Capítulo treinta y cuatro: La felicidad real.

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¡Holi! Nuevo capítulo un domingo por la mañana. ¡Espero que les guste! Una vez más, GRACIAS SIEMPRE por todo el apoyo, sin duda es un gran mimo que impulsa a seguir. ❤

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—¡Mandy! —Exclamó la niña feliz al ver a la rubia parada en el umbral de la puerta. Abril sin esperar un segundo más la abrazó fuertemente— Te extrañé mucho.
—¡Mi niña linda! También te extrañé mucho, pero ya estoy aquí.
—¿Te quedas con nosotros? Papá está preparando la cena.
—Sí hermosa. —Las dos se alejaron y una vez que cerraron la puerta se adentraron al living para continuar esa charla— ¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes?
—Bien, muy bien. Estoy contenta porque puedo estar con papá el tiempo que yo quiera—Respondió Abril con una tierna sonrisa— ¿Y tú?
—Bien Abri, un poco cansada, pero bien. —Respondió la rubia mientras acariciaba su mano, aquella niña sin duda le generaba una ternura inexplicable.
—Me dijo papá que estuviste ocupada hoy.
—Así es, mi sobrino de corazón cumplió años hoy.
—¿Enserio? —Indagó Abril sorprendida y Amanda asintió con su cabeza como respuesta— ¡Que lindo! ¿Y cuántos años cumplió? Hace mucho no voy a un cumpleaños.
—Seis años cumplió.
—¡Que lindo! A mí me gusta mucho festejar mi cumpleaños.
—¿Cuál es la fecha de tu cumpleaños Abri?
—Veintinueve de abril.
—¡Que lindo! No falta tanto, y eso es bueno.

En medio de esa charla entre ambas Carisi apareció en el living con una sonrisa en su rostro, feliz de recibir la visita de su novia. Acercándose a Amanda besó tiernamente sus labios y se sentó al lado suyo para sumarse a esa conversación, la niña que observaba cada gesto que su padre y Amanda tenían no podía evitar sonreír ante tales muestras de cariño.

—¿Le falta mucho a la comida papi? ¡Tengo hambre! —Pronunció Abril acariciando su pancita y los adultos rieron.
—No hermosa, ya falta menos.
—¡Iupi! —Festejó la niña entusiasmada, si había algo que amaba era la comida que preparaba su papá— Comeremos hamburguesas con papas fritas, Mandy.
—¡Que rico! Ya se me antojo.
—Te extrañé, bonita. —Le dijo Sonny a Amanda mirándola con una sonrisa mientras sujetaba su mano, ella lo miró también sonriendo.
—Y yo a ti, mi amor.

-

En la casa de Olivia, una vez que terminó el cumpleaños Santino se dirigió a su habitación para colocarse el pijama y por supuesto para acomodar los últimos regalos que habían quedado en el living en su lugar, estaba feliz, muy feliz.

Había sido un día lleno de emociones, y mucho amor para el pequeño, que, sin dudas, había disfrutado de cada segundo, y eso colmó de alegría el corazón de sus padres. En el living Elliot y Olivia se encontraban sentados en el sofá esperando a que su pequeño regresará para ver los tres juntos una película, y en esa espera con total intención de aprovechar la oportunidad se besaron con dulzura.

—Fue un gran día hoy. —Pronunció Elliot con una sonrisa, mientras entrelazaba sus dedos con los de Olivia y volvía a darle un beso.
—Me siento contenta de ver cuanto Santi disfrutó su cumpleaños. ¿Has visto la sonrisa de nuestro hijo?
—Sí, no ha dejado de sonreír en todo el día, creo que hicimos las cosas muy bien.
—Todo salió increíble, sin duda. —Respondió Olivia dejando un cálido beso en sus labios, no podía negar cuanto le gustaba que Elliot esté presente en sus vidas.

Uno, dos, tres, cuatro besos más provocaron una sonrisa en ambos y sin dudas encendió en ellos un deseo que debían controlar, los dos se encontraban perdidos en esa nube tan romántica y tan cargada de sentimientos, se sentía bien ser ellos dos, y poder disfrutarse que, no se percataron que Santino los estaba mirando a una corta distancia. En ese momento entre una mezcla de sorpresa y alegría la voz de su hijo logró separarlos.


—¡Se estaban dando un beso! Yo los vi. —Repetía el niño emocionado, bailando de alegría en el medio del living, los dos adultos se miraron y suspiraron. Había llegado el momento de que Santino sea parte también de esa noticia.
—Ven mi amor, vamos a hablar. —Inició Olivia estirando su mano en dirección a su hijo, el niño la sujetó y se sentó entre medio de sus padres.
—Se estaban dando un beso mami, eso significa que ¿Son novios? —Preguntó Santino mirándolos. Elliot acarició su cabeza mirando a la castaña y Olivia acarició los nudillos de la mano infantil.
—Sí, mi amor. Con papá somos novios.

¡Por fin! Ante esa respuesta Santino sintió que no podía pedir más nada el día de su cumpleaños. Había deseado tanto que sus padres estén juntos, que fueran novios y compartieran una relación más profunda, y ahora que todo eso era una realidad se sentía demasiado feliz. En cuestión de segundos, el niño se abalanzó contra su padre y su madre buscando abrazar a ambos y llenar de besos sus mejillas sin dejar de repetir cuánto los amaba.

—¿Hace cuánto están juntos?
—Muy poquito mi amor, menos de un mes. —Respondió Elliot acariciando la espalda infantil— No te lo hemos dicho antes porque estábamos buscando el momento indicado.
—¿Por qué? —Indagó Santino confundido, y esta vez Olivia respondió.
—Porque sí, es una noticia importante para nosotros y queríamos encontrar el momento indicado para hacerlo.
—Está bien, no importa. Estoy muy feliz mami.
—¿Enserio? —Indagó Olivia arqueando su ceja, necesitaba asegurarse que su niño era feliz, era lo único que le importaba.
—Sí, enserio ¿Y saben por qué?
—¿Por qué San? —Pronunció Elliot sintiendo como el niño se acurrucaba en su pecho y buscaba mirarlos a ambos.
—Porque tengo a los mejores papás del mundo.

Si alguna vez pensaron que Santino era un ángel en ese instante lo confirmaron. A través de esas palabras pudieron ver el verdadero valor que el niño tenía sobre ellos, y fue inevitable que sus corazones se llenarán de alegría y de mucha emoción. Su hijo, aquel niño que desde el primer momento les cambió la vida les enseñaba cada día algo nuevo y por supuesto, les regalaba maravillosas sensaciones que eran incomparables. A través de él encontraban un sentido increíble que los impulsaba a seguir y a ser mejores, a través de Santino encontraban una felicidad única, le encontraban una razón a su vida y por supuesto, la presencia del pequeño los llenaba de mucho orgullo.

—Te amamos hijo. —Pronunció Olivia uniéndose a ese abrazo, Elliot besó con cariño la cabeza de Santino y luego dejó un tierno beso en los labios femeninos sin poder dejar de sonreír.  

Aprendiendo a amarte|| Bensler - Rollisi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora