05 | 𝐑𝐄𝐄𝐍𝐂𝐀𝐑𝐍𝐄

2.2K 299 23
                                    


Los apresurados pasos del príncipe heredero a Occidente eran capaces de ser oídos por todo el pasillo directo a la oficina real; detrás de él venían casi a corriendas dos hombres de los cuales uno de ellos era McKenna.

—¡Alteza real, detenganse! —suplicó el de cabello azulado teniendo que correr un poco más rápido que su compañero para poder lograr alcanzarlo y detenerlo. No habría nada ni tampoco nadie que pudiera detener los pasos del príncipe que cada vez se acercaban más y más a la oficina de su primo.

Cuando llegó a la puerta, ignoró el intento de los guardias por detenerlo y para evitarlos los empujó del camino, tomó el pomo y lo giró al instante abriendo la puerta de manera brusca. El rey, que había estado en una reunión con sus consejeros, miró a la entrada con bastante sorpresa en el rostro.

—¿Príncipe Heinrey? —los tres hombres que estaban por debajo del rey observaron con aún más sorpresa la llegada repentina del joven príncipe, ¿qué clase de comportamiento era esté que estaba mostrando el próximo a la asunción de la corona? era realmente lamentable el saber que en un tiempo tendrían como máxima cabeza del reino y de la iglesia a un hombre como esté—. ¿Qué modo es ese de entrar?, ¿acaso no te das cuenta que ahora mismo estoy en una reunión importante?

—Necesito hablar su majestad de algo urgente. —parecía no importarle el hecho de que ahora mismo la situación no era la adecuada. Cualquiera esperaría que de parte del rey hubiera un llamado de atención, como una represión, y una orden de disculpas hacía ellos por haber interrumpido la charla. Pero resultó que sucedió todo lo contrario.

—¿Dices que es algo urgente? —para desgracia de todos esté hombre no podía establecer los límites correspondientes al príncipe Heinrey. Nadie logra entender muy bien el motivo por el que Bastián es tan blando con él. ¿Quizás se deba a un sentimiento de responsabilidad atribuido por el difunto rey? el cuidado del joven heredero no debería de implicar el malcriarlo de tal manera, cumpliendo todos sus caprichos y haciendo a la vista ciega cuando cometía faltas bastante grandes como está. ¿Cómo podía simplemente ignorar el hecho de que había interrumpido una charla con relación al bienestar del territorio como está?—. Entiendo. Entonces voy a recibir a su alteza real. —comunicó a los consejeros y esto fue una clara señal de abandonar la oficina y esperar afuera hasta que termine.

—¿Pueden creer esto, señores? —el capitán de la guardia del reino, Sir Runebraid, se mostró bastante ofendido.
Como uno de los pocos hombres en haber perdurado aún en servicio y haber servido a tres reinados de Occidente, sus palabras y pensamientos, como también críticas y comentarios, eran verdaderamente tomados en cuenta—. En esto se ha convertido nuestro rey, en alguien que no puede simplemente decirle que "no" a su primo menor.

—¿Qué podría ser más importante que la situación de hambruna que se esta generando en el oeste del reino? —preguntó Lord Justiniano, un hombre perteneciente a la familia de condes que ha servido a los Lazlo por generaciones—. Si seguimos así, el invierno liquidará a media población. Su majestad tiene que ocuparse cuanto antes de está situación.

—Es inútil, lord. —opinó Sir Lankaster, un joven marqués que había asumido su cargo hace poco, pero que había demostrado grandes habilidades a la hora de la toma de decisiones en lo económico—. Sin que su majestad arregle el asunto urgente que tiene al príncipe tan alterado, el oeste del reino tendrá que esperar y rezar.

Dentro de la oficina, Bastián tenía la mirada puesta en su primo.

—¿No vas a decirme que te tiene tan alterado, Heinrey? —preguntó después de que él haya estado en silencio. El príncipe dejó sobre el escritorio el comunicado donde el sello de Oriente se encontraba enmarcado en cera roja—. ¿Qué es esto?

❝𝐑𝐄𝐄𝐍𝐂𝐀𝐑𝐍𝐄 ────𝘁𝗵𝗲 𝗱𝗶𝘃𝗼𝗿𝗰𝗲𝗱 𝗲𝗺𝗽𝗿𝗲𝘀𝘀✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora