilo, haber conseguido un turno con el pediatra de Abril le daba la tranquilidad de saber que un control a la niña no le venía mal, así que, luego de anotar la fecha se dirigió al living donde los niños jugaban en el suelo riendo sin parar.

—¿Quieres jugar con nosotros papi? —Indagó Abril entusiasmada mirando a su papá, él asintió y se sentó en medio de los niños.
—¿A qué juegan? —Consultó Sonny con una sonrisa mientras tomaba en su mano al muñeco Woody.
—Superhéroes y princesas. —Respondió Santino amablemente entregándole también a Sonny a Buzz. En ese tiempo que compartían los tres le había permitido querer mucho tanto a Carisi como a Abril.
—¿Y cómo es el juego?
—Woody y Buzz deben rescatar a la princesa Blancanieves de los malvados. —Respondió Abril como si estuviera dando una clase, pero Carisi confundido miró a Santino y le susurró al oído.
—Pero... ¿Blancanieves no está con los siete enanitos? —Indagó el mayor provocando la risa en el niño, era claro que allí en ese juego se habían mezclado dos historias, dos películas infantiles.
—Sí, pero Blancanieves es la princesa favorita de Abri.
—¡Ah! Ahora comprendo peque.

Y en medio de risas dejaron volar su imaginación poniéndole voz a sus personajes favoritos, creando historias increíbles donde lo bueno triunfa sobre lo malo y donde siempre, pero siempre hay esperanzas y mucha felicidad si se hacen bien las cosas. 

Aprendiendo a amarte|| Bensler - Rollisi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora