01 | 𝐑𝐄𝐄𝐍𝐂𝐀𝐑𝐍𝐄

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— ¡Maldito infeliz! —oír a su pareja el renegar de mientras le gritaba maldiciones que parecían no tener fin a la pantalla de su celular lo ponía en una situación verdaderamente tensa de irritación

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— ¡Maldito infeliz! —oír a su pareja el renegar de mientras le gritaba maldiciones que parecían no tener fin a la pantalla de su celular lo ponía en una situación verdaderamente tensa de irritación. Necesitaba de paz, de silencio, de la hermosa calma pero su linda novia no cooperaba en nada de ello. ¿Siquiera quería seguir el disfrutando de los lujos que él obtenía gracias a su trabajo?, entonces necesitaba de que ella se callara tan solo unos cuantos segundos.

— ¿A quién tanto maldises? —indaguó.

— ¡A esté infeliz! —alzó el teléfono para que notara a quien tanto maldecía. Se trataba de un dibujo, un hombre con rasgos casi parecidos a los de su hermano. ¿En serio ese corte ridículo fue utilizado en tal dibujo de moda?

— ¿El traje que usa no es de tu gusto? —volvió a preguntar. — ¿O es un modelo de traje que robaron de tu franquicia?

— No, no es eso. —negó. — Hablo de esté tipo, infeliz, un mal nacido, desgraciado...

— ¿Notas que estas maldiciendo a un pixel? —preguntó con sarcasmo.

— ¡Pero esté pixel es demasiado frustrante!, ¡¿En qué cabeza cabe la idea de tener una amante estando ya casado?!, ¡Infiel! —miró nuevamente la imagen para sacarle su dedo medio. Era demasiado infantil teniendo en cuenta que la que gritaba era una mujer de 22 años y, además, diseñadora de moda.

— ¿Podrías maldecir en voz baja, por favor? —continuó tecleando en su computadora. — Ahora mismo estoy muy ocupado.

— Trataré pero no creo poder contenerme si esté infeliz vuelve a hacer alguna idiotez. —

"–– Es demasiado infantil. ––"

Pensó.

Continuó con su deber. El informe debía de estar listo para mañana y, por ahora, todo iba marchando perfectamente.

El trabajo de bancario era demasiado estresante.

Cuentas, libros diarios, recuentos de saldos... El cargo de administrador era de igual sofocador, casi nunca tiene la paz necesario que un ser humano requiere para no, literalmente, enloquecer.

El rington de su celular lo despertó del trance en el que había ingresado.
Dejó de teclear por instantes, atendió la llamada pero continuó trabajando de mientras escribía con la mano derecha y sostenía el celular con la izquierda.

— Habla. —reconoció el número al instante de ver sus dos dígitos de terminación asique supo de quién se trataba. — ¿Es necesario que deba de ir yo mismo hasta allí? —era el doble de estresante que aquellos que debían de cumplir con sus obligaciones no las realizaban o las hacían totalmente mal, sobre todo los recién ingresados al trabajo, eran ineptos que no sabían el manejarse correctamente y no llevaban el rumbo que corresponde. — ¿Harás que me levante de mi escritorio y deje mis deberes todo para ir a arreglar el desastre que hicieron en contabilidad? —a veces su jefe lo exasperaba. — Entonces, ¿Por qué no lo arreglas tú?, confiaste en esos ineptos y obtuviste un mal recuento de ingresos.

❝𝐑𝐄𝐄𝐍𝐂𝐀𝐑𝐍𝐄 ────𝘁𝗵𝗲 𝗱𝗶𝘃𝗼𝗿𝗰𝗲𝗱 𝗲𝗺𝗽𝗿𝗲𝘀𝘀✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora