¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—¿Cómo es posible que él regresé a Oriente?, ¿Por qué?, ¿Para qué exactamente? Sovieshu no me informó de nada al respecto.— era una de las muy pocas veces en las que la emperatriz parecía estar muy desconcertada con algo. No siempre Navier perdía sus estribos de una manera así, halla la manera de encontrar una razón de las decisiones desconocidas y casi nunca falla en sus especulaciones, pero ahora verdaderamente no halla algo que lograse darle aunque sea una respuesta muy vaga al por qué si esposo permitió el regresó de ese príncipe extranjero.
—Eh intentando sacar más información al respecto, pero esos soldados guardan muy bien los secretos.— Laura estaba muy enfadada. Siempre fue una gran experta en recopilar información de los demás y esta vez fue tan complicado el hacerlo sin alertar a los guardias de su majestad y que la tomasen como una espía. Tuvo que conformarse nada más con oír respecto a la venida del príncipe Heinrey y nada más, los motivos aún eran desconocidos.
Navier también habría esperado que su dama de compañía recopilara más información, más no podía sentirse desagradecida con lo poco que le dió. Ahora sabía que Heinrey volvía, pero desconocía el por qué de su regreso.
—Iré de inmediato a hablar de esto con mi esposo.— su determinación fue apoyada solo por Laura, la condesa se sentía algo nervioso al respecto de todo esto. ¿No se indagaria su majestad al respecto del por qué la emperatriz sabía de la venida del príncipe de Occidente cuando evidentemente era una información muy confidencial de la corona? Estaba claro que el emperador no quería que la soberana se involucrara en estos asuntos con Occidente y los motivos deben de ser serios. El emperador no ocultaría nada a su esposa de ser que fuesen asuntos externos en relación a ella.
—Espere, majestad, espere.— ella prefería intervenir que dejar que todo vaya a un rumbo desafortunado donde lleve a una dispuesta entre ellos dos —No actúe sin antes pesar con cuidado, no es propio de usted.
—¿De qué habla condesa?
—Hablo de que tal vez a su majestad no le agrade el hecho de que usted esté interviniendo en asuntos exteriores a su despacho.— lo dicho confundió a Navier y a Laura —Quizás él tiene motivos para mantenerla fuera de esto.
—¿Motivos?— ¿Qué clase de motivos podrían el ser?, ¿Estaría relacionado con el incidente del cuadro? Desde ese día la seguridad suya había aumentado demasiado —No creo que hayan motivos tan serios para dejarme fuera de asuntos que son muy importantes y que tiene una conexión grande con las relaciones exteriores del imperio.
—Tan solo quiero evitar una discusión entre sus majestades.— la excusa para evitar su paso era conmovedora. Sí. Ahora que piensa con detención, tal vez a su esposo no le agrade que halla investigado asuntos externos a ella, pero no podía dejar de sentirse menospreciada por él. Se supone que eran un equipo. Se supone que en una pareja de casados nunca hay secretos.
—Majestad, ¿Qué piensa hacer?— indagó Laura.
—Quizás la condesa tenga razón.— comentó logrando que la más mayor pudiera respirar con calma —Observaré todo con calma desde una esquina. Cuando llegue el momento indagaré a su majestad.
