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Cuando a Sovieshu le informaron sobre el repentino desmayo de Rashta se apresuró en ir a su habitación temeroso de que algo pudiera sucederle y provocará una confrontación con Occidente. La salud de esa mujer estaba bajo la responsabilidad de Oriente, bajo su responsabilidad de hecho. Si le sucedía algo dentro del palacio todos podrían creer que fue un atentado en contra de ese reino.
──¡Lady Rashta! ──entró al dormitorio empujando las puertas y tomando por sorpresa a todos dentro del lugar. La dama de cabellera albina miró con extrañez al emperador. Un rojo suave se pintó en sus mejillas que la hizo estremecer──. Oí las noticias de que usted se enfermó. Vine tan pronto como pude. ──en serio ¿estaba preocupado por él?, ¿Sovieshu estaba demostrando preocupación por Rashta?, de alguna forma hacía feliz a Heinrey el saber que este hombre se sentía así.
──Mí rey... ──podía oír el latir de su corazón acelerado. En serio se veía tan atractivo así, con su cabello negro desprolijo y su respiración agitada. Parecía haber corrido desde donde fuera que haya estado hasta aquí, y solo por él.
──¿Cómo está Lady Rashta? ──preguntó al médico una vez lo distinguió de entre todos allí.
──Fue un repentino agotamiento. ──comentó mientras el médico del palacio acomodaba sus lentes y mostraba una actitud nerviosa ante el emperador. Sovieshu oía atentamente todo lo que estaba explicando sin siquiera perderse de nada. Posibilitaba a que Heinrey pudiera verle atentamente, grabando esa expresión tan nueva en su rostro hacía él en su memoria──. Lo mejor que podemos hacer por ella es dejarla descansar, majestad. ──explicó──. Nada de tareas agobiantes ni tampoco hacer nada que involucré utilizar mucha fuerza, ¿de acuerdo, mi lady?
──Ah, sí. ──reaccionó después de haber oído su nombramiento. El médico se despidió después de haber recetado un medicamento que ayudaría con mayor rapidez a la mujer. Sovieshu se paró al lado de la cama de la representante y le miró atentamente. Heinrey pensó en qué movimiento haría a continuación y el hecho de que él la haya tomado por los hombros y acostado casi a la fuerza en la cama lo dejó demasiado sorprendido──. ¿Majestad, qué es lo que...?
──Debe descansar. ──dijo con autoridad. Teniendo a Sovieshu de está forma casi encima suyo hizo que todo su cuerpo temblara──. Es una representante importante, una invitada especial en mí palacio. Me encuentro responsabilizado por usted y si algo llegase a pasarle no sabría cómo comunicárselo a su reino.
──¿Usted está preocupado por mí? ──era obvio que sí, pero quería oírlo de sus propios labios. Sovieshu soltó a la dama al percatarse de que había perdurado demasiado tiempo sosteniéndola a la fuerza en la cama. Podrían creer muchas cosas aquellos que lo viesen así, era mejor detenerse y colocarse al lado suyo con normalidad.
──¿Por qué no lo estaría? ──contra preguntó. Heinrey demostró un rubor de mejillas aún más fuerte──. Voy a ordenar que tengan un cuidado más grande con usted ahora, por favor cumpla con todo lo que el médico le dijo.
